Hace
unos años, acudió una periodista de la revista RS  a Alcalá la Real   y
llevó a cabo una conferencia sobre un grupo de pobreza que a muchos provocaba
una sonrisa de Gioconda; pues  recogía
el  desgarro del grupo juvenil con un
sentido peyorativo.  Y hoy, es una
realidad tangible y lacerante. Ocupan la letra n  del alfabeto, lo constituyen  el 18 % de los jóvenes que “ni estudian ni
trabajan”. Se conocen por la conjunción de abreviaturas  como “ninis”. No sólo este grupo de  jóvenes son víctimas de la pobreza, sino
también de su pasado escolar, ya que  su fracaso incidió notablemente en ellos abandonando los estudios de forma
prematura. Hay que rasgarse las vestiduras, porque los jóvenes españoles
abandonan las aulas escolares   dos veces
más y antes  que los de Europa  de modo que son carne de cañón  para demandar trabajos precarios, se
encuentran sin cualificación suficiente ante las nuevas formas del sistema
productivo   y se quedan   sin una remuneración básica para emprender
una vida futura, no digamos para constituir una familia. Creemos que este
grupo  no es una creación de las familias de
las grandes capitales,y, en cualquier rincón del mundo  incluso rural, se encuentra un nini, lo mismo
puede ser  hijo de padres con estudios
como sin estudios, agravándose en una mayor proporción  el número y la  vulnerabilidad de las familias sin estudios
básicos y en riesgos de exclusión social. Y, celebrando el centenario de la
muerte de Cervantes, viene a cuento esta cita: Dos linajes sólo hay en el
mundo , como decía  una abuela mía, que
son el tener  y el no tener , aunque ella
al de tener se atenía”.  Y no es de
extrañar que estos jóvenes sufran ese sentimiento de impotencia de verse entre
dos fuegos cruzados: el de  la actividad
y  disposición de recursos de sus
padres;  y, por otro lado, sus  manos vacías 
y los nubarrones oscuros de no ver el sol salir por Antequera.  
  Ni
la  letra n es exclusiva de ellos, ni
está  reservada  para un grupo, constantemente la sociedad se
ve acosada por el adjetivo y el sustantivo 
del campo léxico de lo nuevo, la novedad. No es raro que continuamente
se propongan salidas y alternativas para salir de este agujero negro. Abundan
los programas de inserción laboral de la juventud, Se proponen nuevas formas de
formación profesional, corre un nuevo término que trata de adaptarse a este
grupo, lo que se denomina la  formación
dual. No es sino  la formación no
reglada, que se remonta a los primeros siglos de la historia y continuaba con
la educación gremial y de los oficios de la Edad Media , Moderna y
Renacentista. La enseñanza que, al mismo tiempo que forma a un joven por una
persona experimentada y conocimientos, 
le hace practicar el oficio  y
avanzar en los peldaños de su aprendizaje hasta alcanzar el grado de oficial o
maestro. No son sino aquellos 
personajes  laborales  y tradicionales del maestro y el aprendiz,
que recogieron  con gran acierto las
escuelas taller y las casas de oficios o los 
PCPI. Otra sopa de letras, que no son sino los programas de
cualificación profesional inicial. Mucho nombre abstracto, para simple mentar a
un  chaval que  aprende un oficio. Tan sencillo y tan  básico, y tan necesario, porque , según un
informe de la central ugetista, titulada Sobre los ninis en Cataluña, “la baja
cualificación formativa es el auténtico 
del mercado laboral actual, y destaca que el gobierno no ha actuado para
erradicar esta problemática, son que a lo que sería  ha suprimido escuelas taller y casas de
oficios , y no ha potenciado  los PCPI,
dirigidos a los jóvenes con un nivel básico de estudios para conseguir un mejor
equilibrio  entre la oferta  y la demanda del mercado laboral y la
planificación de la formación profesional”.
            Y
siguiendo con la letra m, ni qué decir que esta crisis maldita empeoró las
condiciones físicas de muchas personas y aumentó el número de las enfermedades
mentales. Pues , como decía un célebre escrito el problema de la pobreza es que
te ocupa todo el tiempo. De ahí que no es un signo de alarma sino una cruda
realidad, como dice Teresa Crespo: “ últimamente se constata que la salud ha provocado
el empeoramiento  de la ciudadanía. (…)
dándose una mayor presencia de depresiones o de otros desequilibrios
psicológicos y un mayor número de ingresos 
hospitalarios” . No podemos 
acabar con aquel dicho “al mal tiempo, buena cara”, porque  tener cara de circunstancias es fruto de  la 
mayor injusticia que denunció Quevedo “El rico come, el pobre se
alimenta”. Pero, ya se ha insinuado el tercer capítulo la letra “r”. Riqueza y
renta. El tercer capítulo.
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