A la romería solían y suelen acompañar gentes que sufrían y sufren en
sus carnes las desgracias físicas y humanas, no tenían ni tienen más esperanza
y fe que creer en la Señora, Me gustaría finalizar como aquel ciego poeta
alcalaíno del siglo XVII, que imitaba a Gutierre de Cetina en sus estrofas.
Compartir el mismo sentimiento y la fe que radicaba en el amor a la Virgen de
la Cabeza cuando cantaba a la Morenita para dar testimonio ante todos los que
convocaba por su romería. Pues, en esta noche, esta ha sido mi intención y
deseo, no otros, transmitiros y que transmitáis, como nuestro Lucas de Moya,
esas vivencias. Y con sus versos quiero terminar mi pregón porque reflejan las
mismas razones que a todos vosotros os invade y queréis transmitir a los demás:
perla divina
Oriental
tesoro de gran riqueza,
rico jardín celestial,
Señora de la Cabeza.
Quien viene con devoción,
a esta Santa Romería,
contrito de corazón,
le sanáis Virgen María
de toda pena y tesón.
Los muertos, por vos son vivos
dais a vivos sanidad,
en Berbería cautivos,
Tienen por vos libertad,
quitando llantos esquivos.
Pues sois Virgen por quien
todos tenemos victoria,
Cabeza de nuestro bien,
ddnos paz y después gloria,
por siempre jamás amén.
Francisco
Martín Rosales. Abril 2001
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