La
cofradía de la Veracruz estuvo ligada con la iglesia de San Juan de
Letrán, y recibió del Papa Julio III en 1553 una bula papal por la
que se permitía su fundación y erección de ermita, capilla y hospital, al mismo
tiempo que se le concedieron las mismas indulgencias en las fiestas que lo
recibían en la basílica romana.
De
los primeros años de la vida de la hermandad nacieron dos aspectos muy
importantes de su participación de Semana Santa: el monumento del Jueves
Santo y la procesión del Jueves Santo por la tarde. Sin embargo, su
festividad inicial fue la celebración del día de la Invención de la Cruz.
En el siglo XVII, fue
importante la unión que mantuvo con la Cofradía de la Santa Caridad, formando el
Hospital de la Veracruz y Santa Caridad, con su cementerio, y, lo más
interesante, creando el Corral de Comedias que sirvió de fuente de ingresos
para la cofradía,
EL PASO DE LA SANTA VERACRUZ
La
procesión, al principio, salía con los siguientes pasos: la banderola o
estandarte de la Santa Cruz con sus hermanos, a continuación, las andas de la
Santa Cruz; la hermandad del Cristo de la Columna estaba formada por su
gallardete y hermanos, seguidos de los de las andas del Cristo, continuaban las
hermandades del gallardete y andas del Cristo de las Penas; tras
estos, los de San Juan con su gallardete, y al final cerraba la Madre de Dios,
que recibía el nombre de la Soledad con su gallardete. A finales del siglo
XVII, se integraron los pasos representados y vivientes. Los primeros pasos de
esta cofradía que se mantuvieron en todo el siglo dieciocho fueron los
Azotes, Profetas, Arcángeles, Planetas y Doce Apóstoles. El paso del gallardete
y el del Cristo de la Columna adquirió una gran importancia y en 1768, se le
concedió el privilegio de guardar los cordones de plata de la imagen, algo
parecido a lo que sucedió con el Ecce- Homo en las prendas de Jesús
Nazareno.
En
los últimos años de vida de la cofradía, se transformó con el nombre del
Santísimo Crucificado de las Penas, manteniéndose todavía la placa del pendón
del siglo XIX. Algunos pasos, el tambor y la trompeta eran sus elementos
básicos en estos años finales (la imagen de San Juan, La Cruz
[4], el Crucificado de las Penas, la Soledad y el Cristo de la
Columna). En el siglo XIX, todos sus derechos y bienes pasaron a beneficencia
municipal y la propia cofradía, ya simple esclavitud, no tuvo apenas vida, como
se comprueba en la declaración de gastos ante el Alcalde Constitucional de
1840. Tan sólo el paso del Cristo de la Columna pervivió hasta principios
del siglo XX y en el siglo XIX volvió a reconstruir sus estatutos con la
hermandad de los judíos.
Pero
tan sólo, tenemos constancia de la presencia de este desfile de pasos en 1694.
Es, precisamente, el momento de que las imágenes no sólo van
acompañadas de sus correspondientes banderolas y gallardetes, e integrados por
un grupo de hermanos a los que se les denominan “pasos”, “ cuadrillas”…..En
concreto, este año asumió la interpretación catequética la
TROPA DE LA CIUDAD, dirigida por su capitán, alférez,
sargentos, cabos de escuadra y soldados, con el fin de sacar algunos pasos o
misterios de la Redención Pasión del Señor, y se comprometió a
organizar dichos pasos para el futuro: de ahí la costumbre de que el capitán
asuma actualmente la responsabilidad de la organización de los pasos y tenga
carácter militar la organización de los pasos hasta hoy día. Pero, sin olvidar
los tradicionales pasos de Pasión (Judas, Doce Apóstoles y Azotes o
Verdugos) había que buscar los orígenes del hecho redentor y, entonces,
comenzaron a integrar escenas y representaciones, a la manera de los artificios
o invenciones de la Fiesta del Corpus, de las Mojigangas o las
Máscaras de las Vísperas de las Fiestas. Lo hicieron con pasos de los PROFETAS, ARCÁNGELES, y el PASO DE LOS PLANETAS. El
primero era un paso en el que Isaías, Jeremías y Ezequiel iban vestidos con una
túnica blanca de color de hueso y una insignia con su cartela correspondiente
aludiendo a pasos de la Pasión; los Arcángeles o Ángeles suelen
estar representados por cuatro personas y , en el momento que se transforman en
Ángeles aumentan en número y suelen portar los cetros con los
pasos de Pasión ( tal como aparece en la cofradía de la Oración en el
Huerto); y el tercer paso de los Planetas que es una
representación en la que cuatro personajes, vestidos con grandes
cabezas, representaban la escena del Paraíso Terrenal ( Adán, Eva,
el Árbol, la Serpiente,…), con su correspondiente árbol en unas andas.
Según el número que se deduce de los siguientes años, observamos que pronto
desaparece el paso de los Planetas y, en su lugar, aparece el PASO DE LA
JINETA, que se encarga en 1701 a Francisco Ruiz. En 1708, el
Paso de la Muerte, personaje vestido de la Muerte que, al igual
que la mortaja de la Semana Santa Sevillana, representaba lo efímero
de la vida con sus dos balanzas y el vestido de esqueleto de la muerte.
Probablemente, este personaje y el de la muerte coinciden con la figura
de la Muerte sobre un caballo.
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