Estos
primeros versos de
la Odisea
Ἄνδρα μοι ἔννεπε, μοῦσα, πολύτροπον, ὃς
μάλα πολλὰ πλάγχθη i
nspírame
musa para cantar , en voz alta , al hombre, los quise transformar en
cantar en voz alta
los asuntos de la
ciudad. Y me sentí
ligado
al poeta griego Kavafis, en este bello poema que dediqué a Alcalá:
"Iré a otra tierra, iré a
algún otro mar./Mejor que ésta, ¿ habrá alguna otra ciudad?/(...)Donde vuelvo
la vista, mire a donde mire,/ de mi vida las ruinas cárdenas negras aquí las veo,
/ en he pasado, consumido y gastado tantos años./ No hallarás nuevas tierras,
no hallarás otros mares./La ciudad te seguirá. Y vagarás por las mismas calles/
Y envejecerás en las mismas barriadas/ y
canas te saldrán en estas mismas casas./
Pues en verdad que Alcalá la
Real, como ciudad de congresos, era ella quien nos había
congregado a un centenar de comunicantes para desarrollar nuestras inquietudes, nuestras
investigaciones y nuestros estudios, y también para exponer nuestras vivencias.
Muchos congresistas acudieron de lugares lejanos de nuestra localidad, e
hicieron un gran esfuerzo en acompañarnos con sus estudios a los que habían
dedicado muchas horas. La labor inconmensurable, el sumo esfuerzo de
recopilación y la suma empatía se manifestaron en el trabajo biobliográfico
del cronista Domingo Murcia. Respeto y agradecimiento fueron mis palabras para
el ayuntamiento local, representado por su alcaldesa, Elena Víboras, su
concejal Rafael Hinojosa, y el resto de los concejales, gracias a su apoyo municipal
me agraciaron con este momento tan feliz para cualquier persona. Mi familia
ocupó un rincón privilegiado de gratitud en este congreso y también todos aquellos que me han dado la
fuerza creadora o la oportunidad para poder ejercer los campos de mi acción
social , literaria , profesional, política, o religiosa. Con las notas de Laura
Moyano y el " Gaudeamur igitur", interpretado por la Coral Alfonso XI, volvía
recordar con emoción el final del poema "
Siempre arribarás a esta ciudad. ¿Para qué ir a otra parte ir?/-no
lo esperes-, ya no hay barco ni ruta para ti./Al derretir aquí tu vida, en este rincón íntimo,/para toda la tierra tú
ya la has destruido./ Sin darme cuenta, me envolví recíprocamente en una red de
abrazos y agradecimientos de todos los presentes al acto. Gracias a todos.
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