Dos
coordenadas básicas definen la vida de las personas y de las sociedades de tal
modo que todo se resume en el ocio y el negocio. Pasemos por alto, la locución
latina del “panem et circenses” tan manoseada por los críticos de turno para restregarlo en la cara de tantas
personas que no han tenido otra posibilidad que encontrar
un puesto de trabajo y verse sumidos en
la cresta de la ola del dormición futbolera , y tomemos estos dos términos de origen latino para comprender las
biografías de muchas personas y su relación con la vida pública y privada. Creo
que fue Cicerón el que mejor definió estos dos conceptos,
Por un lado el
ocio( otium) implicaba la definición de un término abstracto, que tenía una variedad de significados, incluyendo
el tiempo en el que una persona puede disfrutar de comer, jugar, descansar de
los esfuerzos, dedicarse a la
contemplación y a la actividad académica. Pero, hay quien lo lleva al terrero
intimista y privado para apartarse de la vida pública; otros, incluso, lo
consideran simplemente como un momento específico del periplo vital, algo esporádico,
en el que individuo queda apartado del
diario trajineo; nos quedamos con el autor clásico que lo ejemplifica en las muchas maneras que hay de ejercer el otium. Pues, si nos fijamos en su
tratado De Oratore, lo define desde el paso
a la edad de jubilación a llevar a cabo lo contrario de las actividades diarias del
labor improbus, o sea jugar a la pelota
, ya descubierta en aquellos años de la república romana-, o practicar otros juegos como de dados ; pero lo eleva a un terreno mucho
más sublime, cuando aplica el ocio al ejercicio de actividades sublimes del
espíritu- escribir libros, reflexionar sobre la filosofía, la política, la
literatura, y, lo ampliaríamos,
actualmente, en la reflexión sobre todos los campos del saber para beneficio de
la comunidad.
Por otro lado,
el negocio (negotium) supone una negación (nec otium, lo que no es ocio) el
trabajo ímprobo, la labor diaria física o intelectual, el yunque y la pluma, el
sudor y el insomnio, el desgaste y la
fuerza. Para Cicerón, esto involucraba tanto al ejercicio de un soldado en la guerra
o de un campesino en su tarea o jornal diario, como también la actividad del edil de turno trabajando
por la ciudad o el abogado que se subía la tribuna del foro.
Está claro que
estas dos formas de entender la vida por los pueblos antiguos supusieron un progreso de
la humanidad. No solamente, con el mundo del trabajo o negocio se levantó la Roma Imperial a través de sus
legiones romanas, sino que con los escritos y estudios de los grandes pensadores se hicieron las
ciudades más racionales; se descubrieron grandes inventos del progreso de la
humanidad y se perfeccionó la sociedad a través de los tratados filosófico-políticos.
En nuestra
sociedad, acontece que, a veces, no
sabemos distinguir entre el ocio y el negocio… Y queremos llevarlo todo a las
rueda del molino del negocio, puro y duro, del la usura y del interés
consumista; hemos abandonado la sublime labor del espíritu que crea utopías
para una sociedad mejor. Por eso, lo que era una fiesta de convivencia y de
encuentro se transforma, de sopetón, en un campo de
aprovechamiento económico de los oportunistas del momento. Menos mal que
todavía hay organizadores que saben reflexionar sobre estos dos conceptos. Lo vemos claro en el encuentro alcalaíno de
ETNOSUR, que se encuadra dentro de un buen aprovechamiento de todos los
terrenos del ocio : desde lo lúdico-juegos
populares, con la canción, circo, danza, …hasta el disfrute de la
intelectualidad acercándonos a personas que nos aportan nuevas formas de
entender la sociedad ajena al neoliberalismo actual y comprometidas con el
progreso, el voluntariado y el desarrollo sostenible. Es un ejemplo y una manera de entender el cultivo del ocio
gracias al negocio voluntarista de otras muchas personas y al compromiso de las
instituciones para organizar actividades
que se apartan de lo que es común y corriente
, a saber el negocio consumista que se ha comido al ocio; el botellón que se
ha comido al canto colectivo, la orgía dionisiaca al desarrollo apolíneo de la creación artística.
.En esa línea, muchos eventos actuales deben perfeccionarse, purificándose de
los que solo ven con el ojo del negocio de la gula y la usura.
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