
Tuvo en Loja como alcalde mayor
al licenciado Juan Rodríguez y en el año 1526 al bachiller Bartolomé
Villanueva. En Alcalá también fue su teniente corregidor el bachiller Juan
Alonso de Toledo.[1]
En Alcalá se encontraba a principios de
octubre del año 1525 y llegó a Loja el 20 de noviembre del mismo año.
Habiendo
celebrado su bodas el emperador con Isabel de Portugal en Sevilla, continuó su
viaje hasta la ciudad de Granada. La familia imperial llevó a cabo un
itinerario desde Sevilla a Granada a través de Ecija, Córdoba y Alcalá la Real. El día cinco de
junio se encontraba en Santa Fé que le
sirvió de un última parada hasta instalarse finalmente en Granada. En Loja,
donde se esperaba su llegada, por la
mala situación de sus caminos y calzadas se evadió el paso de la caravana
imperial. Sin embargo, Carlos I pasó y estuvo
en Alcalá el día 28 de de mayo de
1526, donde juró los fueros de la ciudad. Hay varios documentos referentes a
este acto[2]. Uno de ellos,ante el
escribano del cabildo, Antonio Blázquez nos lo relata con estas palabras:
En
la noble y muy leal ciudad de Alcalá la
Real , llave y guarda y defendimiento de los reynos de
Castilla, lunes veinte y seis de mayo
del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil quinientos veinte e seis
años, este día entrando a esta ciudad la Sacra Cesárea
Católica Magestad el muy alto Católico e muy poderoso, rey don Carlos Nuestro
señor, y estando en el arco de la puerta de la Mota de esta ciudad junto a la Plaza Pública de
ella, a suplicación de esta ciudad , Su
Magestad en presencia de mí, Antonio Blázquez, escribano del cabildo y de
número de esta dicha ciudad e testigos susoescritos, dixo que confirmava e
confirmó los privilegios e libertades de esta dicha ciudad y puso la mano
encima de un libro misal y de una cruz de plata, que para esto fue trayda e
dixo que juraba e juró de guardar los dichos privilegios y libertades de esta
dicha ciudad si es segund que los Reyes Católicos, sus antecesores, los
guardaron e muy mejor a en su tiempo. E la Justicia e regimiento de esta dicha ciudad, que presentes
estuvieron lo pidieron por testimono ansi al dicho escribano, estando presentes
por testigo el alcaide Joan de Aranda, alcaíde de montefrío yel alcaide Johan
de Valençuela de esta ciudad y el licenciado Pero Ordóñez, provisor de esta dicha ciudad y
otras personas vecinas de ella, y los dichos testigos firmaron de sus nombres
por testigos. El licenciado Pedro Ordóñez de Ortiz. Juan de ValençuelaJuan de
Aranda. Ante mí Antonio Blázquez, escribano del cabildo y número”.
Pernoctó, según cuenta
Guardia Castellanos refiriéndose a fuentes documentales anteriores, en la Torre de Homenaje de la
fortaleza de la Mota
y allí tremoló durante varios días el morado pendón real. Prueba del testimonio
del acto del juramento fue la elaboración de un escudo imperial que en el
interior de la bóveda del arco de las Entrepuertas se conservaba un escudo
imperial hasta los primeros años del siglo XX y puede coincidir con el mismo
que actualmente se halla en la puerta de la Imagen.
En su tiempo
se llevó a cabo un importante repartimiento de diez mil fanegas de tierra de
labor, procedente de dehesas y montes que se distribuyeron entre los vecinos
por una cédula del rey Carlos I de España. También se recibió una nueva merced
de mil fanegas para tierras de trigo que afectó a los cortijos de propios,
probablemente el del Sapillo, Allozarejo y
Puerto locubín.
Se reformó la
ordenanza sobre la invasión del ganado en los terrenos de viñas, de trigo y
huertas, debido a la poca imposición que recaía sobre los infractores y Se
mantuvo también para la conservación de los montes. Pasó la pena de veinte
maravedís a cuarenta de pena de noche a cualquier res vacuna, yegua o caballo,
y de 10 a
20 de día, para reses menores (valía la
fanega de trigo un real antes y medio el de cebada) y los puercos se
condenaba a ocho de noche y cuatro de día. La ordenanza apoyó y creó la figura
del mensajero de las penas que se encargaba de guardar los campos de panes,
huertas, y viñas y heredades, que hasta ahora no era objeto de confianza y daba
lugar al fraude de los invasores de ganado. Al mismo tiempo , se restringieron
las apelaciones que evadían ante entonces las penas con una nueva ordenanza que
daba lugar a la fianza de las penas antes de la resolución del juicio.
Reguló,al
principio de su corregimiento (13-10-25) el precio de los animales de caza,
estableciéndolos de la siguiente manera:
Animales
|
Casa
|
Plaza
|
Par de perdices
|
30 mrs.
|
Un real
|
Conejo viejo
|
6 mrs.
|
12 maravedís
|
Conejo Nuevo
|
8 mrs.
|
10 mrs.
|
Gaszapones
|
Según veedor
|
|
Melladones
|
Según veedor
|
Tmbién
lo hizo con las artes de caza impidiendo traer a la ciudad alambres para lazos
(1526)y con el precio del
Desde
|
4 mrs
|
|
Desde
|
3mrs
|
|
Desde F. Nueva-Arrabales
-Extraarrabales
|
||
Fuente del Arrabal Viejo
-Hasta Mota
-Arrabal
-Extrarradio
|
3 mrs
2 mrs.
|
|
agua por los aguadores, de acuerdo con el
siguiente cuadro:
Unos
meses después (26-12-1525) protegió las eras, impidiendo la entrada de cerdos y
obligando a pagar las penas a los propietarios de ellas e imponiendo el deber
de volver a adobar el suelo.
En
el año 1526, protegió a los vecinos con una ordenanza que impedía que se
comprara por los regatones ganados a los forasteros para posteriormente
revenderlo en la plaza a precios elevados a los cortadores de carnes. Usó el
recurso de imponer penas a favor de las obras públicas de la ciudad. También
reformó la ordenanza de los montes, protegiéndolas para que no secortasen ni
talasen los chaparros (12-10).
Pero
su labor más importante se basó en la ordenanza de las carnicerías del 12 de
octubre de ete año, porque veló por la salud e higiene de todos los vecinos,
estableciendo un horario adecuado de
matanza de animales y de venta de la carne. Para lo primero fijó el día anterior,
y para lo segundo, estableció la mañana para que los vecinos del campo pudieran
trasladarse a su trabajo. Restringió el acotamiento de las reses, cuidó de las
condiciones de salubridad y limpieza del matadero, y de sus inmediaciones,
impidiendo el acumulamiento de desechos en las cercanías y obligando a verterlo
fuera del adarvejo. Distinguió los tipos de carnes de animales y las menuidas aportadas por los
vecinos en aguaderos, serones, vasos y vasijas para que no se mezclaran, lo
mismo que prohibió el hinchazón de la carne con el desollado, utilizando el
caño del matadero.
Los
caballeros, gente hacendada y campesinos ricos, comenzaron a tener algunos
esclavos y esclavas en sus casas y en los cortijos. Ante la miseria que les
invadía no era extraño que hurtaran bienes y los vendieran en posadas y
tabernas durante la noche, en el año 1527 debió ser una situación alarmante que
el corregidor y el cabildo tuvo que reprimirla y castigar a los encubridores.
Por eso se expidió una ordenanza que impedía contratar ni ahijar ni dar de comer a los esclavos ni
tener ningún trato con ellos.(25.1.27)
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