SOBRE DOS ANIVERSARIOS
Este verano se muestra movido
con la celebración de varios aniversarios que calaron en la historia de nuestro
pueblo. Desde dos campos distintos, con la diferencia de la distancia del
tiempo y con su arraigo en la población, tendrán lugar dos acontecimientos que
nos hacen reflexionar. Por un lado hace diez años, que en el Paseo de los
Álamos, gran parte del pueblo de Alcalá la Real se congregaba para coronar a la
imagen de la Virgen de las Mercedes. Todas las representaciones civiles
y eclesiásticas acudieron a la cita y recogían para la patrona simbólica la
coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado, en la advocación de
las Mercedes, simplemente el quinto
misterio glorioso. Se hacía eco del texto evangélico «Una gran señal apareció en el cielo: una
mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce
estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). Por otro lado, en 1924 se fundaba en la ciudad de la Mota, la Agrupación
Socialista de Alcalá la Real en un
contexto en el que por primera vez un concejal socialista se integró, al menos,
por un año en el cabildo municipal durante el tiempo del general Primo de
Rivera. Tras los primeros pasos de acoso
y persecución de las ideas socialistas en las aldeas a finales del siglo XIX,
comenzó una etapa en la que la llama de los hombres del partido socialista
obrero español, afincados en la localidad, vivieron una historia y participaron
siempre que las circunstancias históricas y democráticas se lo permitieron
dando muestras siempre por la defensa de las clases populares y de la sociedad
del bienestar de nuestra sociedad alcalaína. Le vienen bien aquellas palabras a
cada uno de los que ocuparon sitio de servidores públicos en sociedades obreras,
asociaciones, sindicatos, casas del pueblo, centro obreros, organismos políticos
aquella frase de Oscar Wilde que impregnó a muchos de ellos en los momentos más
difíciles para conquistar la sociedad feliz
en la que vivimos hoy: “ "No te rindas, por favor no cedas, aunque
el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el
viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños”.
Diez años de una celebración religiosa popular tal vez sea una fecha cercana, pero revive con mayor intensidad un sentimiento común que compartieron muchos vecinos de las aldeas y de la ciudad de Alcalá la Real. Fue un ejemplo de interiorizar en todos los devotos el sentimiento del patronazgo y de la realeza, pero sin estridencias, en la humildad del magnificat y con el reconocimiento de ser la hortelana y labradora de las almas alcalaínas por excelencia, Hay constancia de ello en aquellas visitas itinerantes a todos los rincones y aldeas donde se congregaba toda la gente para invocarla, no faltó rincón alguno: la realeza no se dio, conquistó los corazones. Pues recogió los frutos de cinco siglo , ya que coincidimos con Wilde ,:“. “Me gustaría mirar todo de lejos pero contigo”. Y eso aconteció en aquel d
ía del mes de agosto, recogiendo la siega de muchos segadores a lo largo de los siglos de la historia alcalaína.
Cien años es un libro
escrito de crónicas, que hombres alcalaínos forjaron y compartieron en
el devenir de la historia. Se pueden citar nombres que fueron los que
escribieron los capítulos: Salvador Frías, Domingo Muro, Francisco Gonzalo, José
Marañón, Casiano Castillo, Elena Víboras, Carlos Hinojosa y Felipe López como
los primeros responsables, pero la lista sería interminable entre seguidores, sociedades,
asociaciones y organizaciones que expandieron y sembraron las ideas del partido
socialista en la localidad y aldeas. Y transformaron un pueblo en ciudad y
sembraron las bases de una convivencia democrática que se prolonga más de
cuarenta años. Estos dicen años nos interpelan a un tiempo que Nietzche aludía a que “Solamente
aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado”.
Esta frase que constituye una afirmación desafiante.
Pues se e trata de un cuestionamiento a la pasividad frente a la acción. No se
puede juzgar a otros por hacer lo que hicieron, si frente a esto no se
emprenden acciones para corregirlo. No se puede ser un espectador
cómodo, y a la vez crítico, de la historia. Pues la historia memoria
vita est, decían los latinos.
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