INICIA Y MANLIO EN EL DÍA DE LA PAZ
SI QUIERES LA
PAZ ……..
CON MOTIVO DEL DÍA DE LA PAZ
Y NO VIOLENCIA
Y en apoyo y
colaboración con Escuela-Espacio de Paz, del E. S. Alfonso XI de Alcalá la Real.
El padre le decía a
Inicia que vivía en una provincia
romana altamente pacificada desde sus
primeros años de la romanización. La
Bética ofrecía, en tiempos de
Plinio, algo mayor que su hija, 175 ciudades declaradas ( pero no todas,
porque deberían existir pequeños poblados, vici o aldeas, y villae rustica
numerosas). Entonces, la niña le cortó la exposición a su padre y le dijo:
-Esto, ¿qué
tiene que ver con la paz?
-Pues, muy
sencillo, porque, según el tipo de forma política por el que estaban organizadas, se denotaba
el carácter pacífico de cada ciudad. Pues unas, al principio, habían sido sometidas con las armas y no conservaban sus instituciones o costumbre;
otras, la mayoría de la Bética ,
se habían romanizado por medio de la negociación y el pacto y conservaban
muchos aspectos organizativos como sus instituciones y su religión; y pocas,
pocas, eran puramente romanas, colonias fundadas por los mismos conquistadores.
-Por eso,
pater, Corduba se llama Colonia Patricia; Martos municipio Tuccitanum.
-Por eso,
por eso; pero hay no se queda la
división de ciudades de la
Bética , sino que se dividían y, según el escritor
Plinio, había nueve colonias, 19
municipios de derecho romano , 27
municipios de derecho latino, seis libres, 3 federadas y 120
estipendiarias.
-Claro,
hija, no siempre se utilizó nuestro principio militar si vis pacem, para
bellum, si no que muchos romanos decían si vis pacem, estipendia pende y
libertas oppido erit.
-Pater,
entonces, una colonia y un municipio de
derecho romano eran….
-Puella,
ciudades que disfrutaban de los mismos derechos que los ciudadanos de Roma…
-Bien,
pater, y, ¿ las de derecho latino?.
-Puella, te
puedo decir que vienen a disfrutar casi los mismos derechos de los romanos. Mas,
la mayoría, como te he dicho , eran oppida conquistadas pacíficamente y
controladas por medio de un pacto o acuerdo entre nuestros antepasados romanos
y nuestros vecinos indígenas.
-Ah, sí,
las llamadas foederatae ( cuyo étimo es la palabra foedus , pacto) y stipendiariae ( stipendium, impuesto, paga
al conquistador)
-Certe,
correcto, estas eran organizaciones urbanas indígenas que se regían por sus
propias instituciones e., incluso, celebraban asambleas, tenían el senado o
curias y diponían de magistrados.
-Claro que
sí, pater, ya lo comprendo, pero han dado paso a los duoviri, y en algunas cercanas, los
Severi. También, veo, que los más importantes, el ordo de los decuriones se reúnen
muchas veces en la curia.
-Poca
diferencia, filia, entre muchas ciudades, hoy día porque Vespasiano concedió el
derecho latino a todas las ciudades libres que no lo tenían. Además, poca
diferencia existía entre federadas y estipendiarias, un acuerdo económico de
pago pagar tributo y un pacto
para mantener una pequeña guarnición dentro de su ciudad, ambos variaban
de unas ciudades a otras.
-Bueno,
pero hablábamos de la pax, y yo solo recuerdo lo que me contabas sobre la
Pax Augusta , una paz que nos había traído
el emperador Augusto, que fue cantada por muchos poetas, entre ellos Horacio,
Tíbulo, y , sobre todo, Virgilio.
-También,
historiadores como Tito Livio en su Ab Urbe Condita.
