ENTRE CARNAVAL Y CARNESTOLLENDAS
Todavía,
se están comiendo de postre los restos de mantecados y los trozos de turrón en
algunas casas alcaláinas, cuando, curiosamente, se escuchan a comparsistas y
chirigoteros  cantando  canciones de carnaval, al mismo tiempo que se
diseñan  trajes de disfraces para los
grupos de amigos que saldrán en los desfiles 
y el entierro de 
            Probablemente,
como cuentan muchos estudiosos,( y 
excelentes son las investigaciones de muchos españoles sobresaliendo la
del fallecido escritor Julio Caro Baroja a lo largo de sus extensas
publicaciones), gran parte  de todas
estas festivales deben entornarse en el mundo grecolatino que se rige  por el movimiento pendular de la historia de
tal modo que suelen alternar los periodos temporales en una dualidad
relacionada con el canto entre la muerte/la vida, la alegría/ la pena, el dolor/
la salud y así hasta un largo etcétera de conceptos antinómicos.  Y en verdad que se fundamentan en los dos
instintos básicos del hombre ( el eros/ el thanatos). Pero, no está tan
equilibrada la dosis de cada uno de ellos ni en los individuos ni en los grupos
sociales, porque hay quien no le gusta mas que echar los platos a rodar o
estar  siempre con cara de vinagre; o, a
la inversa, en algunas canciones de este tiempo se exagera  al cantar que todo el mundo es carnaval, o
todo el año o la vida es carnaval.    
            Pero,
no era esta la cuestión, sino el título del presente artículo quería dilucidar
entre carnaval y carnestollendas. Incluso, algunos también algunos
rectificarían con  “ antruejo”. Y yendo  por partes, su sentido etimológico y su
diacronía léxica  aclararán estas dudas.
Pues, pasando entrelíneas por el vocablo 
muy poco usado de antruejo que 
procede del latín ( introituluss, diminutivo, pequeña entrada)  y hace alusión en Castilla  a los tres días anteriores al Miércoles de
Ceniza, carnaval  ( de carnem levare, o
sea quitar la carne)  y carnes tollendas
( las carnes que debemos quitarnos de comer a partir del primer día de
Cuaresma)  coinciden en la fecha,
contenido  y programa básico de estas
fiestas.; tan sólo se diferencian en el origen y extensión del vocablo:
antruejo se usaba en la
 Salamanca  de Covarrubias; carnestolendas es un término mucho
más antiguo, que nace en el medievo, y Carnaval nació en tierra italiana allá
por el Renacimiento. 
Y lo que diferenciaba ambos está
muy bien recogidos en estos versos de Gaspar de Lucas Hidalgo: Martes era,
que no lunes,/Martes de Carnestollendas,/Víspera de Ceniza,/Primer Día de
Cuaresma, / Ved qué martes y miércoles/ qué víspera y qué fiesta/, el martes
lleno de risa, / el miércoles de tristeza./. No se refieren a ninguno de
los tres términos, porque son sinónimos, sino están relacionados  con el ciclo cristiano de la Cuaresma.  
Pero, lo que sucede que hemos
convertido todo el tiempo y todo el año en una pura fiesta sin distinguir lo
festivo/ lo no festivo prologando y difuminando los límites espaciales y
temporales. Y da ,lo mismo  en la fecha
que se celebre  la efemérides,
porque  hay algunos que  la han celebrado el final del año con nieve
artificial en medio del verano, y no nos extrañe que en Roma se celebra el día
de la Virgen 
de las Nieves a principios de Agosto. Y no sólo se metamorfosean  los momentos sino que los disfraces y las
máscaras  no se quitan en las personas ni
un minuto del día. Con la falta que se necesita de separar el trigo de la paja;  la máscara 
del  ser con uso de razón;  el teatro de la vida misma; ,  los hombres de carne y hueso  de los peleles;  el 
auténtico político que busca el  bien común,
de los tacticistas, estrategas y electoralistas.















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