viernes, 11 de octubre de 2024

I CIUDADES DE UN CORREGIMIENTO TRIPARTITO. CONTEXTO HISTÓRICO DE ALCALÁ

 


 




Alcalá la Real  vive las mismas circunstancias sociales, económicas y políticas del reinado de Felipe II. En cuanto a su término municipal era más bien escaso, tal como referían a la Corona continuamente a la hora de peticiones económicas o en el conflicto entre la ganadería y la agricultura:

Vien constava y era notorio que el término de la dicha ciudad era muy corto, que por lo más largo tenía legua y media”([1]).

A comienzos del siglo XVI, sólo estaba cultivado el 12 % de las tierras de Alcalá, en tiempos de Carlos V, se llevó a cabo una  profunda labor roturadora que afectó a diez mil fanegas, pero todavía quedaron por repartir unas 50.000 fanegas, dedicadas a la ganadería  en el monte. De ahí que en la segunda mitad  del siglo XVI, coincidimos con el profesor Rodríguez Molina, cuando afirma:

“Estos espacios dispersos aquí y allá contaban aún con una extensa superficie de aprovechamiento comunal, uno de cuyos trozos arrojaba la medida de una legua”([2] ).

Era un término áspero, de relieve accidentado, que se presentaba poco apto para el cultivo básico del cereal.

En esa segunda mitad del siglo XVI Alcalá la Real era una ciudad en plena expansión, a donde un gran flujo de inmigrantes había acudido a expensas de la buena situación geográfica para adentrarse en otros mercados. En este periodo, gran número los mercaderes portugueses y moriscos, y algunos franceses, controlaban el comercio y frecuentaban la zona en un constante trasiego, en el que los  productos básicos- el trigo, el aceite  y el vino-, las prendas de vestir y otros productos alimenticios pasaban por la ciudad desde la Campiña hasta Granada, desde Málaga al Alto Guadalquivir  y desde Murcia  a las tierras cordobesas, sin olvidar  otros mercados más internos de ferias locales, como la de Guadajoz o la de Noalejo, famosas por aquel tiempo. La agricultura en los tiempos de cosechas y de la vendimia necesitaba de mano de obra ajena de los pueblos comarcanos. No obstante, su hacienda municipal apenas puede mantener los servicios básicos como el  pago de las autoridades y oficiales del cabildo,  algunas obras básicas y caminos, y las fiestas principales. Ante cualquier nueva obra de envergadura, hay que acudir al  endeudamiento  por medio de censos, que se pagan por el sistema de arbitrios roturados. Si a esto añadimos los servicios extraordinarios a la Corona  en forma de proporcionar efectivos o recursos  militares  y otras  formas, como donativos, repartimientos, millones, sisas, alcabalas, la situación se complica en demasía y da lugar a angostar los recursos naturales ganaderos que en palabras de los regidores de su tiempo era la principal granjería ([3]) a favor de la agricultura mediante la roturación de los campos.  Simplemente, de los  servicios militares destaquemos  la cooperación intensa en la guerra de las Alpujarras, el abastecimiento de recursos en la campaña de Portugal,  el envío de las compañías militares  a la  Costa en un periodo que  no dejaba tranquilos a los vecinos, ni siquiera un año, ante cualquier incursión turca o musulmana. En cuanto a lo segundo, el muelle de Málaga por los años ochenta o el puente de Madrid. A pesar de la táctica dilatoria y  exculpatoria del cabildo alcalaíno para evitarlos, al final la ciudad debe afrontar la parte proporcional otorgada.

Alcalá es una ciudad no sólo en expansión económica, sino urbanística, donde  el flujo de habitantes se estaba desplazando desde la fortaleza de la Mota hacia el Llano y los altozanos del cerro del Calvario, en medio de una oposición municipal, que se sentía amenazada por las pérdidas de otros los privilegios, mercedes, franquezas  y toda clase de dádivas concedidos por los reyes antepasados.

Ocupaba su zona urbana la fortaleza de la Mota y otra serie de barrios, tal como se describen en 1569:

-          El de la Mota se expandía desde la Puerta de la Plaza cara arriba con el Bahondillo.