-Claro que
sí, llamemos a toda las familia y
leamos un poema de paz entre todos:
-Eso,
padre, pero una paz que se aparte de la guerra, no quiere una paz con las armas
en la mano. Para mí, pater, transformaría esta frase, si vis pacem, desarrolla
el diálogo y la amabilidad, busca el consenso
y actúa con cordialidad, justicia y solidaridad,
-Y, no
olvides, ser justo con los de tu alrededor.
-No te
enrolles, pater, enséñame el poema dialogado que me has prometido.
-Sí, etiam,
el de la Bucólica y Égloga que
cantan los pastores en medio de la
Arcadia feliz, donde reina el contacto con la naturaleza.
-Leamos la
cuarta. La Égloga 4ª que tiene
una extensión de 63 versos. Pues, esta égloga escapa del concepto bucólico. La única
referencia pastoril está al comienzo, donde el poeta invoca a las musas
sicilianas y les pide que eleven su tono para que sus paisajes sean dignos de
un cónsul, es decir, de Polión, al que se dirige el poema. Esta invocación
ocupa los tres primeros versos: ya no habrá nada más que vincule la obra al
género pastoril.
La égloga celebra el nacimiento de un niño, que no se identifica directamente, al que había de acompañar el regreso dela Edad de Oro propia del reino de Saturno, que
había profetizado la Sibila
de Cumas. Regresará con ella Astrea, diosa de la justicia, que en edades menos
favorables había ascendido al cielo y ocupado un lugar entre las constelaciones.
El hombre recogerá sin esfuerzo los frutos de la tierra y dejará de afanarse en
la agricultura o el comercio.
-Pater, probablemente este poema misterioso y revestido de ropajes proféticos y no sea otra cosa que un canto de gozo ante el fin de las guerras civiles y el futuro próspero que podía intuirse.
-Puede ser, y además te comento que sobre la identidad y naturaleza del niño que se menciona en la égloga se han formulado hipótesis de todo tipo.
La égloga celebra el nacimiento de un niño, que no se identifica directamente, al que había de acompañar el regreso de
-Pater, probablemente este poema misterioso y revestido de ropajes proféticos y no sea otra cosa que un canto de gozo ante el fin de las guerras civiles y el futuro próspero que podía intuirse.
-Puede ser, y además te comento que sobre la identidad y naturaleza del niño que se menciona en la égloga se han formulado hipótesis de todo tipo.
-Me han dicho que los cristianos, lo relacionaban con la llegada de Jesucristo.
-No, yo creo que las dos más verosímiles son las que creen
que el niño de cuya mano vendrá la edad de oro pudiera ser Asinio Galo, Hijo de
Asinio Polión. Servio biógrafo y comentarista de Virgilio, cita a Asconio
Pediano, quien aseguraba haber oído decir al propio Asinio Galo que él era el
niño a quien Virgilio se refería.
Se
incorpora el hermano Manlio a la conversación
y refiere-
-O un
futuro hijo (quien luego nació, en realidad, fue una niña) Marco Antonio y Octavia, la hermana del que habría de ser
Augusto, cuyo matrimonio había servido para rubricar el pacto de Brindisi
sellado en 40 a . C.
por los dos triunviros bajo la mediación de Asinio Polión.
Entonces,
el padre se explaya diciendo:
-Según esta
hipótesis, el poema habría sido concebido inicialmente como un epitalamio, en
honor de la nueva pareja y luego Virgilio decidió incluirlo en la colección de
églogas, para lo que añadió una breve introducción con alusiones pastoriles. El
asunto del poema sería entonces la expectativa de paz y bienestar que se
derivaba del pacto entre los dos caudillos.
La hermana
de Incia, lIvia se incorpora y , por ser
la más pequeña, el padre le dice que recite, lea en voz alta este texto latino:
Ecloga IV
Hanc clarissimam omnium eclogarum
esse puto, propter litteratos christianos. Vergilius narrat de nascituro puero,
qui novam auream aetatem feret. Christiani litterati puerum Christum esse
iudicaverunt. Nunc vero plerique eruditi homines arbitrantur poetam hyperbolica
laudatione ad Asinii Pollonis patroni sui, filium alludere. Nam haec ecloga
Asinio dedicata est, ut et octava.
