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viernes, 12 de noviembre de 2021

EN ALCALÁ LA REAL INFORMACIÓN, NOCIEMBRE ALCALÁINO.

 





NOVIEMBRE ALCALÁINO

 

Noviembre  anuncia la muerte, con el día de los Difuntos, que invita a gachas familiares, al recuerdo de antepasados y a  flores  en las tumbas de los cementerios, también   es un mes que anuncia el final del año y se tiñe de rojo con el zumaque de los Tajos. Desde sus primeros días, estas tierras de Monterrey, aledañas al Portillo de los Aspadores,  cambian su verde negruzco del encinar colindante  por el encantador juego de colores ocres, amarillos y escarlatas. Y este rincón se ha convertido en un reclamo de senderistas  que proclaman con sus caminatas el otoño de hojas caídas  y  el canto de la sociedad de bienestar.
Hace unos cuarenta años, nadie daba un  duro por estas tierras ni valoraba este producto que jalonaba  los Tajos de Charilla.  Había quedado como un residuo rural  del mar de Tetis, entre las rocas gigantes de aquella cornisa de los Llanos  que hace millones de siglos quedó desprendiéndose entre arbustos y encinares, y que fue víctima de la invasión del olivar que cambió el paisaje mediterráneo en  viñedo y   olivar.  Ahora una nueva ruta senderista  ha revalorizado  aquellas tierras  que recuerdan otros parajes de la comarca. Pues el zumaque no era un  privilegio de los Tajos entre los portillos de Los Aspadores y Cerrado, sino que se extendía en muchos más rincones de la Sierra Sur. Lo había en las zonas montañosas del Castillo de Locubín y Frailes, y en parajes como el Cañuelo, Acamuña, Hortichuela  o Charilla.
Tampoco, el zumaque quedaba reservado a  este fruto de la naturaleza, sino que se prolongaba su función al curtido de las pieles. Y desde todos estos lugares se  trasladaba a las tenerías, el lugar donde se curtían las pieles, y teñían. Y el zumaque jugaba un papel fundamental que prolongó su  vigencia productiva hasta  los primeros decenios del siglo XX, hasta que fue sustituido por otros productos y la importación de las pieles de otros lugares. Estas tenerías se localizaban junto a la Fuente de la Tejuela, en el paraje de las Azacayas  que ofrecía el agua por sus canales y un rincón donde los curtidores y tintoreros arrendaban a los antiguos hidalgos la casa de las Tenerías con su bodega, su molino de zumaque y las salas de los pozos, tinajones, limpiadores de pelo, secado y tinte de las pieles. Vinieron otros tiempos, y allí se instaló Comercial Castilla compartiendo el trabajo artesanal con la presencia artesanal de los últimos trabajadores del zumaque. Luego, ni fábrica textil ni industria artesanal  los bloques de pisos arrinconan aquella fuente que entrega generosa el agua del del  alumbramiento del camino de San Marcos.    

Actualmente le zumaque se ha convertido en un escorzo estético que  recuerda que  resucitaba la piel animal  para gozo  humano. Si tuviera que nombrarse el primer o segundo domingo de noviembre con un complemento en las tierras de Alcalá se le daría el nombre de Domingos del Zumaque. Desde la mañana temprano, aparecen por cualquier rincón familias, niños y ruteros con su bastón de senderismo para caminar hacia la ruta del Zumaque. Unos lo hacen por el parque periurbano de los Llanos o  Fátima; otros por el camino de Aspadores; y los hay  como Huerta de Capuchinos, que sale  de plaza Juan Carlos I, atraviesa todo el trayecto de la cardo renacentistas (Álamos, Llanillo y Tejuela) llega al barrio del Camino de Charilla, y por el antiguo camino de esta aldea, camino entre olivares que besan los pies de los tajos alcalaínos. A nuestras espaldas, un bello paisaje con la fortaleza de la Mota y el pueblo asomaban por su cara norte y por el antiguo camino de esta aldea camino entre olivares que besaban los pies de los tajos alcalaínos.

Un rincón de turismo interior, un reclamo. Pero se necesita cargar las pilas y el zumaque motiva a abrir nuevos campos como la gastronomía, los productos típicos y  la oferta de servicios que necesitan un fuerte empuje y  compromiso de la sociedad para que no nos quedemos en el paso efímero del rojizo zumaque y lamentarnos con el  negruzco verdor de todo el año. Brotes verdes existen, como si recordaran aquellos dichos de que Por San Andrés, el mosto, vino es. O el de  Por San Andrés, el vino nuevo, añejo es. ... Una nueva generación de personas  apuestan por  nuevos productos, que fueron fundamentales  en otros tiempos, como Marcelino  Serrano o Campoameno, porque  las últimas semanas de noviembre, tras  dos meses desde la vendimia y el pisado de las uvas, el mosto, sometido a fermentación alcohólica en los toneles o en las barricas, ha pasado de mosto a vino. El zumaque, el vino, el aceite adelantado y de calidad  abren nuevos tiempos..... se necesitan los mesones, las tabernas y lugares gastronómicos típicos.   

 

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