De nuevo, a finales del
siglo XVII  y mediados del  siglo XVIII, se creó una escuela local, que
se inauguró con la familia Melgar, continuó con los Jiménez a mediados de este
último siglo, y, con la familia Arenas en el tercer tercio. En su mayor
parte,  realizan tipos iconográficos  referidos a las devociones patronales de  este momento, en el que se declararon la
Virgen de las Mercedes y la Inmaculada Concepción, patronas de la ciudad  de Alcalá la Real, la primera en el segundo
decenio del  siglo XVIII y la otra en el
tercer decenio del siglo XVII. Ambas devociones gozaban de presupuesto
municipal para sus cultos y de sus correspondientes imágenes dentro del
oratorio del cabildo municipal. 
Dentro de la representación
pictórica de las imágenes  de la Virgen
de las Mercedes, nos encontramos la obra de Luis Melgar, ubicada en el despacho
de la Alcaldía de Alcalá la Real, en la sacristía de Consolación, en los
claustros de  las Dominicas y de algunas
familias particulares, que presenta un carácter escultórico y hierático de la
figura de la Virgen,  resaltando del
fondo oscuro,  y enmarcada con un
cortinaje que se abre con las figuras de los angelotes simuladamente canescos,
en medio de una  teatralidad de la
cortina que se abre por los ángeles que rodean a la Virgen y el carácter
hierático de la Virgen. La labor de colorido está presente en los adornos de
los mantos de la Virgen  y del Niño
acercándose más al preciosismo del bordado y la miniatura que al trazo amplio
de la pintura. Destaca la de las monjas Dominicas, donde están incrustados
pequeños fragmentos de piedras semipreciosas como si se tratara de un icono,
según Juan Jesús Guadalupe.
Por otro lado, la obra de
Juan Gabriel Ximénez, padre e hijo, está muy representada en  la comarca alcalaína con un “arte agradable,
también de raíz canesca, donde el rico colorido se combina con formas suaves y
dulces de seguro dibujo, en temas, `por excelencia marianos-Inmaculadas, o de
la Pasión Cristo” en palabras de Soledad Lázaro Damas, estudiosa de la obra de
los  Ximénez. Las primeras se encuentran
en esta exposición  representadas con el
cuadro de la Inmaculada del  despacho de
la Alcaldía, obra del hijo del pintor realizada n 1755, y con  la aparición dela Virgen del Carmen a San
Simón Stock, obra del padre y  donación
de la familia Núñez de Prado para la capilla 
de san Antonio de  la iglesia de
Consolación. La primera ofrece una variación del tipo de Inmaculadas, pues la
gran amplitud y movimiento del manto azul se complementa en medio de tonos más
sobrios y oscuros con la postura de  la
Inmaculada, orlada por unos angelitos que portan los símbolos lauretanos. La
segunda, la Virgen del Carmen, la teheotokos, la Madre de Dios con su Niño,
sentada en una nube  y envuelta entre
menudos angelotes, entrega el hábito al santo carmelita, presentando en su
fondo elementos muy abocetados y poco logrados con un color  ocre que 
presenta ante el  espectador una
obra seca y “envarada”
Con respecto al segundo tipo
de iconografías de Pasión, se conservan cuatro enormes  cuadros-también del hijo de Juan Gabriel
Jiménez- colgados en el crucero de la iglesia de Consolación, que responden a
las escenas del Prendimiento de Jesús y Beso de Judas, Ecce Homo, Señor de la
Columna y Coronación de Espinas, todos ellos en lamentable estado de  conservación y necesitados de una gran labor
de restauración, con la que se conseguiría 
poner al descubierto, una  rica
calidad de colorido, en el que contrastarían los desnudos de la figura de Jesús
con el rico ropaje de los personajes que le rodean dentro de unos
escenarios  con fondo palaciegos y
paisajísticos actualmente invisibles por el deterioro de la pintura.
En esta línea de escenas,
por último, se encuentra la familia de Manuel Arenas y su hija Eugenia. Estaba
avecindados en Alcalá,  y lograron,  con su pintura decorativa y anecdótica ocupar
el puesto de los artistas granadinos de la arquitectura efímera como los Perea.
Pintura que trasladaron a otros lienzos propios de  paredes de capillas, como la Adoración de los
Pastores y de los Reyes Magos del convento de las Madres Trinitarias o la
Resurrección de Lázaro de la iglesia de Consolación.      
Otros cuadros se reservaban
para el lugar de honor del dosel del Salón de Cabildos  Dentro de esta línea del retrato oficial áulico,
se encuentran  los mal llamados
cuadros  Fernando VI y  Felipe V. Cuadro que responde a ese aspecto
importante que es el arte efímero, plasmado en los grandes montajes realizados
para  las fiestas extraordinarias, y que
daba lugar  a la  metamorfosis de  los personajes, pasando de ser puros
representantes de un monarca  a otro
según la ceremonia  de la proclamación
accidental  con tal que se le
cambara  el nombre de la estela. Es el
caso del mal llamado Fernando VI, que se parece más a Carlos III, y pudo ser
hasta de  Luis I, lo que está fuera de
dudas que es obra de Juan Gabriel Ximénez, hijo,  tal como aparece en la inscripción  de la leyenda inferior “ Se pintó en virtud
de orden de Sr. don  Juan Pérez de Vargas
Castrillo, corregidor y Justicia Mayor de esta Ciudad de Alcalá la Real.
Ximénez faciebat”  La diferencia con la
iconografía religiosa se basa en el estudio minucioso de sus fondos, referentes
a temas castrenses, y la calidad de su colorido, presente en las manchas de
carmín del mantel y cortinaje dl fondo, tan frecuentes en los cuadros del
Prendimiento, . 
EL INFLUJO DE LA ACADEMIA DE
BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO
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