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viernes, 17 de enero de 2025

DIARIO DEL RTUERO POR LAS ATALAYAS CALATRAVAS DE LA SIERRA SUR

 

 

 

 

 

 

 

 

DIARIO DEL RUTERO DE DÍA DOCE DE ENERO DE 2025

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:

Veinticinco ruteros capuchinos iniciamos  esta ruta en Alcalá la Real, agrupados en coches, con los que nos trasladamos a la Venta o Cortijo de San Antonio a través de la N432, Tras bajar de ellos, desde su explanada, por la JA 4305, nos introdujimos a pie al  Área recreativa Puente Palomillas,. Seguimos por la misma carretera, pasamos el puente del mismo nombre, y, a unos cien metros nos adentramos en un camino forestal que dirigió nuestro andar hacia la torre de la Harina. Fuimos descubriendo una ruta que discurre por una de las sierras más desconocidas de la provincia de Jaén, la sierra Sur de Jaén, entre las localidades de Alcaudete y Sabariego. En esta ruta ascendimos al Cerro de la Harina, estratégico enclave donde se ubica una torre vigía nazarí de la Baja Edad Media que toma el nombre de su cerro.













 

LA CRUZ DE LA HARINA. SU LEYENDA

 



Bajamos unos metros de la torre, hacia el norte, y nos subimos sobre unos escarpes rocosos, donde pudimos apreciar la Cruz de la Harina, cruz de hierro que suele tener flores artificiales junto a ella y cuyo origen se remonta a comienzos del siglo XX cuando un mozo del Pueblo, Juanillo “El Liebro” colocó esta modesta cruz ayudado por una tomiza de esparto con la firme creencia de que podría ahuyentar las tormentas. Años después se convirtió en tradición subir cada año y en el día de La Cruz hasta el Cerro La Harina para comer, bailar y festejar este día, coincidiendo con la romería de La Virgen de La cabeza en Andújar (Jaén).



LA TORRE DE LA HARINA

Esta pista forestal surge a la derecha y asciende hasta el cerro de la Harina. El camino remonta hacia el suroeste por un pinar, dando un par de amplias curvas para ganar altura, hasta llegar al límite de un olivar, donde encontraremos una bifurcación. Continuamos por el ramal de la derecha, que se dirigía e hacia el extremo occidental del cerro de la Harina, ascendiendo por la ladera norte. Al llegar a un collado este carril se acababa, pero la ruta continuaba con un sendero por la otra vertiente, que muestra buenos muros de piedra seca denotando cierta solera, y que se dirige hacia el portillo de la Torre, en
la carretera JA-4305. Abandonamos momentáneamente el sendero para ascender por la cresta de la sierra, ya sin camino, y por el borde del pinar, hasta llegar a su punto más alto donde se erige majestuosa la Torre de la Harina (749 msnm). A esta montaña se le denomina así por ser el trayecto más corto hasta los antiguos molinos de harina que se encontraban a orillas del río San Juan, lo que explica el porte del sendero que llevamos en este tramo 
Por este  amplio camino zigzagueante y entre pinares subimos  hasta alcanzar la linde del pinar y seguir la cresta oeste del Cerro de la Harina, Un claro desnivel define la senda casi desaparecida, pero señalizada con flechas rojas que dirigen a la cumbre, a través  de este  sendero entre monte bajo y cañizales para, siguiendo nuevamente la arista del cerro por el borde del pinar hasta llegar a su punto más alto donde se erige majestuosa la TORRE DE LA HARINA (749 msnm). Es una atalaya musulmana de la Baja Edad Media de cuerpo cilíndrico recto de 4,45 m. de diámetro que ha perdido la mitad Sur. Su máxima altura no alcanza los 5 m. Se conserva la ventana-puerta íntegra en el resto del muro. Declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento (código: 230030012). Durante el reinado de Al-Ándalus servía como torre de defensa y vigilancia, dada su posición estratégica. De este modo, se haya además posicionada en una situación que le permitía comunicarse con señales luminosas o de humo con otras torres cercanas existentes en la zona. Debe su nombre actual a la proximidad de un molino de harina que existía por la zona. La sala superior tenía un diámetro de 2,45 m. a una altura de 4,60 m. y estaba cubierta por una cúpula de la que quedan algunos restos del arranque. Se conserva la ventana-puerta íntegra en el resto del muro. Aparecen los huecos de mechinales muy marcados incluso con restos de madera de los andamios para su construcción

Nos dimos cuenta de que esta torre también es conocida como el Balcón de Sabariego, por las imponentes vistas que sobre la aldea se obtienen desde este punto.

 Tras la visita a la torre y al cerro de la cruz descendimos por la caída hacia las tierras que oteamos de Sabariego,  hasta retomar el SENDERO DE LA HARINA, que serpenteante desciende hasta casi llegar a la carretera JA- 4305 y por entre sendas y  entre camadas de olivos, llegamos a la pista forestal que nos introdujo en el pinar y que nos condujo rápidamente al Puente Palomillas. Inmediatamente nos adentramos de nuevo al equipamiento recreativo del Puente de las Palomillas situado junto a la orilla derecha del río San Juan y rodeado de campos de olivos. Pasamos por entre sus rústicas mesas, dos de ellas para personas con movilidad reducida, barbacoas, fuentes de agua potable y vallado perimetral. Comprobamos que las aguas del río San Juan como el motor y encargado de proporcionar vida a la zona, denominada “paraje del Río San Juan” ocupando un lugar privilegiado en el que se encuentra el Puente Palomillas, y comentamos visitas anteriores donde con otras familias disfrutamos de este lugar de ocio y, deleite de la naturaleza y encuentros de familiares y amigos.

 

 

 

 

 Ansiosos de ventura, nos adentramos por un camino junto a esta área recreativa por donde discurre, mansamente y camuflado en un precioso bosque de ribera, el río San Juan.  Dejamos atrás la Fuente de Palomillas, creada por el antiguo Icona y dotada de varias pilas de piedra dispuestas en forma semicircular, que en esta ocasión estaba seca, Continuamos, tras pasar dos olivares, ascendiendo junto al Río San Juan a un lugar donde contemplamos el río entre ruinas de edificios. Algunos bajaron al río y contemplaron ruinas de los molinos y los restos de los arranques del puente medieval Talegas.


No continuamos por el paraje conocido como Los Charconales; que son una serie de pozas y pequeñas cascadas del río San Juan, que nace a pocos kilómetros de aquí, cuando se encajona en este barranco plagado de signos del aprovechamiento de la fuerza del agua como restos de molinos y acequias de obra. En la actualidad es un lugar de baño durante el periodo estival para, principalmente, los habitantes de la cercana aldea de Sabariego. Ni llegamos hasta el acceso es desde esta aldea a través de un carril de tierra hasta que el encajonamiento del río. El guía Francisco nos lo desaconsejó, porque quienes se han atrevido a sumergirse en las profundidades de la gran charca, a pesar de que han descubierto una pequeña cueva en el interior, se han visto en medio de grandes apuros. Este tramo del río san Juan transcurre por estratos calizos verticalizados del Jurásico.





. Por el mismo camino y senda, volvimos entre olivos, arboleda de ribera y paraje recreativo hasta el cortijo de San Antonio.

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