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sábado, 23 de febrero de 2019

EN IDEAL ALCALÁ LA REA., MURES (I)




Llegar a Mures, es encontrarse con tierra de frontera, entre pagos jienenses y sierras granadinas. Situada a unos doce Kilómetros  de la ciudad de Alcalá la Real  pertenece al partido, municipio  y arciprestazgo de la anterior ciudad. Por una  vía  provincial, Mures se conecta con la N-432 y, por otra vía  de carácter local con  la A-340. Al núcleo de las Casillas de Mures,  se accede por ambas a través de una carretera local o municipal, lo mismo que, por otra  a la parte de Gumiel. Una circunvalación rodea recientemente a la aldea inaugurada en los últimos años.
Tener actualmente  alrededor de  724  habitantes estabilizados con un  hábitat concentrado en el núcleo de Mures, y menos poblado en Balazos, Gumiel y Casillas de Mures. Todos ellos juntos a calles procedentes de antiguas veredas  pecuarias a las orillas del río de Mures, Velillos, Palancares  y Salobral. Las Juntas definen esta zona de encuentro de cauces de arroyos y riachuelos, que riegan unas vegas de hortalizas, cereal y esparragueras. Se encuentra en decadencia el hábitat disperso  en torno a los antiguos cortijos,  hoy día convertidos  en casas de aperos,  recreo y de campo, salvo las Casillas de Mures. 
            A unos  824  metros de altitud,  Mures encarna un vocablo, cuyo étimo se diluye entre las interpretaciones precipitadas y la concienzuda profundización de la filología y la historia. Puede responder a una arabismo que hace referencia a “unas casas o chozas” probablemente situadas en las riberas de los arroyuelos y ríos  Mures, Palancares y Frailes. Los hay osados que lo remontan a un refugio de roedores, por eso de que en lengua latina mus, muris, significaba ratón, un despropósito de filólogos aficionados. También, puede responder a un señor de la familia norteña de Mures. Que se afincó por estos lares, como los Tudela que dieron nombre a la fuente.
 En sus orígenes, estos lugares formaron una zona boscosa de flora mediterránea, tan sólo cultivada en las partes llanas junto a los caudales del agua. En época romana, se constata la existencia de algunos asentamientos en formas de villas (Media Luna y Vegas de Paz).  Posteriormente, en la época musulmana, se transformaron estas villas en alquerías, al mismo  tiempo que se acrecentaron los asentamientos dispersos, jugando un papel muy importante en el periodo nazarí este terreno por estar situado en la frontera entre los reinos de Castilla y León y el musulmán de Granada: lugar de dehesa, pasto de ganado, paso de tropas y de enfrentamientos entre los dos reinos.  El hito de la frontera está  constituido por el río y la cresta de los montes cercanos (Mulero, Mal Abrigo y Guzmana, entre otros) y en varios lugares venían marcados por varias atalayas alta y baja.
            Tras la conquista de Alcalá la Real por Alfonso XI, estos terrenos constituyeron  una tierra de nadie, en la que destacaban la dehesa de Mures, la fértil zona de las Juntas, Malabrigo, los cortijos de la Atalaya y, Medianil. Por sus tierras pasaban los caminos de Iznalloz, de Granada y Moclín jugando un papel importante  sus puentes para el desplazamiento de personas y víveres.
            Con la conquista de Granada, esta zona  fue repartida entre los vecinos de Alcalá en varias ocasiones: la primera, en tiempos de los Reyes Católicos ( es el caso del cortijo don Pedro); la segunda, en tiempos del emperador  Carlos I afectando a la zona de las Juntas, así como se vendieron una gran cantidad de sus tierras al  monasterio granadino de la Cartuja; ;en  tercer lugar, una definitiva roturación de sus tierras en la zona de la dehesa que alcanzó  su última fase a finales del siglo XVIII y con las posteriores desamortizaciones en el siglo XIX, constituyéndose como un núcleo rural o aldea.
            En  1574, se  construyó el puente de las Juntas, que fue obra del cantero Miguel Sánchez Vizcaíno, e importó treinta ducados. Recibía este nombre por unirse el Velillos Frailes, el arroyo Mures con el Palancares y era muy importante, porque pasaba el camino de Granada, que unía Madrid o donde estuviera la Corte Real con Granada. Por él pasaron personajes como san Juan de Dios, Juan de Ávila,  el emperador Carlos V por dos veces en la primavera e invierno del año 1524, ministros como Ensenada o Wall de Felipe V o Fernando VI, José Bonaparte  y muchos carlistas a lo largo del siglo XIX.
En  1801,  el corregidor alcalaíno  Joaquín Bernard y Vargas, caballero del hábito de Santiago y subdelegado de rentas del partido municipal de Alcalá la Real, ordenó realizar una parte del padrón de vecinos de la aldea de Mures. Y lo ejecutó su primer  alcalde pedáneo Félix Atero, junto con un vecino de la aldea de modo que  lo concluyeron en el plazo de seis días. Existían  52 casas que correspondía al mismo número de vecinos, los habitantes ascendían a 143, (en una proporción inferior a lo normal en la ratio vecino/ habitante establecida por los historiadores de 3.5). Predominaban los matrimonios sin hijos (14) o con poca prole (con un hijo, 9 familias;  con  dos o tres hijos, 14, ninguno con más de tres…) 5 solteros, 4 viudas,  y un agnado.  En este tiempo, la mayoría vivían en la cortijada de Mures, por lo que significan que se habían construido chuzones, casas de campo y pequeñas viviendas en torno al camino real, concedidas en terrenos de propios  por el ayuntamiento alcalaíno. Frente a estos, los cortijos habitados  en el partido de campo de Mures, por aquel tiempo de finales del siglo XVIII, eran el Manchón, las Pilillas, la Gineta (pronto, en los primeros decenios del siglo XX, constituyeron el Partido de Ermita Nueva junto con los cortijos del Palancares), aunque, sin duda, existían otros como el de las Juntas, y Doña Cristina,
Todo ello  demostraba que existía una población joven, que se había arriesgado a construir una nueva vida fuera del casco urbano como consecuencia de las políticas roturadoras de terrenos emprendida por Carlos III en la dehesa de Mures. Luego llegaron nuevos tiempos y nuevos servicios. Pero ya nos adentramos al siglo XIX y XX:


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