
En el siglo XIX, se mantienen todos los elementos típicos de la festividad, y ya que tenemos noticias del funcionamiento de un año a través de la memoria que entregó a alcalde constitucional del año 1842. La hermandad mantenía la tradición de los demandantes por el campo, el canto de las salves, y la festividad del día de la Aurora. al frente de la cual había un capellán que celebraba misa en todos los días festivos y feriados. En su fiesta, se llevaba a cabo el adorno y la iluminación de la iglesia y de la portada, la vocación de la fiesta con fuegos artificiales, una misa con sermón y la procesión; todos los actos eran acompañados por una capilla de música, que en aquel año era la de Florencio Alba, y por el estruendo de cohetes. Se distinguían dos tipos de actuaciones musicales, la de capilla, interpretada durante la misa en forma solemne, y la marcial en la iluminación y procesión del rosario de la Aurora en el segundo domingo de septiembre.
Un elemento esencial eran los faroles de la Aurora que acompañaban a esta cofradía en procesiones, rosarios y aguilandos (así como en los entierros de las personas que conducían al camposanto de la Mota). A partir de agosto, se iniciaban los despertadores con sus cantos, cuya vestimenta era pagada por la hermandad. Como tradición nunca perdida, se celebraba la fiesta de la Candelaria y las misas de sufragio por los hermanos fallecidos. Caso típico de todas cofradías alcalaínas llevaban a cabo la demanda por el mes de agosto recogiendo cereales, y ofreciendo las cuarteleras y fangueras a los devotos.
Un elemento esencial eran los faroles de la Aurora que acompañaban a esta cofradía en procesiones, rosarios y aguilandos (así como en los entierros de las personas que conducían al camposanto de la Mota). A partir de agosto, se iniciaban los despertadores con sus cantos, cuya vestimenta era pagada por la hermandad. Como tradición nunca perdida, se celebraba la fiesta de la Candelaria y las misas de sufragio por los hermanos fallecidos. Caso típico de todas cofradías alcalaínas llevaban a cabo la demanda por el mes de agosto recogiendo cereales, y ofreciendo las cuarteleras y fangueras a los devotos.
Curiosamente, esta hermandad tenían un aspecto familiar que se ha mantenido hasta el siglo XX, aunque se renovó por los años treinta, imitando a los de Priego bajo el mandato de hermano mayor Francisco Huertes Granda. Los Vegas solían ser sus hermanos mayores, los despertadores y los portadores de los faroles, que desparecieron por los años cincuenta de este siglo, lo mismo que la hermandad.
Hoy con fotografías de la procesión del Rosario de la Aurora o Alba de la nueva imagen de Alba y Rocío, obra de Manuel Ángel Rodríguez
[1] AMAR. Acta de cabildo del veinticinco de enero de 1783. En ella se comenta que una noche se mezclaron los contrabandistas y escopeteros con los hermanos de la Aurora "que iban al Rosario".
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