EL CERRICO VILCHES
75 AÑOS
DE CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
Tras la guerra civil, el
hacinamiento de cadáveres y sepulturas del cementerio de la Mota desbordaba
dicho recinto fortificado y esto dio
lugar a que se emprendiera por el año 1947 la construcción de un nuevo
cementerio en el Cerrico Vílchez. Los últimos cadáveres que se
sepultaron en la Mota fueron los de Miguel Guardia Sánchez y Carmen
Roldán Conde. El número de cadáveres inscritos en el libro de
sepulturas había alcanzado la cifra de 4.101 ( hay que tener en
cuenta que sólo se registraban desde 1875 y, a partir de los últimos
decenios del siglo XIX y primeros del
XX, se abren cementerios en
Charilla, Frailes, Mures, Pedriza, San José de la Rabita, Ermita
Nueva, Santa Ana y Riberas. Otros
lo llamaban Cerrico de los Caballeros, por eso de que se establecían en su
parte los palacios (no de hidalgos, sino en el sentido de viviendas cerradas
dentro de un solar). Dicho cementerio fue realizado por la Dirección de
Regiones Devastadas y fue inaugurado el uno de julio de 1949. Se le llamó de
Nuestra Señora de las Mercedes, y lo consideraban dentro del estilo
arquitectónico racionalista franquista, modélico en sus pabellones, distribución
de patios, iglesia y departamentos de servicios forense, sepultureros y
almacén. Unos meses antes, se hicieron ordenanzas sobre el nuevo
cementerio y comenzaron a trasladarse y venderse mausoleos que ocupan la fila
primera de los cuatro primeros pabellones.. Muchos cadáveres
de nichos, bóvedas y panteones del antiguo cementerio de la
Mota se trasladaron al primer piso de las nuevas galerías de nichos del
nuevo cementerio, produciéndose poco a poco un paulatino abandono del antiguo
camposanto, que cegó prácticamente la entrada del templo de Santa María la
Mayor y convirtió en una terreno tétrico e inhóspito las ruinas de
pabellones, galerías de nichos y tumbas de tierra,
Todo parecía que iba
sobre ruedas, pero. poco a poco, se descubrieron sus fallas constructivas de modo que tuvo que
derrumbarse la iglesia y la techumbre de muchas galerías no aguantó el gran
deterioro de la cimentación y la composición del terreno. Desde los años
ochenta, se afrontaron obras de mantenimiento y de ampliación, se mejoró el
camino de acceso y nuevos servicios como el tanatorio que cambió las costumbres
de los vecinos alcalaínos alojando a los
difuntos y familiares antes de su exhumación y sustituyendo a las moradas de
los allegados. Aún más, de seguro con la supervisión técnica correspondiente
y superando el avance tecnológico ante
las adversidades anteriores, en torno al
cementerio se ha creado una unidad donde se alojó hace tiempo el hospital de
alta resolución, y , en estos últimos años, un vivero municipal de jardinería y, em construcción se
encuentra un tanatorio de excelencia. Parece como si hubiera resucitado el
cerrico de los Caballeros y se vistiera con un nuevo diseño urbanístico. Como
es lógico, no me ofrecen dudas que todos
estos edificios han sido estudiados para ubicarlos en este sitio, y que hay que
prevenir y realizar obras de mantenimiento, pues cualquier fisura sin cerrar
mucho tiempo puede dar un susto imprevisto en todas estas edificaciones y
viales. Son ya 75 años, y, este entorno
hace aparecer goteras, pero lo nefasto sería conocerlas, descubrirlas y no
afrontarlas. Si no, el mismo sitio se va a ver en el Cerrico Vilchez.
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