En la Ribera Baja |
LA MOSCA Y LA MULA
Esta fábula acontece a muchas personas con mucha frecuencia, pues vivimos tranquilos como aquella mula que
fue acosada por una mosca “cojonera”, ( no se puede calificar con mejor epíteto a esta mosca tal como
nos la describió Fedro hace muchos siglos) y nos faltan respuestas, a veces, por no saber distinguir
la paja del trigo. Pues, como la mula, transportamos
un carro, repleto de una carga
pesada, que se arrastra placenteramente bajo la dirección de un arriero. Un arriero que nos guía continua y rectamente, pero con
suave amabilidad, látigo de seda, control
de freno manso y dirección
segura.
Mas, en medio del
camino nos azuzan, a veces, esas moscas, subidas al cuello como lo hizo a la cerviz de aquella mula
fedriana, de modo que nos inquietan en
nuestro comportamiento normal para
querer sacarnos de nuestras casillas y sufrir los envites de la
impaciencia. Estas moscas nos piden
prisa, y más prisa, nos acusan de una
extrema lentitud en nuestras acciones
cotidianas, parece como si el mundo se fuera a acabar en veinticuatro horas y hubiera
que arreglarlo todo en un segundo para tener
la conciencia tranquila. Son culillos de mal asiento que quieren revolucionar en un solo
momento todo el camino marcado con una rectitud y horizonte dignos del mayor
elogio. Parece como si se derrumbara un castillo, claro de
naipes, porque se prevé la llegada de
huracán incontrolado. Y nos falta la
respuesta de aquella mula, amenazada con estas palabras de la mosca: “Mira, cuida de que no
te pinche en el cuello con el aguijón”. Palabras que no perturbaron a la mula. Pues su
respuesta correspondió a la tranquilidad del sabio, muy cercana a la
ataraxia, de aquel que sabe reconocer
que una buena dirección, pausada, con visión de futuro, con perspectivas
halagüeñas, con el mantenerse y progresar en una economía sostenible es
mucho más adecuada que emprender aventuras
vacías, sin un guía ideológico
que nos marque una razón de ser y de
convivir: el oportunista de turno, el
frívolo insolente que a todo le saca punta, el resabiado que todo le
parece mal, el perfecto que cree
que todo está mal hecho. Bella lección
de Fedro, pues podríamos poner nombres a muchas moscas cojoneras de hoy impacientes, insolentes e insensibles con los
seres humanos, sobre todo en el campo de la política. Por eso, aquel fabulista,
convertido en mula criticó a estas moscas
contraponiendo su actitud con la
respuesta de la mula “ yo sé muy bien cuándo es preciso ir quedo y cuáedo
correr”. Pues esperamos como el autor latino que, al menos, queden en ridículo
cuando las circunstancias del camino hayan atravesado los baches más profundos
de la crisis actual.
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