No obstante, el
siglo XVI y XVII va a significar el nacimiento de una nueva clase rural,
afincada en las zonas rurales o aldeas y dependiente de la agricultura y, en
menor cantidad, de la ganadería. Junto a los propietarios de cortijos y
arrendadores de los cortijos de cien o ciento cincuenta fanegas, nació otra
gran población que se dedicó a trabajos de gañanes, pastores, criados,
jornaleros u hortelanos, base de los núcleos actuales. Aunque en desacuerdo con
la interpretación de este periodista del siglo XIX con respecto a la ganadería,
el panorama de estos siglos se puede resumir:
Unos ávidos de
porvenir buscaban las fuentes, los arroyos, levantaban humildes casas,
destinando los terrenos próximos a ellas al cultivo de los cereales, Otros
poblaban de vides extenesiones considerables cuyos frutos fueron unas de las
mayores riquezas del pais; y por último la generalidad se consagraba a la cría
y fomento de animales, puesto que el terreno abundante en ricos pastos se
prestaba perfectamente a esta clase de grangería. Así que en los tres siglos
precedentes al siglo XIX la industria lanera fue un elemento poderoso de
prosperidad, y tan positivo y verdadero es que que esto se contaban ocho
batanes en esta jurisdicción municipal. Las costumbres honradas y sencillas de
los primeros pobladores. El atraso en que todo se encontraba por consecuencia
de las luchas contínuas era la causa de que no progresara la agricultura,
utilizándose tan sólo el terreno en la producción de trigo y alguna que otra
semilla, pero dando un desacanso de dos años en la alternativa de las cosechas.
[1] La Voz de
Alcalá. Periódico cientifico, literario y de intereses locales . La
agricultura.Nº 3. Año 1879.
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