Que tradujo su hermano Manlio,
estudiante de retórica:
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
-Bueno, ya, es hora recitemos
este poema:
Cantemos, ¡oh Sicilianas Musas!, mayores asuntos;
pues no a todos deleitan las florestas ni los humildes tamarindos:
si cantamos las selvas, que dignas sean las selvas, oh cónsul.
Ya viene la última era de los Cumanos versos:
ya nace de lo profundo de los siglos un magno orden.
Ya vuelvela Virgen ,
vuelve el reinado de Saturno;
ya desciende del alto cielo una nueva progenie.
Tú, al ahora naciente niño, por quien la vieja raza de hierro
termina y surge en todo el mundo la nueva dorada,
se propicia ¡oh casta Lucina!: pues ya reina tu Apolo.
Por ti, cónsul, comenzará esta edad gloriosa,
¡oh Polión!, e iniciarán su marcha los meses magníficos,
tú conduciendo. Si aún quedaran vestigios de nuestro crimen,
nulos a perpetuidad los harán por miedo las naciones.
Recibirá el niño de los dioses la vida, y con los dioses verá
mezclados a los héroes, y él mismo será visto entre ellos;
con las patrias virtudes regirá a todo el orbe en paz.
Por ti, ¡oh niño!, la tierra inculta dará sus primicias,
la trepadora hiedra cundirá junto al nardo salvaje,
y las egipcias habas se juntarán al alegre acanto.
Henchidas de leche las ubres volverán al redil por sí solas
las cabras, y a los grandes leones no temerán los rebaños.
Tu misma cuna brotará para ti acariciantes flores.
Y morirá la serpiente, y la falaz venenosa hierba
morirá; por doquier nacerá al amomo asirio.
Cuando puedas leer las alabanzas de los héroes
y los hazañas de tus padres, y saber qué es la virtud,
amarillearán los lentos campos blandas espigas,
rosadas uvas penderán de las incultas zarzas,
y los duros robles sudarán un rocío de miel.
Con todo persistirán las huellas de las viejas maldades,
cuyas naves ofenderán a Tetis, cuyos muros ceñirán
ciudades, cuyos surcos hincarán todavía la tierra.
Habrá entonces otro Tifis, otra Argos conducirá
selectos héroes; habrá también otras guerras,
y de nuevo se lanzará sobre Troya el gran Aquiles.
Después, cuando alcances la edad viril plena,
el viajero dejará de cruzar el mar, y el náutico leño
no mercará los bienes: todo campo surtirá todas las cosas.
No sufrirá el arado la tierra, ni la vid será podada;
y a su vez el labriego desuncirá los robustos bueyes.
No aprenderá la lana a mentir con variados colores;
antes, ya en rojo múrice, ya en azafranada ajedrea,
mudará el morueco en los prados su suave vellón;
por sí mismo el minio vestirá al cordero que pace.
¡Rodad tales siglos!, dijeron a sus husos las Parcas
acordes con la inmutable voluntad de los Hados.
¡Lánzate a estos altos honores!, cumplido está el tiempo,
¡oh progenie amada de los dioses! ¡oh magno vástago de Jove!
¡Contempla cómo bajo la celeste bóveda se inclinan los astros,
y las tierras, y el vasto mar, y el profundo cielo!
¡Contempla como el siglo venturo regocija todas las cosas!
¡Oh! ¡Que mis últimos años sean tan largos
y me alcance el aliento para cantar tus hazañas!
No vencerán mis versos ni el tracio Orfeo, ni Lino,
aún si la madre a aquel y el padre a este asistieron,
Calíope a Orfeo, y a Lino el hermoso Apolo.
También Pan si compitiera conmigo, juzgando Arcadia,
también a Pan declararía vencido el juicio de Arcadia.