-          Arrabal Viejo, san Bartolomé y Entrepuertas.

-          Cuesta del Cambrón y la Cava, descendiendo por la calle de Marinieves daba a la esquina de las casas de Pedro Martos, descendía por la calle Pozuelo hasta las hazas a  mano derecha

-          Arrabal Nuevo desde la casa de Marinieves abajo hasta salir a la Fuente Nueva de la Veracruz por la mano izquierda y por la acera mano izquierda de calle Real  desde el mesón de Luis Martínez  hasta la casa de Peña Redonda

-          Arrabal de san Sebastián por la acera de la calle Real abajo hasta el Llanillo y hasta las hazas y la vuelta hasta la Peña Horadada y vuelta hasta la casa de Miguel Muñoz herrero.

 

Los barrios de la Mota ofrecían un aspecto desolador, como manifiestan el  primer libro de capellanías correspondiente a estos años, en los que muchas casas estaban abandonadas en el Bahondillo([4]); por otra parte, en el barrio antiguo de  Santo Domingo se encontraba la misma desolación  con solares y casas vacías, donde vivía la gente pobre([5]) De ahí que, hasta el 1582,  no se llegara  a realizar un padrón fiable de  población,  y los vecinos  se computaran entre los 3.500 vecinos hasta los 1.800, pasando por 3000 o 2.500.  Por otro lado, se sobrevaloraba el recinto fortificado como centro comercial, político, religioso y judicial en detrimento de la nueva ciudad floreciente, dando lugar a un enquistamiento de  su desarrollo, pues impedía que los centros de servicios básicos se trasladaran a nuevos barrios en detrimento  de la economía local y de la estética de la ciudad, aduciendo que estaban formados por gente advenediza que no sabían defender los valores de sus antepasados.. Esto se manifestó claramente con motivo del intento de creación de una nueva parroquia en el año 1586 en el arrabal de la Veracruz. Ni dio tiempo al corregidor a que llevara a cabo una exhaustiva información para  construir una carnicería y un matadero, con el fin de agilizar las compras matutinas y los inconvenientes que suponía el desplazamiento de la población de los barrios bajos ([6]). A pesar de esta tendencia natural, que corresponde a un periodo de  mayor influencia urbana que militar, en el recinto  se restauraron las  murallas del Trabuquete,  de Santiago, del Rastro, y el propio Gabán. Esto, sin olvidar la propia fortaleza o castillo, donde Ginés Martínez de Aranda  llevó a cabo unas trazas que se mantendrán hasta el presente siglo con leves remodelaciones. En su entramado urbano, se remodeló su centro básico con una nueva plaza, más amplia y de mayor  perfección estética,  rodeada de las Casas de Justicia, de nuevos corredores, una gran parte de la nueva Iglesia Mayor y  la demolición de edificios que hicieron perder la simetría de la Plaza Baja. Se corrigieron las calles angostas de la Calancha, la de Góngora, o la del Taller y se ubicaron en su recinto el convento del a Encarnación, la Casa de la Mancebía, las Carnicerías y el Palacio Abacial.  Sin embargo, cuatro años antes de que acabara el  siglo, habían pasado el  barrio de la Mota, con el que  se denominaba n los de Santo Domingo, Bahondillo y Despeñacaballos, de 1600 vecinos a cuatrocientos ([7]). Pero, por otro lado, en este tiempo, los edificios religiosos se extendieron por la nueva ciudad y, frente a la oficialidad del cabildo, el clero secular y regular ofrecía unos servicios cercanos a los vecinos que no podían  ofrecerlos el cabildo abacial. Así, desde 1550, se levantaron las iglesias y ermitas de la Veracruz y de la Magdalena,  los conventos franciscanos de los Mínimos y de la Orden Tercera en los conventos de San Francisco y Consolación, y más tarde el monasterio de los dominicos del Rosario ([8]), en el centro de los nuevos barrios, lo que van a dar nombre a ellos. Esto, sin olvidar, el traslado y nueva obra del hospital del Dulce Nombre de Jesús ([9]) y el de la Veracruz, la apertura de dos nuevas puertas, la de la Tejuela y los Álamos,  y, en un terreno más particular, la  gran cantidad de posadas y mesones que a lo largo del Llanillo  jalonaban el camino de la Corte. Por citar un ejemplo de oficios fuera del recinto, había algún que otro mercero, lencero,   y especiero

