“Con estas
mimbres, se dice “se puede  hacer estos
canastos”. Con hombres de cultura, pues, 
se forjaron  hombres de bien. Y  Charilla ha sido tierra de personas
entregadas al servicio de los demás. Si nos remontamos a los orígenes de la
aldea, podemos recordar algunos ministros de justicia, los  que administraban  la justicia 
y gestionaban todos los asuntos públicos que emanaban de la vida municipal,
ellos fueron  los predecesores de los
actuales alcaldes pedáneos. Todo, a cambio de nada; en aquellos tiempos con su
jaca  o sus pies para recorrer cortijos y
comunicar a los vecinos lo que le pedían las autoridades, el llamamiento al
ejército, las contribuciones a la hacienda…tan sólo, a algunos afortunados el
reparto de alguna tierra comunal que el cabildo le concedía en forma de censo.
Estos, junto
con los capellanes  de las aldeas, fueron
los primeros altruistas de Charilla. Pero, en estos tiempos, tan solo quedaron
viviendo en ella y al frente de vuestras inquietudes los alcaldes pedáneos. Se les
debe dedicar un canto especial a todos ellos y un reconocimiento oficial a cada
uno de los que os representaron a lo largo de vuestra historia, porque ellos
han sido los intermediarios de las demandas ante las autoridades superiores, se
convirtieron en los catalizadores de muchas empresas que son realidad entre
vosotros, se dejaron la piel en ser defensores de vuestras
reivindicaciones:  en silencio, sin ser
recompensados y sufriendo muchas veces el desdén y la ingratitud;  ellos fueron, en vuestra intrahistoria, los
organizadores de miles de  actividades y
actos de  iniciativas plasmadas y
empresas concluidas; ejercieron  el buen
oficio de ser  los hombres buenos en los
difíciles conflictos vecinales, los enfermeros accidentales en momentos
carentes de servicios médicos o sanitarios, los mancebos de boticas, los
cosarios de  traeros productos y
mercancías,  los fedatarios  y notarios de conciertos en los tratos e,
incluso, en los testamentos verbales; los 
jefes de obras sin recibir paga alguna…. Podía escribirse un libro de la
biografía de cada uno de ellos. Podía recordarse  miles de anécdotas  de 
su  entrega a la comunidad,  aquel que introdujo una novedad en la fiesta:
la caseta, el certamen de juegos de mesa, la bandera… de ahí que un recuerdo
especial al trío de los  pacos que regentaron
estos cuarenta años la  alcaldía pedánea:
Francisco Galán, Paco Barrios, Francisco García, el actual.
Y junto a los
alcaldes pedáneos, Charilla siempre dio personas que sirvieron a la comunidad
en el ayuntamiento alcalaíno, Hago mi reconocimiento por concejales como los
Sánchez González de tiempos pasados, o más recientes como   José López, Julián Cortés Esteo,  o  Luís
Gallego o Custodio Pablo López . Dieron 
las horas de su vida en defensas de los intereses colectivos, y siempre
aportaron la nota del saber charillero, prudencia y laboriosidad. 
Y, hasta
Charilla, llegó a tener un diputado nacional por Barcelona, Francisco Parras
Collado, que nunca se olvidó de sus orígenes, siempre venía a visitar su tierra
y, en Barcelona, era un claro testimonio del charillero que defendió a los
hombres sencillos, creando cooperativas de trabajadores, o en el parlamento
proponiendo leyes, o,  representando los
s intereses del pueblo  a las autoridades
catalanas  siempre que se referían a los
emigrantes  andaluces.. 
Y, a todos
aquellos, que forman asociaciones, cooperativas, sociedades, o cualquier tipo
de agrupación, y entregan horas y horas, para colaborar en el progreso de los
demás, en la asistencia de los más desvalidos 
o, simplemente,  en  cubrir el ocio de la vecindad. Como ese grupo
de teatro o el del baile que tanto impacto tuvo en los años anteriores y  renació con fuerza y dedicación en los presentes días.
CHARILLA, EN
LA RUTA DEL CALIFATO
Pero Charilla
siempre miró hacia el horizonte. Ya  jugó
un  papel fundamental en las rutas
comerciales y  de comunicación viaria,
porque  fue  lugar de paso en  tierra de fronteras, (primero en la época
romana, luego en el mundo visigodo, más tarde del mundo califal,
principalmente, por donde se adentraban las huestes castellanas a las tierras
nazaritas o, a la inversa, las tropas de 
los musulmanes realizaban correrías a la capital del Santo Reino). Por
su tierra, pasaron  los antiguos caminos
viejos del Castillo y de Jaén, los 
caminos frecuentados por los monfíes y los caballeros de la sierras, los
caminos de los arrieros que acudían a los ventisqueros de la sierra de
Valdepeñas. 
Hoy es un hito
fundamental de la ruta del Califato, ruta esencial que une esas dos bellas
ciudades andaluzas: Granada y Córdoba. Ruta que nos quiere marcar la senda de
un progreso asentado en  la  historia, pero  fundamentado en el esfuerzo de  los pueblos. 
Este es un
nuevo reto  de Charilla: el campo ya lo
tenéis, en  recursos humanos no hay
parangón; y las administraciones están de vuestra parte y os ha proporcionado
muchos servicios. Ahora  corresponde
a   no ser conformistas, sino dar un paso
hacia delante en emprender  nuevas
iniciativas. 
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