El calendario festivo no recogía ninguna fiestas en las tablas del cabildo municipal, pero se completaba con el religioso, recogido en las Constituciones
del Abad Moya. Eran las siguientes: El día ocho la Natividad de la Virgen , el veintiuno san
Mateo apóstol y el veintinueve san Miguel.
DÍA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN DE LA MARÍA
Esta festividad se celebraba por muchas cofradías y hermandades: la de Guadalupe en Consolación, la Coronada,...
. Entre las más importantes, se celebraba la de Nuestra Señora de la Aurora.
Nació la
devoción y fiesta de la advocación de la Aurora a principios del siglo XVIII. Por aquel
tiempo se adquirió la imagen, recibió culto en la Iglesia de la Caridad y otras veces en la Veracruz hasta que en
este siglo se trasladó su imagen,
primero, a la Iglesia
de san Juan, y tras la posguerra, a la
iglesia de san Antón. Hay constancia de los rosarios de la Aurora a finales de este
siglo, cuando se confunden los hermanos del Rosario con unos escopeteros que
asaltaban las casas en la madrugada.[1]
En el siglo XIX,
se mantienen todos los elementos típicos de la festividad, tenemos noticias del
funcionamiento de un año a través de la memoria que entregó a alcalde
constitucional del año 1842. La hermandad mantenía la tradición de los
demandantes por el campo, el canto de las salves, y la festividad del día de la Aurora. al frente de la cual había un capellán
que celebraba misa en todos los días festivos y feriados. En este día, se
llevaba a cabo el adorno y la iluminación de la iglesia y de la portada, la
vocación de la fiesta con fuegos artificiales, una misa con sermón y la
procesión; todos los actos eran acompañados
por una capilla de música, que en aquel año era la de Florencio Alba, y por el
estruendo de cohetes. Se distinguía entre la interpretada durante la misa en
forma solemne y la marcial en la iluminación y procesión del rosario de la Aurora en el segundo
domingo de septiembre. Un elemento esencial eran los faroles y, a partir de
agosto, se iniciaban los despertadores con sus cantos, cuya vestimenta era
pagada por la hermandad. Como tradición nunca perdida, se celebraba la fiesta
de la candelaria y las misas de sufragio por los hermanos fallecidos. Caso
típico de todas cofradías alcalaínas llevaban a cabo la demanda por el mes de
agosto recogiendo cereales, y ofreciendo las cuarteleras y faneguueras a los
devotos.
Curiosamente,
esta hermandad tenían un aspecto familiar que se ha mantenido hasta el siglo
XX, aunque se renovó por los años treinta, imitando a los de Priego bajo el
mandato de hermano mayor Francisco Huertes Granda. Los Vegas solían ser sus
hermanos mayores, los depsertadores y los portadores de los faroles, que
desparecieron por los años cincuenta de este siglo, lo mismo que la
hermandad.
[1] AMAR. Acta de
cabildo del veinticinco de enero de 1783. En ella se comenta que una noche se
mezclaron los contrabandistas y escopeteros con los hermanos de la Aurora "que iban al
Rosario".
DÍA DE SAN MATEO APÓSTOL
Con el paso del tiempo, se recristianizó la feria y se colocó como día fundamental el Día de San Mateo. Muy avanzado el siglo XIX. Pues siglos antes, otro era el tipo de celebración. Sirva como ejemplo esta fiesta extraordinaria de 1732 con motivo de la Toma de Orán. Además de la
fiesta religiosa( rogativa, novenario, orador que mueva el corazón, misa
y procesión general con asistencia de los dos cabildos), se encendieron las luminarias tres noches, se
repicaron las campanas y se anunciaron las fiestas con cohetes. Coincidiendo
con el día de Santiago, se representó una mojiganga:
por todos los
gremios una mojiganga pública , en que se ejecute dicho día por la tarde a
competencia unos de otros con varios disfraces e ideas manifestando en ello la
suma alegría y complacencia, que tenían de favorable noticia, finalizándose con
juegos de mano, castillo, luminarias públicas y repique general de campanas,
concurriendo con esto estar todas las calles con teones y luminarias.
Se hicieron dos tardes de
corridas en la feria de septiembre con doce toros en la calle Real, donde se
levantaba un andamio para colocar las autoridades y la casa de don Fausto de
Moya se alquilaba para las fiestas.
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