Junto a la expansión de la ciudad, hay que relacionar el asentamiento  y dispersión de un gran número de viviendas rurales, referidas a la ganadería y a la agricultura. En su mayor parte de estructura efímera, como chozones, cuevas, o corralones, y, otros, estables como los cortijos de los grandes labradores, que provenían de antiguas alquerías y villas romanas. Incluso, surgieron o se desarrollaron núcleos rurales procedentes de varios cortijos de la zona en terrenos baldíos, a los que se les permitieron edificar ermitas como en Frailes, dedicada a santa Lucía, y en Charilla  a san Miguel en 1590 ([10]).

En los primeros años del reinado, disfrutó la ciudad de  una situación económica bastante holgada, pues todavía no se vio obligada a entregar las dos partes de las tercias del diezmo a la Capilla Real, pues se había producido una demora o aplazamiento  en la persona del abad Juan de Ávila hasta su muerte. Sirvan de ejemplo que en el año 1570 se evaluaban por un término medio  todos los frutos, pertenecientes al abad, de los cinco novenos en la cantidad de 8.000 o 9000 ducados e, incluso hubo años que llegaron a los 15.000 ducados. Pero, a partir del  advenimiento del abad don Diego de Ávila, cada año, seis mil ducados  debían entregarse de la parte que le pertenecía a la Capilla Real  Las consecuencias que se percibieron en este reinado son claras y notorias. El emperador parece que se ha desembarazado de la abadía  y parece que se le ha quitado, además de las rentas, y los clérigos naturales, que en ella viven o forasteros están muy pobres e se van los hijos de los nobles, porque no hay prebendas y los hay nobles, virtuosos y letrados. Ante la dificultad que se impidiera sacar diezmos para la Capilla Real, al menos se pretendía que fueran nombrados  algunos capellanes de las ciudades  de la abadía.

 Juegan un gran papel los  años de escasez y carencia de trigo, en una comarca, en la que, en gran parte, era autárquica e, incluso los particulares podían permitirse la posibilidad de vender excedentes de sus producciones a las ciudades comarcanas, como Granada, o, más alejadas, como Vélez, con un intercambio de  los arrieros, trayendo el pescado de la ciudad malagueña y cambiando a la vuelta por venta de trigo.  Entre 1568-1570,   1584 - 1585,  1590-1, 1598 y 1599,  años de extrema sequía, junto con otros de muchas lluvias como el 1596, y de algún que otro terremoto como el 1580, que derrumbó el Gabán,  en los que hubo que comprar, además de las circunstancias que hubo que afrontar con las guerras contra los moriscos, se agravó la situación con endeudamiento de  su hacienda municipal para hacer frente a los años de esterilidad, el arreglo de su recinto amurallado, gravemente afectado por el terremoto, la contribución a los servicios y repartimientos de la Corona, principalmente  en los años  ochenta, uno para la navegación del río Tajo y otro para el muelle de Málaga.. De ahí que hubiera necesidad de realizar varios censos. Si detalláramos más explícitamente, nos encontraríamos,  uno de 20.000 maravedíes con el fin de comprar trigo para repartirlo por los cuarteles o barrios de la ciudad y varios de 5.000 y 10.000 ducados ([11]). En cuanto a las obras emprendidas, el nuevo Pósito, La Casa de la Escuela de Niños, la  de Mujeres o Mancebía, la restauración del Gabán, el arreglo del derrumbamiento de la Torre del Homenaje y de la Imagen, las nuevas Carnicerías, el Peso de la Harina obligaron a asumir, en parte,  la ayuda de las penas de Cámara, siempre que el rey se las aprobara por una provisión real y las prorrogara,  o con  la rotura de algunas tierras comunales y concejiles  y el arrendamiento de la bellota ([12]).


En cuanto a sus componentes sociales de la ciudad alcalaína, podemos afirmar “el conocimiento de la población no ofrece tantas dificultades, ya que durante esta centuria se elaboraron censos y padrones, aunque, a menudos, muy separados en el tiempo, fragmentarios e impregnados de cierta heterogeneidad” ([13]).  Es una ciudad, que, a lo largo del siglo XVI, experimentó un gran incremento de población junto con su villa del Castillo de Locubín. Concluyendo con Rodríguez Molina.

“Alcalá la Real, sin embargo, cuando todas las poblaciones merman su vecindad de forma tan clara y se estancan en un deterioro sin remedio, aumenta notablemente su población, de manara que, en 1591 proporcionaba el censo, junto con Locubín, la cifra de 11.056  personas, que crecen incesantemente, hasta conseguir, en 178¡7, la cifra altamente significativa de 14.487 personas, caracterizadas por vivo dinamismo y panorama lleno de ricas iniciativas”([14]).

 Se percibe un conflicto entre la población de la ciudad fortificada,  que había recibido, por su carácter fronterizo, una serie de privilegios y mercedes, y el asentamiento de nuevas capas sociales, que residían en los  nuevos barrios surgidos tras las mercedes  concedidas por los Reyes, donde habían acudido nuevos vecinos al aire de iniciar negocios, establecer tiendas y ejercer oficios artesanales. Hasta ahora, se había podido mantener que la ciudad  fortificada fuera el recinto donde las familias hidalgas mantuvieran sus mansiones, el mercado tuviera como centro la Plaza Alta de la Mota y los representantes de los poderes- religiosos, políticos, judiciales  y económicos- se establecieran dentro de los muros y arrabal viejo de  Santo Domingo. En el reinado de Felipe II, los nuevos vecinos comenzaron a abrir los negocios en los nuevos arrabales,  el comercio deriva en muchas ocasiones a las afueras de los recintos fortificados, en el rastro, alhóndiga y casas particulares, y la Iglesia intentó abrir nuevas parroquias como la de la  Veracruz en 1582, apoyada por un amplio sector de la población, y, el corregidor y los  escribanos, incluso, llegaron a establecer en algunos periodos sus dependencias fuera de la  Mota. Sin embargo, en este periodo será un preludio de lo que acontecerá el siglo siguiente con las realizaciones no  permitidas. Se denegará la apertura de establecimientos públicos como el matadero o la carnicería, se vetará la nueva parroquia de la Veracruz y, eso que  razones de honor primaron a principios económicos, pues subir  al  recinto fortificado no era sino un inconveniente para  la mayor parte de la población que perdía mucho tiempo en realizar los negocios burocráticos y abastecimiento por la lejanía de sus domicilios..

No sólo se añaden a estas nuevas circunstancias el aumento de la población  y  los nuevos campos de producción que comienzan a ser rentables, sino también que el recinto fortificado comienza a sufrir las consecuencias derivadas de los fenómenos naturales, del abandono de sus casas y de su transformación de ser una posición militar en un  espacio civil y eclesiástico, quedando su funcionalidad primera en  un testigo histórico, cuyo personaje más representativo era la figura honorífica del alcaide de la fortaleza. En los años ochenta, además de lo anterior, la ruina del flanco suroriental  de la fortaleza causó una pérdida irremediable con la caída del Gabán, Cañuto, muralla y dos torres muy importantes, como las del Pendón y del Farol, a pesar de que se hicieron los mayores esfuerzos con la llegada de maestros de cantería como Ambrosio de Vico, maestro mayor de la Iglesia de Granada,  y  del cordobés Navarrete. Sin embargo, no se pudo sino reconstruir un antepecho para sujetar aquella mole, en la que estaban adosados los corredores, escribanías y algunos edificios de la plaza. En los ochenta del siglo XVI, fue el golpe mortal para el Gabán, que ya no podrá recuperarse y marcará el cenit del recinto fortificado.