Comienza, ¡oh parvulillo!, por la sonrisa a conocer a tu madre:
por diez meses un largo fastidio acompañó a tu madre.
Comienza, ¡oh parvulillo! A quien no sonríen sus padres,
no se le digna la mesa del dios ni el lecho de la diosa.
pues no a todos deleitan las florestas ni los humildes tamarindos:
si cantamos las selvas, que dignas sean las selvas, oh cónsul.
Ya viene la última era de los Cumanos versos:
ya nace de lo profundo de los siglos un magno orden.
Ya vuelve
ya desciende del alto cielo una nueva progenie.
Tú, al ahora naciente niño, por quien la vieja raza de hierro
termina y surge en todo el mundo la nueva dorada,
se propicia ¡oh casta Lucina!: pues ya reina tu Apolo.
Por ti, cónsul, comenzará esta edad gloriosa,
¡oh Polión!, e iniciarán su marcha los meses magníficos,
tú conduciendo. Si aún quedaran vestigios de nuestro crimen,
nulos a perpetuidad los harán por miedo las naciones.
Recibirá el niño de los dioses la vida, y con los dioses verá
mezclados a los héroes, y él mismo será visto entre ellos;
con las patrias virtudes regirá a todo el orbe en paz.
Por ti, ¡oh niño!, la tierra inculta dará sus primicias,
la trepadora hiedra cundirá junto al nardo salvaje,
y las egipcias habas se juntarán al alegre acanto.
Henchidas de leche las ubres volverán al redil por sí solas
las cabras, y a los grandes leones no temerán los rebaños.
Tu misma cuna brotará para ti acariciantes flores.
Y morirá la serpiente, y la falaz venenosa hierba
morirá; por doquier nacerá al amomo asirio.
Cuando puedas leer las alabanzas de los héroes
y los hazañas de tus padres, y saber qué es la virtud,
amarillearán los lentos campos blandas espigas,
rosadas uvas penderán de las incultas zarzas,
y los duros robles sudarán un rocío de miel.
Con todo persistirán las huellas de las viejas maldades,
cuyas naves ofenderán a Tetis, cuyos muros ceñirán
ciudades, cuyos surcos hincarán todavía la tierra.
Habrá entonces otro Tifis, otra Argos conducirá
selectos héroes; habrá también otras guerras,
y de nuevo se lanzará sobre Troya el gran Aquiles.
Después, cuando alcances la edad viril plena,
el viajero dejará de cruzar el mar, y el náutico leño
no mercará los bienes: todo campo surtirá todas las cosas.
No sufrirá el arado la tierra, ni la vid será podada;
y a su vez el labriego desuncirá los robustos bueyes.
No aprenderá la lana a mentir con variados colores;
antes, ya en rojo múrice, ya en azafranada ajedrea,
mudará el morueco en los prados su suave vellón;
por sí mismo el minio vestirá al cordero que pace.
¡Rodad tales siglos!, dijeron a sus husos las Parcas
acordes con la inmutable voluntad de los Hados.
¡Lánzate a estos altos honores!, cumplido está el tiempo,
¡oh progenie amada de los dioses! ¡oh magno vástago de Jove!
¡Contempla cómo bajo la celeste bóveda se inclinan los astros,
y las tierras, y el vasto mar, y el profundo cielo!
¡Contempla como el siglo venturo regocija todas las cosas!
¡Oh! ¡Que mis últimos años sean tan largos
y me alcance el aliento para cantar tus hazañas!
No vencerán mis versos ni el tracio Orfeo, ni Lino,
aún si la madre a aquel y el padre a este asistieron,
Calíope a Orfeo, y a Lino el hermoso Apolo.
También Pan si compitiera conmigo, juzgando Arcadia,
también a Pan declararía vencido el juicio de Arcadia.
Comienza, ¡oh parvulillo!, por la sonrisa a conocer a tu madre:
por diez meses un largo fastidio acompañó a tu madre.
Comienza, ¡oh parvulillo! A quien no sonríen sus padres,
no se le digna la mesa del dios ni el lecho de la diosa.
