Siempre me preguntaba en mi época
de estudiante el porqué se les denominaban "piratas"a los taxistas que , a lo largo de todo el año, acudían
a Granada en un servicio semirregular. Traía a colación miles de preguntas,
repreguntas y sus correspuestas, respuestas y contrarrespuestas retóricas. Unas veces, lo relacionaba con el
servicio público y creía que le achacaban la competencia al servicio de línea,
la famosa GRAELS ( ahora la empresa
ALSA). No lo llegaba a comprender, ya que cerca de sus parachoques, aparecía el
anagrama SP ( Servicio Público). No entraba en mi sesera que le hacían el apaño
a muchos vecinos alcalaínos trasladándolos a la capital de la Alhambra para visitar o
cuidar de un familiar enfermo; transmitían recados al más pintado de la ciudad
de la Mota ,
cumplían con engorrosos encargos de las tiendas o de los comerciantes alcalaínos, y,
sobre todo, redondeaban el horario para esperar a los numerosísimos estudiantes
que nos trasladábamos a estudiar en la Uníversidad. Eran
la tabla de salvación de muchas personas, cuadraban y completaban sus coches
para favorecer el retorno sin espera, se adaptaban a miles de incomodidades, te buscaban la
solución más inesperada hasta entrada la noche, cuando se quedaba vacía la placeta
de la Trinidad ,
por aquellos tiempos, como estación de los piratas. En modo alguno , tenía
sentido peyorativo para los usuarios aquella denominación de pirata, porque
eran hombres de carne y hueso, serviciales, afectuosos, la voz de los acontecimientos de Alcalá en los constantes
itinerarios semanales y auténticos
auxiliares de servicios sociales.
Los relacioné con los cosarios
que se remontaban al servicio de postas y caballerías, que se encargaban del
traslado de viajeros y mandaderos.
de hacer las compras de los artículos que no existían en las tiendas alcalaínas de las plazas de
Quedaron para la historia el recuerdo Luís Muñoz junto con sus hijos
Rafael y Marcel, Antonio El Curica; algunos ya jubilados como Pedro Marchal. Paco Aguilera,
los Enrique, El pájaro....Dentro de esta cooperativa de amistad y
trabajo, sin organización burocrática,. pero expendedora de servicios, nos dio el último adiós esa persona
rechoncha, de rostro con amplios mofletes y pálidos carrillos, pelo abundante cubriendo su sesera, ojos dicharacheros. Un
físico que respondía a una alma inquieta, buscavidas, servicial como las Marías, graciosos como
ninguno, derrochador de expandir alegrías a los demás. Nos referimos a
Francisco González López, casado con
Amalia Hinojos Fernández, un matrimonio ideal, sin hijos. Pero siempre con la sonrisa en sus
labios, porque la receptividad entre ambos era completa. Paco era una fuente
diaria de producir chascarrillos y provocar carcajadas a todos los de su
derredor, y cómo a no a su Amalia.
Siempre, regían en su mente esas ingeniosas salidas para paliar el agujero negro o valle de lágrimas que a veces nos
hace convertir el mundo en un callejón
sin salida. Me parecía que tenía el alma cándida de un niño grande.
Es
verdad que el matrimonio fue, en cierto tiempo, una pareja servicial de una conocida familia
alcaláina, pero el motor siempre le llamó, para ganarse el pan con el sudor de
su frente, la atención a Paco, desde que conducía aquel camión de uso agrícola.
Aquel camión, del que le escuché una anécdota curiosa de reivindicación social fingiéndose
en la peligrosidad que corrían en lo
alto de un puente para conseguir una mejora salarial con el patrón incluido .
Fueron muchos momentos de su vida
los que aportan a la historia vecinal los diversos cambios en
la cotidianidad. También muchas personas se acuerdan cuando acudía a Ceuta y se traía para
vender las prendas de los ajuares de los novios o los primeros electrodomésticos, casettes,
transistores en aquella Alcalá de los seitllas y de los últimos años del desarrollismo franquista Otros no olvidad su
primer coche americano de servicio público que causó el gran impacto en sus
usuarios y en la población alcaláina....Y
nadie pasa por alto ese afán por la lectura
que le hacía consumir las novelas de serie y de formato de mano, tan
frecuentadas y leídas por los hombres de aquellos tiempos. No faltaba una
novela de Marcial la Fuente Estefanía
o de El Coyote, ni desconocía librería granadina donde podía intercambiar un
número recién editado. Esa afán por la lectura le convirtió en un ser abierto a
los nuevos tiempos, por los que siempre apostó, ya que tenía unos pilares muy
sólidos por la familia de los famosos artesanos González, y por la parte de su esposa Amalia, los Hinojosa. Con ellos
compartía las fiestas tradicionales, las vivencias y la compañía de sus años de
jubilación. Te llegó el momento de ponerte al pairo.
Un término náutico que te aplicaron tus vecinos con el apodo El pairo,
porque siempre supiste bracear las gavias y demás vergas superiores por barlovento de manera que
bebieran viento por la proa de la
vida y sortear tu destino con el arriar
las escotas mayores colocando
progresivamente la caña del timón a sotavento. Es decir, con tu gracia natural
ahora te recoge el destino eterno, descanse en paz.
Gracias por escribir tan bonito de mi tito Paco, siempre nos alegró la vida a sus sobrinos y para mi padre ha sido
ResponderEliminarcomo perder un hijo.