INICIAMPOS ESTE SÁBADO PRIMERO DE ABRIL DE 2022, esta ruta por tierras de Baños de la Encina, Tras desayunar la torta charillero y el arresoli rutero en los Abades y dejar la A4, nos introdujimos por la carretera autonómina hacia Baños. Pronto, se nos ofrece el castillo almohade y el blanco pueblo a sus faldas, desde donde destacan su templo parroquial, la ermita de Jesús del Prado y el molino de viento, Paramos en el obligado estacionamiento.Nos esperaba nuestro amigo Alfonso, cerca de la Casa del Pueblo, y hace de nuestro guía, pasamos por la cueva de la Mona repleta de leyendas y nos desplazamos hasta el sendero romano, descendiendo la la la dera del Cerro del Cueto. Llegamos a los Chracones, foto de grupo, y contemplamos en esta área recreativa los pozos y pilas del antiguo descansadero de ganado, entre los anchos eucaliptos. Continuamos por la vereda sigue paralela al curso del arroyo de Valdeloshuertos en busca del Embalse del Rumblar, siguiendo nuestro camino pudimos contemplar la estrutura de la Fuente Cayeta, de origen romano y asociado al tramo de la calzada romana que iba de Castulo a Sisapo y que pasaba por esta ruta. Entre suelo de pizarra y monte bajo, florecillas nacientes y buitres sobre nuestra cabeza, recorrimos unis 3 kms, con la valla de distancia entre el monte y el caz del arroyo después llegamos al Yacimiento de Peñalosa, poblado de la Edad del Bronce excavado sistemáticamente desde 1986 por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada Subimos a sus casas, palpamos sus silos, sus muros defensivos, el hundidero de Salsipuedes,el pantano del Rumblar y un paraje singtular,Este poblado argárico de Peñalosa se asienta sobre un espolón de pizarra en forma de lengua, con dos grandes laderas de fuertes pendientes limitando al norte con el río Rumblar y hacia el sur con el arroyo Salsipuedes. Actualmente las aguas del embalse del Rumblar no bañan las estructuras de este poblado argárico.
Regresamos por el mismo camino y nos detenemos por la parte que se conserva de tapial , más bien musulmán que romano. Ascendemos por el mismo cerro y llegamos a las primeras casas de Baños de la Encina está situado al norte de la provincia de Jaén, en plena Sierra Morena y en la margen derecha del Embalse del Rumblar, sobre una altitud de 420 metros. Su origen árabe y su ubicación en una elevación del terreno nos dan un urbanismo intrincado y de callejuelas estrechas y desordenadas, en convivencia con edificaciones modernas en otras zonas de la villa.
Comprobamos que Baños de la Encina acumula rico patrimonio artístico conservado con gran decoro hasta ahora y delcarado como Pueblo de los Más bonitos de España. Con razón el centro histórico de Baños de la Encina fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1969.Se nos multiplican las imágenes por doquier, y los rincones para contemplar, desde pequeñas mansiones hoteleras a las de antiguos hidalgos, ue ha sabido conservar satisfactoriamente. Desde el castillo califal hasta la parroquial de origen gótico, desde la exuberancia barroca del camarín de su santuario hasta la austeridad blasonada del Concejo, desde el señorío de sus palacios hasta sus molinos del siglo XVIII, el pueblo conserva su identidad monumental que evoca su importancia histórica, el poderío económico de su nobleza y su interés por simbolizarlo arquitectónicamente.
Conm Puri, nos dirigimos entre convidados a una boda de unos mozos del pueblo en carro de caballos, nos dirigimos a la Ermita de Jesús del Prado.
Nos dirigimos a la comida en un hotel cercsano, con bellas panorámicas del castillo que se visionaba tras los ventanales.
Por la tarde nos dirigimos al Castillo, pasando por el centro urbano
Iglesia de San Mateo Tras pasar por una calle empinada y de fachadas de piedra con puertas dinteladas, en los peldaños del castillo contemplamos que la fisonomía de Baños de la Encina está marcada por la presencia de su imponente fortaleza califal, construida en un espolón rocoso que domina el río Guarromán. Su planta sigue el contorno de la peña, estrechándose en los extremos.
Está construido en tabiyya. Material típicamente árabe realizado a base de una mezcla de arcilla, arena, cal y piedras muy menudas, que se coloca por capas, de forma similar al encofrado actual de cemento, mediante “cajones” de madera, un molde de medidas fijas en cuyo interior se vierte la mezcla, que se solidifica por la evaporación del agua y al fraguar la cal. Se considera un procedimiento de construcción muy rápido y barato, por lo que se ha contrapuesto a obras cuidadas hechas con mampostería o sillares. No obstante, su empleo se justifica por la extraordinaria resistencia y dureza que puede alcanzar, y que depende de la proporción en que los diversos materiales entran en la mezcla. Los muros de Baños tienen un total de 11 cajones, de unos 75 u 80 centímetros de altura cada uno.