El padre se explayaba en muchos
aspectos del poema. Pero le dijo a sus hijos. -Escribid el resumen:
-Y rellenad este
cuadro
Personaje
|
Dios/heroe/musa…
|
Breve descripción
|
Historia m´s famosa
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
-Pero, si
os habéis dado cuenta, han cantado una
vuelta al pasado, a la Edad
de Oro, un lugar común de los escritores grecolatinos.
-¿Porqué no
me buscas, Livia, un poema renacentista que trate sobre el asunto?
-Yo, te voy recitar este texto del mismo Virgilio , recogió
del libro I de las Geórgicas:
Antes que Jove cultivaba
los campos,
Ni se ponían cotos ni linderos en ellos;
La tierra era común: lo daba todo con largueza
Y producía frutos por sí misma, abundante.
Fue el quien introdujo el veneno en las sierpes,
Quien prescribió a los lobos el pillaje
Y al mar movimiento, quien despojo
A las hojas de su miel y retiró el fuego,
Y secó los ríos de vino que por doquier fluían.
Lo hizo a fin de que el ingenio de los hombres
Forjase poco a poco las variadas artes,
Y buscase en los autos el trigo, y descubriese
El fuego oculto entre las venas de pedernal.
Fue entonces cuando, por primera vez,
Sintieron los ríos el peso de los huecos.
Alisos, cuando el marinero dio nombre a las estrellas:
Pléyades, Híades y la
Osa Briyante de Licaón;
Fue entonces cuando se empezó a cazar fieras
Con trampas, engañándolas con lazos y con cebos
Y a rodear con perros los dilatados bosques.
-pater , qué bonito! Quée contraste
-Inicia, resúmero en un cuadro
|
Elementos Positvos
|
Elementos Negativos
|
Vittudes
|
Vicios
|
Edad de Oro
|
|
|
|
|
Edad de Bronce
|
|
|
|
|
-Pero no podemos olvidar a Horacio con sus cantos a la
Pax Augusta
Carminum
IV, 1 (Venus tardía)
¿Mueves de nuevo guerras, Venus
después de paz tan prolongada?
Déjame, te lo ruego, te lo ruego.
Ya no soy como era bajo el reinado
de la buena Cinara. Cesa, madre cruel
de los dulces Cupidos, de ablandar
con tu suave imperio a un hombre endurecido
de cerca de diez lustros. Vete
adonde te llaman los tiernos ruegos
de los jóvenes. Más a tono será que,
en alas de purpúreos cisnes,
te llegues a la casa de Paulo Máximo,
si buscas abrasar un corazón idóneo;
pues él es noble, bello y elocuente
en favor de los nerviosos reos,
joven de mil habilidades,
y llevará muy lejos las enseñas de tu milicia.
Y, si alguna vez es más fuerte
que el pródigo rival y puede reírse
de sus regalos, cerca de los lagos
Albanos, te erigirá una estatua de mármol
bajo un techo de limonero.
Aspirarás allí mucho incienso,
y te deleitarán liras y flautas Berecintias
con sus sones mezclados, y la siringa.
Allí, dos veces en el día, niños
y tiernas vírgenes, alabando
tu divinidad, golpearán tres veces
el suelo con blanco pie,
según el rito Salio.
A mí ya no me agradan mujer ni niño,
ni crédula esperanza de amor mutuo,
ni disputar por vino, ni ceñir
mis sienes con las flores nuevas.
Pero, ¡ay!, ¿por qué, por qué, Ligurino,
corre una lágrima furtiva por mis mejillas?
¿Por qué un poco elegante silencio
paraliza mi lengua y mi elocuencia?
En mis nocturnos sueños imagino
que te tengo, que te persigo a ti,
que vuelas por la hierba del campo Marcio,
que te persigo a ti, cruel, por el agua inconstante.
-Anda, Manlio, comenta el poema, sus personajes, el contenido, el contexto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario