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jueves, 24 de julio de 2025

NOTAS PARA LA HISTORIA DE NUESTRA ABUELA SANTA ANA . LA DEVOCIÓN ANTES DEL PATRONAZGO

 

NOTAS PARA LA HISTORIA DE NUESTRA ABUELA SANTA ANA

 LA DEVOCIÓN ANTES DEL PATRONAZGO


A finales del siglo XVI y en los primeros decenios del siglo XVII, la devoción a Santa Ana se acrecentó entre los vecinos de Alcalá la Real. Se manifestaba a través de su invocación a la hora de las rogativas que se celebraban por la ciudad con motivo de epidemias de peste, lluvias o tiempos de sequía. También, aumentaron los hermanos de su cofradía, así como los bienes que donaban para su iglesia, cofradía y cultos y días de su fiesta. No era de extrañar que abundaran que se otorgaban a esta cofradía, con lo que se ligaban muchas personas por medio de tierras, casas u otros bienes en su favor. De estos tiempos, en 1626, ante el escribano Antón de Santillán (legajo 4998. folio 826), aparece el jubetero y vecino (un oficio de aquella época que hacía jubetes, para las prendas militares, o jubones para la gente) Cristóbal de Espejo. Este vendía, por juro de heredad, a Francisco Ramírez Góngora, procurador y teniente de depositario de la ciudad un haza de una fanega de tierra de labor ubicada en la Fontanilla, lindera con tierras del clérigo Miguel Muñoz, Bartolomé de Espejo y capellanía de don Pedro de Novoa. Y lo interesante este contrato era que estaba gravada con cargo de un censo de 20.000 maravedíes en favor de la cofradía de Nuestra Señora de Santa Ana a pagar a partir de la navidad de este año de modo que manifiesta el enraizamiento que Nuestra Señora Santa Ana tenía en la ciudad, como se señala en el documento.

II

UNA CAPELLANÍA PARA EL CULTO DE NUESTRA SEÑORA SANTA ANA TRAS SU PATRONAZGO


Otra costumbre de aquella época Era la fundación de capellanías con las que se dedicaban misas en honor de Nuestra Abuela Santa Ana. Esta, en concreto, fue fundada en 1643 por Pedro de la Peña y Cano, vecino de la ciudad de Alcalá la Real, un clérigo de menores  órdenes ( lo que le facultaba para el ostiariado, el lectorado, el exorcistado y acolitado)  y  que pretendía  ascender a mayores ( subdiácono, diácono, y presbítero). Las basaba en 18 fanegas de tierra de Puertollano, linderas con las del granadino don Jacinto de Mendoza. Lo hacía ante el mismo escribano (legajo 5007. Folios 115-119).   El propio Pedro se autonombraba por primer capellán, y disponía como primera condición para él y los capellanes, que le sucedieran, decir seis misas rezadas por el alma  de sus padres el jurado Pedro de la Peña y doña Quiteria  Cano  y sus hermanas doña Elvira y doña Mencía y doña Ana de la Peña.  Aunque las capellanías solían inscribirse en las parroquias, en este caso en la iglesia de Santa María Mayor de la Mota, lo interesante de esta radicaba en que intención era clara: cuatro se habían de decir dentro del oficio de Nuestra Señora, y las dos restantes del oficio de “ mi Señora Santa Ana” y resalta frente a la anterior “ patrona de esta ciudad”. Y rogaba, que, como él, los futuros capellanes   que por tiempo fueren “perpetuamente las digan o hagan decir en la capilla y el altar que el otorgante tiene por suya propia en el convento del Señor San Francisco de esta ciudad “ ; y he aquí, la novedad de una nueva capilla de la ciudad de Alcalá la Real en este convento” de la advocación de mi Señora Santa Ana, porque así es mi voluntad”.  En caso de que se opusieran los frailes, se digan las misas por los capellanes en la Iglesia Mayor. Para continuar en la realización de las obligaciones nombraba por capellán, al presbítero don Miguel de Utrilla, hijo del regidor don Miguel de Utrilla, y si no lo pudiera en don Juan de Utrilla casado con doña Isabel de Carvajal. Continuaba en orden ser con los de Bartolomé Ruiz Morón, luego los de los Mazuela, Joan Marín Cano , Cristóbal de Lara, en todos primando la primogenitura de los hijos frente a las hembras. 

 

III

UN RETABLO PARA NUESTRA SEÑORA SANTA ANA

 

    Ante el mismo escribano (Legajo 5021, folio 746-8) en once días de noviembre de 1659, nos abre un nuevo ángulo para la historia de la cofradía de Nuestra Señora Santa Ana. Tras la marcha y la falta de producción artística de la familia de Pablo de Rojas, los Sardos Raxis, aparece un nuevo artista conocido en tierras de la Abadía de Alcalá la Real, firmando un contrato importante para la iglesia de Santa Ana. Se trata de Joan de Vitoria, vecino de Granada en la parroquia de San Juan de los Reyes, y maestro ensamblador, un primer paso para los artífices de su retablo. Se encontraba en la ciudad de Alcalá la Real y había acudido ante Antón de Santillán para firmar con el hermano mayor de la cofradía de Santa Ana Damián de Tapia el retablo. Lo afirmaba con estas palabras:” dixeron que es ansi que la dicha cofradía siempre a tenido intención de hazer en la yglesia y ermita de mi Señora Santa Ana en el altar mayor de ella un retablo de madera para el mayor adorno  de la dicha yglesia y de presente se ha ajustado que tenga efecto de hacer el dicho retablo”. Por eso el dicho maestro presentaba: 2 y para ello a hecho la muestra de su moldura en papel dibuxado y para su Señoría el Señor don Francisco Delgado Somoza, abad mayor desta abadía, vista lo  abido por bien y dado orden de licencia para que se haga el dicho retablo y en el execución  de ello está asentado y concertado el hacer en la forma y condiciones siguientes.” Y con estos preámbulos, conocemos su forma por las condiciones expuestas a continuación:

-Lo primero que el dicho Joan de Vitoria ha d3e hacer el dicho retablo de buena madera seca en la forma de la dicha planta y molduras, en que a de ser siete baras menos tercia y de alto ocho baras y tercia de modo que todo el testero del altar mayor lo a de coxer (6,25  X siete metros)  y , a de llevar sus columnas , cornixas y cenefas. Y desde luego a de comenzar a travaxar el dicho retablo y es a tener fecho  acavado y puesto  en el dicho altar mayor dentro de seis meses contadas desde hoy  dicho día acabado en toda perfección a vista de ensambladores que declaren que  está acavado en toda perfección  e obra conforme a al trato y disposición  que está ajustado, y si ansi no los hiciere e cumpliere y el dicho retablo  tuviere alguna falta  o no estuviere como es puesto, el dicho hermano mayor  pueda traer  maestros que declararan  de hacer en toda perfección  y por lo que para ello fuera menester  e intereses que se siguieren  a la dicha cofradía, se le pueda executar y execute y por sus costas "

    En la segunda condición manifestaban que la planta del retablo estaba firmada por el señor abad y el escribano, pero para que se llevara a cabo y en la forma perfecta había que dársela al maestro Joan de Vitoria para ir travaxando  y ajustando   en el tiempo de los seis meses  y , al final se vea si la madera era buena y se cumplían las condiciones expuestas.

-Se le entregaba para la madera, clavo y todo lo demás que fuera necesario para quedar acabado por parte de la cofradía en nombre de Damián de Tapia 3.000 reales, de los que recibía 250 reales en el momento de firmar el contrato y el resto se le pagaba cuando estuviera acabado.


 -La tercera condición es muy interesante, tal como aparece en los inventarios posteriores, la figura de los ángeles” que demás de obligación  que a de tener el dicho Joan de Vitoria  de hazer y acabar el dicho retablo en la forma de la dicha planta y como va referido a de hazer e poner en el medio del dicho retablo  en el alto de él  dos ánxeles de buena madera en el frontis  los quales an de ser de talla de madera y desnudos y de una vara de alto cada uno y por todo ello se an de dar los tres mil reales e no otra cosa.

-Se fijaba la fecha el día 15 de agosto, fecha Nuestra Señora y la ejecución judicial si hubiera necesidad.

Y este fue el retablo que se mantuvo hasta el siglo XVIII, y posteriormente, como figura en el libro recientemente publicado sobre la Historia de Nuestra Señora Santa Ana.

 

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