El castillo está dotado de catorce torres de tendencia cuadrada, que en su origen pudieron ser quince, si la última fue sustituida en el siglo XV por la gran torre del homenaje hoy existente. Las torres apenas rebasan la altura de la muralla, estaban huecas y conservan las huellas de los mechinales que indican que tenían tres plantas, cada una con una aspillera, enfiladas alternativamente a los lados norte y sur. Algunas tenían una cuarta planta sin aberturas al exterior.
En el patio hay un gran aljibe dividido en dos naves, separadas por pilares, y cubierto con una bóveda de medio punto.
Gracias a una inscripción, conservada hoy en el Museo Arqueológico Nacional, y de la que hay copia y traducción en las jambas de la puerta del castillo, sabemos que ordenó construirlo el califa al-Hakam y que se concluyó en el año 968. Junto con otros castillos también construidos por estos años, como los de Tarifa (Cádiz), el Vacar (Córdoba) o Zorita (Guadalajara), estaría destinado al acantonamiento de las tropas bereberes alistadas para las campañas anuales contra los cristianos, cuyo lugar de concentración final, ya en la frontera, sería la fortaleza de Gormaz (Soria).
Tras la conquista cristiana la parte oriental de la fortaleza fue convertida en un alcázar, mediante la creación de una muralla interior, compuesta por un poderoso torreón circular, del que hoy sólo se conserva la base, y dos lienzos que unían éste con los muros laterales, de los que hoy sólo queda parte de uno de ellos. El segundo muro debió ser eliminado y en la zona donde encajaba se encuentra una escalera. No obstante, en la muralla interior no se aprecia roza alguna, quizá porque simplemente se adosó. A este alcázar debió pertenecer también la gran torre del homenaje.
Ésta última se eleva considerablemente sobre el resto del conjunto. El frente exterior está redondeado, lo que indica que se construyó cuando ya la artillería había empezado a desarrollarse de forma importante. La parte inferior es maciza, presentando una cámara a la altura del adarve del castillo islámico, a la que se llega mediante una escalera exterior. De esta cámara parte una escalera que conduce a la terraza.
La torre no mira al frente, hacia la campiña, sino que está orientada hacia la población, proyectándose por encima de ella, lo que indica que se trata de una construcción señorial, cuyo fin no era resistir a un hipotético enemigo exterior, sino el amedrentamiento y control de la población campesina del lugar.
El Castillo de Burgalimar fue declarado en 1931 Bien de Interés Cultural.
Desde el adarve de la muralla, contemplamos el molino de viento en la parte alta del pueblo. Construido en sillares de arenisca de la zona, tiene 12 m. de altura en tres niveles y 4'5 m. de diámetro.
En su interior contiene una exposición permanente diseñada por José María Cantarero, denominada "Historias al viento", en la que se narran, estructurados por niveles de ocupación, las tipologías de molinos de viento, la historia y evolución de los molinos hasta la aparición de los de viento en el S.
XII, y la vinculación de la localidad de Baños de la Encina con los molinos y los trabajos vinculados en general al cereal, mostrando rutas por el entorno más cercano de la localidad.
Desde allí nos dirigimos a la plaza del pueblo, destaca el edificio del Ayuntamiento. La Casa Consistorial o Ayuntamiento se remonta a la época de Carlos I. Presenta una fachada apaisada de sillería, al gusto castellano, en la que se abre un arco de medio punto, sobre el que se levanta un balcón de forja con tejaroz, y exhibe a la derecha el emblema de los Austrias. Acoge una escalera interior de gran prestancia y es posible que el Salón de Plenos se corresponda con unos antiguos baños árabes.
Y acabmos la visita con la iglesia parroquial de San Mateo del último tercio del siglo XV con traza gótica para su nave como muestran sus arcos apuntados y bóvedas de terceletes. También la portada lateral es gótica, mientras que la principal, labrada en 1576, es manierista. Su torre de base octogonal, articulada en tres cuerpos y rematada por pináculos, fechada en 1596, se inspira en la arquitectura de Vandelvira.
Completa su interior el presbiterio sobre gradas y el crucero con cúpula de media naranja con linterna, diseñada en 1732 por Pedro de San Joseph, que se comunica con la nave por medio de un gran arco toral y cuyos brazos se cubren con bóveda de medio cañón y lunetos. Otros elementos significativos son el coro, en madera de nogal, la tribuna reservada para los jerarcas de la Inquisición, las capillas, de escasa profundidad, y la pequeña urna del sagrario, en madera de ébano, con carey, marfil y plata, e interesante pintura atribuida a la escuela de Murillo.
De allí , a una tienda de recuerdos, para degustar las toras y roscos de Baños.
Mereció la penas esta visita primaveral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario