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domingo, 11 de abril de 2021

EN LA SEMANA DEL JAÉN. MIRADOR DE LA CIUDAD. LA PUERTA DEL HIERRO, UNA PUERTA DE LA MOTA

 


MIRADOR DE LA CIUDAD. LA PUERTA DEL HIERRO, UNA PUERTA DE LA MOTA.

Las ciudades antiguas, al ocupar zonas de alturas y escarpadas, ofrecían su dificultad a la hora de vigilar su entorno y protegerse de sus enemigos. Si a esta dificultad orográfica le añadimos el cerramiento murado, se convertían totalmente inexpugnables. Pasaron los tiempos bélicos, y quedaron como santuarios y miradores de la nueva ciudad que se extendían al llano. En la provincia de Jaén, se multiplican los ejemplos de este tipo de ciudades con la fortaleza o recinto fortificado en las alturas, y la urbanización en las faldas de sus cerros. Curiosamente, la entrada a estos lugares se salvaba mediante muy pocas puertas, una principal y otra poterna. Claro testimonio de este tipo de urbanizaciones fueron las ciudades principales del Reino de Jaén (Jaén, Úbeda, Baeza, Cazorla, Martos, Alcaudete, Arjona, Lopera), pero no olvidaban las ciudades el control de entrada y multiplicaron sus puertas de entradas, generalmente con el permiso y licencia reales. 

Es curioso el nombre de las puertas de las ciudades. Principalmente, cuando se remontaban a tiempos romanos, la cardo y la decumana abundaron en muchas urbes de origen romano.  Pronto fueron cambiando su denominación por abrir el camino hacia las ciudades más importantes de su entorno: las hay Puerta de Martos y Granada en Jaén. Otras veces, eran nombres referidos al antiguo recinto de la ciudad fortificada como la Villa en Alcaudete; o advocaciones religiosas, Santa Ana en esta ciudad o el Ángel en Jaén. A veces, se abrían como portillos de otras puertas principales como la del Sol de Jaén o el Postigo en Alcalá la Real. Pues muchas ocupaban la parte inferior de un alto torreón, cuya entrada se estructuraba por dos puertas, a veces en forma de vestíbulo o del típico recodo musulmán como la del Alcázar de la ciudad de la Mota.

Tratar sobre las puertas de las ciudades es volver a rememorar la historia en los hitos más importantes de la ciudad, porque muchas se abrieron con motivo de la expansión económica que definían una nueva ciudad ya lejana de tiempos de frontera y de conquistas. No era raro que pasaran las ciudades de las dos importantes entradas hasta el acrecentamiento de sus entradas. Alcalá la Real llegó a ofrecer hasta más de nueve entradas: antiguas, la de la Imagen, Zayde, Arrabal, y Aire; tras la conquista, Peso de la Harina o Plaza, Cañuto, Lanzas, Granada, Cambrón, Rastro, Martin Nieto; y, tras los Reyes Católicos Puerta Nueva. Algo parecido debió acontecer en otras ciudades jiennenses; incluso en el desarrollo renacentista de las ciudades del llano, los arrabales nuevos se abrieron nuevas puertas que se definían más por su aspecto monumento y control comercial y sanitario. En el ámbito alcalaíno, dos puertas surgieron y se perpetuaron Puerta de los Arcos y de Villena. Curiosamente, no fueron estas las únicas puertas, los barrios, arrabales, albacares multiplicaron las entradas a los recintos amurallados, Sírvanos el ejemplo alcalaíno.   

Entre el recinto fortificado de la Mota y los nuevos barrios, se extendía el tramo de las Entrepuertas, entre la Puerta de la Imagen y la de las Lanzas, incluso puede referirse hasta la Puerta del Peso de la Harina o de la Plaza. Pero, no nos extraña la presencia de una puerta nueva, que no se conserva, y tan sólo se observa un arranque del arco antes del tramo ascendente delante de la Puerta de las Lanzas. En un documento del escribano Alonso Ramírez de Molina, por fin, he encontrado la Puerta del Hierro. Aparece en una escritura de censo de 12 de enero de 1566 que realiza el zapatero Lázaro Rodríguez, junto con su esposa Ana Martínez de Pareja, con el regidor Pedro Hernández de Alcaraz en 1566 (legajo 4720 folios 86-89). Para avalar esta operación hipoteca y pone a disposición sus casas. 

Se hallaban estas casas y tiendas, con cuatro moradas, encima, que nos los principales tenemos en la calle de los zapateros de esta ciudad, linde por abajo con casas de la viuda de Juan Martínez y tienda de Pedro de Martos, e por arriba la calle del Albaicín hasta dar a una calle que le dicen de la Puerta el Hierro.

Por lo que este tramo de la calle de Entrepuertas se llamaba de Los Zapateros, y nos ubica LA PUERTA DEL HIERRO en el tramo que denominaba a su calle. No es la única puerta con nombre de oficio, recuerdo la de Cueros de Baeza. Es curioso su nombre. Hay datos fidedignos que allí ubicaron su taller de forja varios cerrajeros, herreros, caldereros y herradores. No podía recibir mejor denominación. Hoy, los restos de esta puerta que cerraba el arrabal de los Mesones y Lagares, es uno de los miradores de la ciudad del llano y del valle de Alcalá la Real. La puerta antes cerraba con las epidemias, hoy día es un altozano privilegiado para contemplar el entrono de la Sierra Sur.

 

 

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