En cuanto a la composición de la sociedad, los estudios posteriores demuestran un alto componente superior al ochenta por ciento de clase jornalera y labradores frente un grupo reducido de oficios, administración y clero. A finales de los ochenta, constituyen  cierto  grupo los moriscos dedicados al comercio y arrieros ( los gaçis), los franceses  y la minoría portuguesa, dedicada también al comercio y  las tiendas de la Mota a través de una red que partía de Sanlúcar donde tenían su centro de compra al por mayor de lencería y mercancías ([15]). En cuanto los gitanos citamos varias conclusiones de la historiadora y archivera Carmen Juan Lovera. Y así hasta dieciocho bautizos de hijos de gitanos, entre 1539 y 1599, lo que da una  proporción superior al uno por mil, en la parroquia, y que durante este tiempo tuvo un total de 16.708 bautizaos...Como suponemos que en la otra parroquia la de Santa María la cifra es semejante, se pude decir que, en la sociedad alcalaína del siglo XVI, había una importante representación de la raza gitana...([16]). Al mismo tiempo, son numerosos los nuevos vecinos, que aparecen en los libros de actas desde el año 1570. Pero, poco a poco tratan de evadir el control municipal que  establecía  la ubicación comercial en las plazas alta y baja de la Mota, instalándose en otros barrios de la ciudad en perjuicio de los tradicionales comercios y oficios y abusando del privilegio de vecindad que les permita entrar en otros mercados  beneficiándose de las exenciones de la ciudad ([17]).

 


      En cuanto a las relaciones de los estamentos civiles y eclesiásticos, no se perciben en  este periodo un enfrentamiento, sino que, en la mayoría de las ocasiones, la colaboración entre ambas instituciones  es la norma común de comportamiento, teniendo en cuenta que, salvo la autonomía municipal, el corregidor y el abad son nombrados o propuestos  por la Corona. Aún más, coinciden en  reivindicar  ante  el rey dos cuestiones fundamentales para la  abadía de Alcalá: su conversión en Obispado y la reserva de dos capellanes de la Capilla Real de Granada para los vecinos de Alcalá. En cuanto al primer asunto, el principal  defensor fue el abad Maximiliano de Austria, emparentado con Carlos V, que usó de todas sus artes de influencia para ello, pero tuvo el impedimento de los obispos cercanos a Felipe II, y probablemente, los obispados del entorno, sobre todo, el de Jaén. Y eso que se enviaron comisarios a la Corte, se contó con el apoyo del Duque de Sesa y de otras personas influyentes en ella ([18]. En cuanto a la participación en el nombramiento de  capellanes, habrá que esperar  un siglo, más o menos, para que, con el abad San Martín, consiguiera que  se reservase dicho nombramiento a sacerdotes de la abadía de Alcalá la Real.

El grupo noble y de caballeros del regimiento se confundía entre ellos y  muchos de ellos  participaban de las preeminencias y protocolos sin necesidad de ser miembros del cabildo, hasta el punto que no llegó a  fundamentarse una división o excepcionalidades hasta finales del reinado por el simple hecho de ser munícipe,  tal  como ocurría en las celebraciones de san Sebastián o en las procesiones fijadas en la tabla del cabildo, donde no había distinción. Además, se percibió  cierta apertura en este círculo cerrado, fruto de la reproducción de enlaces continuos entre los miembros de las mismas familia y la endogamia  familiar,  por medio de la  incorporación de nuevas familias a través de la compra de oficios y la venta de ellos por parte dela Corona, creando otros nuevos, con lo que llegaron a acrecentarse a veintisiete regidores  y a ocho jurados mediante un mercadeo, en el que el precio oficial de ochocientos y quinientos ducados se había sobrevalorado en los contratos de los escribanos en mil y ochocientos ducados. Claro ejemplo de ello es la protesta de  los antiguos regidores cuando manifestaban en 1593 ([19]): No se creen más regimientos ni jurados que ay veintisiete regidores y ocho jurados por dos mil vecinos  

