El reino,
acuciado por las guerras y por las cargas financieras, emprendió por muchos
lugares de España varias investigaciones que no pretendían sino controlar los
gastos de las ciudades en beneficio de recaudar más fondos para
la Corona, Para
ello enviaba jueces comisionados, generalmente procedentes de
la Corte o corregidores de las
ciudades cercanas a los corregimientos, para que se investigaran todo tipo de
fuentes económicas. Y así, a finales del año 1581, exactamente el día 13 de
octubre se encontraba en la ciudad, y a principios del año 1582, la ciudad de
Alcalá recibió una investigación del doctor Zarco de Morales, comisionado como
juez de cuentas, para revisar todos los movimientos económicos de los bienes
propios, del pósito y visitas de la
ciudad. Pues las cuentas no se habían revisado ni se habían tomado en los anteriores corregimientos. En palabras
del comisionado, este era el estado desastroso que presentaban.:
“en la dicha ciudad no se habían
tomado las cuentas hace dieciocho años y se tenían por los regidores y otras
personas ocupados y usurpados los dichos propios e pan del Pósito, lo que era
causa de padecer mucho trabajo la gente pobre.”

Por las acusaciones del comisionado, se demostraba que Alcalá era una ciudad sin
control administrativo y predominaba , sobre todo, en el poder municipal, representado por sus
regidores que eran los que administraban
la vida de la ciudad. Hasta tal punto llegaba la situación que los mismísimos
regidores habían usurpado ocho mil fanegas del Pósito ,e, incluso, el dinero de
la ciudad lo utilizaban en su propio beneficio. Para salvar la situación de
crisis económica, por aquel tiempo, solicitaron un censo de diez mil ducados.
Es interesante el análisis de todos los documentos relacionados para conseguir
este trámite ante
la Corte,
porque entre las peticiones del cabildo, o del corregidor, encontramos a una
ciudad que producía en todo su término
catorce mil fanegas de trigo, su número de vecinos alcanzaba la cifra de
dos mil quinientos, de los que mil quinientos eran labradores ricos que tenían
mucha labor y cosechas de pan, de tal manera que no se veían obligados a ir al
Pósito. Con sus cosechas proveían al pueblo, incluso, la comarca. El resto de los
vecinos eran pocos para proveerse del Pósito. De ahí que, el mismo, en el a
primero del año 1583, la ciudad , a
través del señor Diego de las Cuevas, elevase una petición al Consejo real, en
los términos siguientes, que vamos a resumir(
):

-Expuso que el juez se había excedido en sus atribuciones, perjudicando a
la ciudad, obligando a que no se dieran salario al preceptor de gramática,
rector del Colegio de Niños, médico, procuradores, sindico de pobres, alcaldes
de zapateros, ni contraste de peso, alcaide del matadero, contador de la
hacienda y de propios, fieles de la carnicería y del peso de la harina,
alarifes de fuentes, calles o caminos ni
capellanes ni se consignaran gastos fundamentales como el toque de la queda
o el sillero- persona que ejercía de portero en las fiestas para el cabildo., ni los de la visita de
términos, ni fiestas de toros- cosa que la ciudad llevaba a cabo para ejercitar
y tener a `punto a los caballeros de la compañía militar de la ciudad-, incluso
se llegaba al extremo que se impedía que se pagasen los gastos de procesiones
como la del Corpus, el amojonamiento de montes, la visita de boticas o veredas,
los cuarteleros del pósito que se encargaban de repartir por los barrios el pan
del pósito ante las necesidades y, lo que le daba más credibilidad a una
ciudad, el pago de los censos contraídos anteriormente.
-Justificaba la ciudad con que tenían licencia especial del rey y que su aplicación
le llevaría a la ruina, aludiendo que el no tenía estas atribuciones para poner
veto a los gastos ordinarios sino solamente revisar y ver los alcances de las cuentas.

En cuanto a la restauración de las torres, murallas y Casa de la
justicia, el cabildo alcalaíno era consciente de su trascendencia, pues, si
perdía su amurallamiento, vendría a continuación la de todos los edificios de
la plaza y la decadencia del mercado y pérdida de mercedes y privilegios
conseguido en pasados reinados. Por eso,
defendió su restauración enviando hasta
la Corte al regidor Juan de
Figueroa que realizó varias gestiones. Entre ellas, se comisionó nada menos que
al capitán general del reino de Granada Arévalo de Suazo, nombrado a propuesta
del Consejo de Guerra., y trajo un maestro mayor ante la insistencia de reparar
el recinto fortificado, por todo lo que significaba y que, en palabras de los regidores(
),
quisieron que se
reedificara, por ser una de las mejores fuerzas que tenía Su Majestad en sus
tierras y que había sido favorecida y estimada por los reyes antecesores y que
no quedarían en el suelo murallas tan antiguas y tan fieles. ..
Las labores se iniciaron con el
allanamiento del Cañuto, para que pudieran hacerse el paso de
la Mota a Santo Domingo en las
procesiones y en una serie de pequeñas reparaciones para, al menos, hacerlo
transitable (
).
Continuaron con las del adarve del Trabuquete, cimientos de torre de
la Imagen, torre del Argamasón
, torre de
la Cárcel
y Casa del Toril.

Así se arreglaron los pasos de las Entrepuertas, se contrataron maestros
para dar soluciones a la torre del Farol, se puso un antepecho en la parte que
daba a la casa de
la Justicia
junto a la torre del Pendón, que estaba en ruinas. En 1581, se puso en marcha
el puente del Castillo de locubín, obra que tuvo grandes conflictos entre el
cabildo y los maestros de obras .En el año 1583, de nuevo
la Corona prorrogó la parte de
penas de Cámara por seis años para que pudieran emplearse en este tipo de obras, que por ahora se habían gastado nada menos que 24.000
ducados en los cimientos de las dos
torres y lienzo (
).También
se pidió un censo por la ciudad de mil ducados para reparar la torre de
la Imagen (
)
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