No decayó la influencia del
poder granadino, pues éstos seguirán ejerciendo su influencia, aunque en este
caso más profesional que política, a través de la segunda jurisdicción nacional
como eran los alcaldes mayores, en su mayoría, miembros de la Real Chancillería
de Granada y formados en la universidad granadina. También se denota que en
momentos de mayores dificultades se envíen a personas ligadas con
personalidades influyentes en la
mencionada Chancillería- cosa que se repite en el corregimiento
jiennense, como el nombramiento de don Gregorio de Chaves y Mendoza, oidor de
la Audiencia de Granada jes, en 1647.
Sin embargo, en tiempos de los Borbones, se
invierte la línea de precedencia de los corregidores mediante un control más
directo de personas, nombradas por la Corona y en clara sintonía con el nuevo
centralismo nacional. Es la época, en la que muchos de ellos son elegidos entre los escalafones más inferiores
de las escalas cortesanas, aunque abundan los procedentes de Andalucía
Occidental, ligados con las ciudades de Sevilla y Jerez. Tan sólo, un sólo
corregidor se encuentra ligado con la capital jiennense José Medina y Rincón.
juraderías, opciones en alcaldes de barrio, alcaide de las Santa Hermandad,
familiares del Santo Oficio, es frecuente que inicien su corregimiento en Jaén
o Alcalá para alcanzar el cenit de su escalafón en la sede del corregimiento
granadino. Es el caso del conde de Torrepalma, que gobierna el corregimiento
jiennense en los años ochenta del siglo
XVII para administrar el
alcalaíno en los primeros años del siglo XVIII y, en el 1707, trasladarse a
Granada. A veces, el camino era el inverso, iniciándose en la ciudad de la Mota
y posteriormente en la jiennense, con lo que favorecía unas mejores relaciones
en el conflicto de jurisdicciones antes mencionadas.
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