A imitación de otras ciudades, surgieron compañías de caballeros como la de san Sebastián, se reguló el protocolo de ciudad en el Corpus y otros  elementos de los regidores y jurados, anunciando un nuevo periodo más fastuoso y de oropel más que de entrega a los servicios de la Corona.  No obstante, estaba muy enraizado el sentido caballeresco de los regidores, pues llegó a impedirse prerrogativas como las de la alcaldía del Castillo de Locubín a los nuevos regidores, de origen distinto a la descendencia y más al progreso económico. Sobre todo, nos referimos a unas familias denominadas los Zamoranos, que emprendieron en este periodo una serie de pleitos contra los hidalgos del cabildo por razones de linaje, inventándose, como era frecuente en aquella época, falsas genealogías que se remontaban  familias de origen castellano y leonés ([20]. Pero, esto no impidió que, incluso, entre los nuevos regidores algunos extranjeros como la familia de los genoveses alcanzara  un regimiento de Alcalá la Real con  el nombramiento de Pedro Veneroso en 1598 ([21].

La ciudad  se organizaba institucionalmente por medio del cabildo, bajo la  presidencia del corregidor. Éste, a su vez, ejercía como voz de los ciudadanos  en forma de  acuerdos, propuestas y ejecución de órdenes, y, al mismo tiempo comisionaba a sus miembros en distintos apartados y asuntos. Entre ellos, nombraba comisiones de abastecimiento, aguas, o  milicias y alcaldes de oficios, entre los que destacaban los sastres, zapateros, caldereros, jubeteros, herreros, curtidores, sederos, tundidores, aguadores, albañiles, carpinteros, odreros, fieles del peso de la harina, de la carnecería y padres de menores. Un ejemplo de los diputados- sus funciones, su composición y su temporalidad- lo presentamos con el cabildo de suertes del año 1582, pues posteriormente breves matizaciones se llevará a cabo:

 

 

 

NOMBRE DE DIPUTACIÓN

COMPOSICIÓN

TEMPORALIDAD

Cuentas de Propios y rentas

Dos regidores y un jurado Presente el corregidor  Se nombraba un mayordomo por la ciudad.

Anual.

Cuentas del Pósito

Ídem

Anual

Fiestas del Corpus Christi

Dos regidores y un jurado

Anual

Visita de Términos

Dos regidores y un jurado. La obligación es del corregidor.

Anual. Pero se suele hacer una por corregimiento.

Diputación o contaduría de pleitos

Un regidor

Anual

Alferazgo

Un regidor. En años posteriores lo nombra el rey por merced.

Anual

Juzgado y Ordenanzas

Dos regidores y un jurado

Bimensual y por rueda

Visita de Cárcel

Ídem

Ídem

Bastimentos, licencias y ordenes

Dos regidores

Anual

Juzgados de pleitos por apelación

Dos regidores

Mensual por rueda

Alcaides del Castillo

Un regidor

Anual

Plantación y riego de Álamos

Dos regidores y un jurado

Anual

Fuentes y aguas

Ídem

Anual

Empedrados

Ídem

Anual

Calzadas, puentes y malos pasos

Ídem

Ídem

Cuarteles o barrios

-Mota, Santo Domingo, Cuesta del Cambrón. San Sebastián, san Juan, Llanillo

Ídem

Anual

 

INGRESOS DEL AYUNTAMIENTO

 

Bienes muebles e inmuebles

 

Casilla cabo Santo Domingo

 

Tierras del Majalcorón

Renta de tres / dos

Solar a espaldas de Alhorí

7 reales

Cortijo de la Primera Cañada del Pinillo

180 fanegas pan terciado

Solar de Cristóbal Muñoz Herrero

 

Cortijo de la Fuente el Piojo

100

Dos Huertas del río del Castillo

 

Haza de Frailes, que es bajo la senda de Navasequilla

4

Censo sobre molino y tierras  y batanes en el río del Castillo de Locubín

1.000 mrs.

Haza de la Peña del Yeso

4

Cortijo del Puerto Locubín

180 fanegas terciadas

Cabeza Carnero

160

Huertas del río del Castillo

1500 mrs.

