Dentro
del contexto anarquista andaluz, en Alcalá de los Gazules se intentó  fundar la Unión de trabajadores del Campo,
que reflejaba  perfectamente la
simbiosis entre la ideología anarquista y la organización de lo que serán las
futuras  agrupaciones socialistas. Sin
embargo, por otros historiadores, se considera que las primeras agrupaciones
socialistas fueron las de Málaga y la de Linares, pues llegaron a formar parte
en el I Congreso del PSOE del año 1888. Esta última tuvo lugar en 1887, donde
contó con  la presencia del propio  Pablo Iglesias y divulgó las ideas
socialistas por todas las ciudades de la cuenca minera, mientras desde la
ciudad malagueña  el socialismo se
extendió en el campesinado de esta provincia.
Las primeras agrupaciones
socialistas se expandieron en núcleos industriales y urbanos,  donde 
la comunicación por tren o carretera era importante  y 
además gozaban de una prolongada tradición industrial o artesana, pero
el  socialismo reflejaba en todos estos
casos estudiados  una organización, menos
sólida que la del resto del  territorio
nacional, pues como refiere el profesor Francisco Cobo[1] 
”Los  trabajadores urbanos tenían  mejores oportunidades para comprender y
asimilar las teorías socialistas. Tenían más cercanos los centros generadores
de cultura, como bibliotecas o teatros, se podían reunir y organizar con mayor
facilidad, disponían de mayores recursos económicos para comprar periódicos
republicanos y obreros, incluso algún libro. Por eso, fueron precisamente los
trabajadores de las ciudades, artesanos o trabajadores de  las fábricas, de las minas y de la capital de
la  provincia, los primeros que
ingresaron en las organizaciones anarquistas y socialistas. Pero este movimiento
obrero se incardinó en los movimientos populares urbanos y republicanos
precedentes, de cuyas filas procedían muchos de los primeros afiiliados”.   
            Los
socialistas no llegaron a organizar durante estos años ninguna huelga
revolucionaria, aunque participaron en algunas huelgas generales  por motivos laborales, que daban lugar a la
paralización de algunas actividades económicas de las  localidades. No puede pasarse por alto el
hecho de que la primera huelga con intervención de las organizaciones socialistas
tuvo lugar en  1887 en Teba, donde acudió
el propio Pablo Iglesias en persona. Tampoco, se puede olvidar el gran número
de huelgas sectoriales  que tuvieron
lugar por estos años en las ciudades mencionadas o  en el año 1897,  cuando el 
fundador del partido consiguió parar 
a ciudad de Linares  con motivo de la celebración del 1º  de 
Mayo  sacando a flote el
descontento de los trabajadores  por
una  conflictividad larvada en la cuenca
minera que provenía de años atrás.    
            En
1899 se consiguió la primera representación institucional de las
agrupaciones socialistas, cuando los SOCIALISTAS  obtuvieron una credencial de concejal en las
elecciones municipales de Córdoba, cuya agrupación se había fundado seis años
antes. En 1892, se celebró el III Congreso de la U.G.T. en la ciudad de Málaga
y marcó un hito en la historia del socialismo dentro de Andalucía.
            La
fecha de primero de Mayo  solía ser el
acto más significativo en las 
organizaciones obreras, y, por ende, en la vida del socialismo. Los
partidos conservadores miraban con 
recelo dichas convocatorias, tal como se percibe en  estas notas del escritor alcalaíno Guardia
Castellano[2] que
nos ilustran  del ambiente de esta época.
“....y esas sociedades, tímidas en un principio  fueron creciendo y desarrollándose con
la  impunidad, y no se limitaban  a gobernar el mundo a su placer, haciendo
planes parae l día no lejano de las reivindicaciones y del reparto social,
reunidos en los locales cerrados de sus centros, ornados con el retrato  de Ferrer alzado sobre la mesa presidencial,
como el Cristo que se alza en las escuela, sino 
que salían a la calle precedidos de sus banderas tras de las cuales
marchaban al través de los  campos,
formados militarmente, para ir  a
incorporarse a otras sociedades de otras aldeas y juntas  celebrar y reuniones al aire libre donde
pronunciaban  discursos de los más
subidos tonos contra el orden social dando mueras a la religión  y a todo el que tenga dos pesetas...”
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