Manlio le recitó estos versos a su hermana Inicia, porque reía que resumían el ideal de vida ansiado por los hispanos romanos:
Las cosas que hacen feliz,
amigo Marcial, la vida,
son: el caudal heredado,
no adquirido con fatiga;
tierra al cultivo no ingrata.
hogar con lumbre continua,
ningún pleito, poca corte,
la mente siempre tranquila;
sobradas fuerzas, salud;
prudencia, pero sencilla;
igualdad en los amigos;
mesa sin arte, exquisita;
noche libre de tristezas;
sin exceso en la bebida;
mujer casta, alegre, y sueño
que acorte la noche fría;
contentarse con su suerte,
sin aspirar a la dicha;
finalmente, no temer
ni anhelar el postrer día.
-¿Te acuerdas, Manlio, del amor de hermano con aquellos versos del poema XXXII ......?
-Ah, claro que sí,Inicia. Aquellos que recitaba en mi niñez:
¡Paloma ya mensajera!
por aire callado deslizada,
dulce paloma posada
de Aretula en su pechera,
casi dormida y sentada.
Hubiera sido el azar,
si no hubiera permanecido
allí, como un ser omiso
pero a huir fuiste a ordenar
y se negó de improviso.
Qué suerte la de mi hermana,
que con su ruegos piadosas
movio al señor del mundo
anunciándole una cosa
por medio de un mensaje
de l pico de una paloma:
que su hermano desterrado
allá en las tierras corsas
dejó su espada y alforjas
y se encuentra a un miliario
de nuestra mansión honrosa.
-Mira, Manlio, que me ha enviado mi pretendiente, con un vasito de ánfora lleno de perfumes y esta nota Amar a ciegas, amar más de la cuenta
Áspero ama, pero a ciegas,
a una mujer en verdad hermosa.
Así pues, es en esencia la cosa:
Áspero ama más de lo que ve.-
Marcial apunta y anota.
-Pues yo no tengo nada y me vienen a esta situación aquellos versos :Dame un amor que me inspire
Instancio más de corazón es puro
que éste no hay otro conocido,
ni que le aventaje un vecino
en su sencillez sana por el mundo.
Si quieres darme, Talía , un gran impulso,
y poemas inmortales exigidos,
dame algo a lo que amar, te pido
y me hará pronto un poeta rotundo
La Cintia de Propercio, poeta lascivo,
de Galo, su Líicoris,dama muy bella,
y la hermosa Némesis del triste Tibulo.
No seré el desprecio de los pelignos
con una Corina por musa y estrella,
sino con
.
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