Acequia Alta

160

Penas de Cámara

Parte de las condenas. 11.330 en 1571, 37.400 mrs. en 1573

Acequia Baja

270

Tierra de las Carboneras

6

Mesa  de Juan Carnicero

130

Venta de Acequia  y tierras que le rodean

20.000 mrs por años

Villar del Juanil

100

Fuente del Adoradero

25

Medianil o Juntas

46

Abasto de jabón

15.000 mrs.

La Atalaya

 

Abasto de la cera

7.500 mrs.

Fuente la Piedra

220

Oficio de pastelero

6 ducados

Cerro de la Madriguera

160

Salinas de Filique

60.000 mrs.

Cortijo de la Horca  y Fuente el Piojo

100

Alhorí bajo

1.000 mrs.

Allozarejo

 

Horno de la Plaza

Dos ducados

Llano de la Señora Santa Ana

36

Botica

6 ducados

Tierras de la Hortichuela

36

Tienda del rincón de la Plaza

6 ducados

Hazas del Salobrar

12

Escritorio junto a la cárcel

5 ducados por 4 años

Tierra de las Juntas

46

Tienda de  mazmorra

9.000 mrs. por 4 años

Tienda del Contraste

42.000 por 4 años

Tienda grande de la plazuela

4.687

Tienda de la Cárcel Vieja

2.000 por 4 años

Tienda del escritorio

2.250 por cuatro años

Tienda junto a la caballeriza de la Justicia

3.000 mrs por cuatro años

Tienda del capítulo

54 reales

Tienda del Pendón

10 ducados por cuatro años

Tienda del Argamasón de del Adarve

Dos ducados por cuatro años

Almotacenazgo

24 ducados por un año

Escritorio 6 ducados por cuatro años

 

Tienda de la Plaza Alta

170 mrs.

Casilla del Castillo

100 mrs.

Solar junto a Ermita de san Juan

360 mrs

Adarve junto a la Torre del Pozo

66 mrs.

Torre de Alonso Hernández de Villareal

8 reales

Torre de Fuente Álamo

31 mrs.

Casa junto a Juan de Córdoba

 12 mrs

Tienda de la Plaza del Castillo

500 mrs.

Tienda de la Carnicería del Castillo 4 mrs.

 

Adarve de la Puerta de Santiago

20 mrs.

Escritorio

6 ducados

Casa de las Mancebías

10.500 mrs.

 

 

 

 

 

 

Escritorio

Ídem

Renta de la fieldad

25.000 mrs.

Entrada de Alhorí Alto

Dos ducados

Tienda bajo la Escaleruela

10 ducados por cuatro años

Tienda bajo la Escaleruela

10 ducados

Negocio del vino

40.000 mrs.

Tiendas de encima de la plaza y solar

782 mrs

Tienda del Peso de la Harina

 

Casa de la mazmorra

 

Torre de Charilla

 

 

 

 

GASTOS

Concepto

Cantidad

 

Ordinarios

 

Limosna Pobres y cárcel

Pago del corregidor

Alcalde Mayor

Pago de regidores

Alcaide del Castillo

Guarda de Alameda

Escribanos del cabildo.

Mayordomo de Propios

Síndico-Procurador

Portero

Dos abogados ( uno de la Audiencia y otro de Granada)

Dos procuradores

Preceptor de Gramática

Sillero

Pregonero

Alcaldes de la corambre

Fiel del contraste y fiel de la carnicería

Fiestas

 

680 mrs.

 

53.200 mrs

6.000 mrs.

1.500 mrs. (cada uno)

2.000 mrs.

 

 

3.000 mrs ( dos)

4.000 mrs.

 

1.500 mrs.

2.000 mrs

4.000 mrs.

 

 

3.000 mrs.

5.000 mrs

 

4.000 mrs

tres ducados

 

 dos ducados

4.500 mrs.

 

 

 

Extraordinarios

Obras

Camino

Limpieza

Guerra

Fiestas extraordinarias

Variable

 

 

 

 

.    

            La vida del corregimiento vivió en un periodo de relajación y control durante los primeros años del reinado de Felipe II, hasta la llegada de Zarco de Morales, juez de cuentas por nombramiento real, que levantó, en 1584, un auto contra las autoridades locales acusándolas de malversación de fondos públicos, defectuosa administración,  y partidas  aprobadas sin consignación.  Desde este momento, se endurecieron las relaciones entre el poder local  y el representante de la Corona, con una serie de pleitos interpuestos contra los corregidores en el salario.

 



[1] AMAR. Libro Primero de Ejecutorias y Privilegios . Fols  98-99.

[2] V.V.A.A. Alcalá la Real. Historia de una ciudad fronteriza y abacial. Tomo I.Pág.52. Alcalá la Real. 1999..

[3] AMAR. Acta del cabildo del 23 de marzo de 1593.

[4] APSM. Primer libro de Actas de la Parroquia de Santa María la Mayor. Martín Rosales, Francisco. “ Fuentes económicas de la abadía”. II Congreso de la Abadía de Alcalá la Real. Alcalá la Real. I998.

[5] AMAR. Acta del cabildo del 25 de noviembre de 1586. Declaraciones de los regidores Gamboa, Clavijo y Pineda en esta sesión .

[6] AMAR. Acta del 25 de noviembre de 1586.

[7] AMAR. Acta del cabildo del 2 de agosto de 1595.

[8] AMAR, Acta del cabildo del 29 de noviembre de  1591. Ya estaba fundado el convento en una casa de la calle Rela, su prior era el padre prior Juan de Montoya, famoso por escribir un libro sobre  el Santísimo Sacramento, dedicado a la ciudad de Alcalá la Real.

[9] AMAR. Acta del cabildo uno de febrero de 1597. Se recogen las obras de dicho hospital, que empezaron en 1594,  y la petición de limosna al ayuntamiento porque estaban en obras, tenían muchos gastos de  botica, médicos de entierros, enfermos y transeuntes, el salario de cuarrto hermanos de san Juan de Dios

[10] AMAR,. Acta del cabildo del 21 de agosto de 1590.

[11] AMAR. Acta de l 26 de junio, donde se recoge el traslado de la provisión real , escrita  en San Lorenzo, a 12, de junio de 1584.

[12] AMAR. Acta del 26 de abril de 1585, en la que se señalan ls sitios de roturación y el  corrspondiente arrendamiento de la  bellota para hacer frente a la restauración del Gaban. Los sitios marcados fueron  700 fanegas,  situadas en el arroyo de las  Parras junto al límite con provincia de Granada, las Juntas en la mojonera donde se unen  los arroyuelos de Palancares y Velillos,  los altos de Juan Garrido, Cañada Honda y Alfábila.

[13] V.V.A.A. Alcalá la Real. Historia de una ciudad fronteriza y abacial. Tomo I.Pág.61. Alcalá la Real. 1999..

[14] Ibidem. Pág. 67.

[15] AMAR. Acta del cabildo del 3 de abril de 1576.

[16] JUAN LOVERA, Carmen. Aportaciones documentales a la historia de los gitanos en Andalucía. Boletín de Estudios Hiennenses. Diputación de Jaén. Cita que muchos eran alabarderos y danzantes.

[17] AMAR. Acta del cabildo del 10 de mayo de 1585.

[18] AMAR. Acta de cabildo del 19 de agosto de 1586

[19] AMAR. Acta del cabildo de l 20 de abril de 1593.

[20] AMAR. Acta del cabildo del 10 de diciembre de 1596, que recoge el fallo de la Chancillería del 10 de noviembre del mismo año. En el acta del cabildo del 2 de agosto de 1597, se recoge un traslado de una provisión real, en la que  se relata la historia de la familia, Pedro Hernández de Jaén, había llegado a ser regidor, tras una vida  próspera, por la que se había enriquecido con el comercio. Ello dio lugar a que su yerno y dos hijos ( Juan y Cristóbal Zamorano) alcanzaran nada menos que tres regidurías y la categoría de hidalgos por medio de una serie de probanzas relacionadas con los montes de León. Incluso un hijo se emparentó con la familia de Francisco de Pineda..

[21] AMAR. Acta de cabildo del 24 de juliuo de 1598.

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