LA CRUZ DEL
ECCE HOMO EN EL PRIMER CALVARIO DE ALCALÁ LA REAL
El oratorio del Señor del Ecce-Homo era la primera estación del Vía Crucis. Pues era una costumbre muy cristiana que el pueblo llevara a cabo la práctica pietista del Vía Crucis (recorrido de las estaciones de la Pasión y Muerte de Jesucristo); en Alcalá, el primer vía crucis se construyó en la Cuesta del Cambrón, de la que nada se encuentra. El Vía crucis del barrio del Calvario o de las Cruces fue obra de unos devotos alcalaínos a mediados del siglo XVI y se mantuvo hasta principios del siglo XX, que renovó todo su mobiliario y fue bendecido en la visita pastoral del primer quinquenio de nuestro siglo pasado. Pues, estaba compuesto de catorce cruces (con su peana y basa marcadas por el número de la estación y su leyenda correspondiente) y por unas pequeñas ermitas, oratorios u hornacinas donde se albergaban en forma de cuadros, bajorrelieves o imágenes las distintas escenas de la Pasión. Afortunadamente, quedan varias cruces en la calle de la Subida a Fátima y restos de los oratorios de la Verónica y del Santo Sepulcro (que era la última estación); y, sobre todo, el oratorio del Señor del Ecce-Homo y la cruz de la Rosa, que nos hace imaginar este entorno paisajístico. Un cerro, con unas veredas que ascendían al paraje de los Llanos; y, de trecho en trecho cruz y oratorio, parada obligada y estacional; sin viviendas, entre flora de monte bajo, oliendo a tomillo y romero, y envuelto entre rezos de padrenuestros y meditaciones sobre la muerte de Jesús.
Es un lujo y un tesoro que el grupo de hermanos del Ecce-Homo haya embellecido el lugar de su oratorio y cruz, se haya recuperado su parte arquitectónica, tan sencilla y tan andaluza; se renovara su iconografía con el cambio del antiguo cuadro con una bella imagen del Señor del Ecce-Homo, que se entronca en la Escuela Granadina de principios del siglo XVII, única imagen que recuerda a nuestros ilustres imagineros, porque su autor debió beber de las fuentes de Pablo de Rojas. Obra, que recientemente la restauraron los hermanos de la cruz y le dieron el valor patrimonial que todos podemos contemplar.
Es un lujo y un tesoro que el grupo de hermanos del Ecce-Homo haya
embellecido el lugar de su oratorio y cruz, se haya recuperado su parte
arquitectónica, tan sencilla y tan andaluza; se renovara su iconografía con el
cambio del antiguo cuadro con una bella imagen del Señor del Ecce-Homo, que se
entronca en la Escuela Granadina de principios del siglo XVII, única imagen que
recuerda a nuestros ilustres imagineros, porque su autor debió beber de las
fuentes de Pablo de Rojas. Obra, que recientemente la restauraron los hermanos
de la cruz y le dieron el valor patrimonial que todos podemos contemplar.
Nuevos datos nos remontan esta práctica del Viacrucis
y la colocación de Cruces, que dan lugar al Calvario en los años finales del
siglo XVI cuando se está culminando la extensión urbana de la ciudad del valle
y comienza el abandono de la ciudad fortificada de la Mota. Por una dote
matrimonial entre Teresa Rodríguez, hija de Pedro Fernández Mocete y Leonor
Rodríguez de Arrabal, Juan Sánchez de Sosa, labrador del cortijo de la Cañada
Ámbar, se recoge una referencia de este lugar, al citar entre los bienes que
aportaba como dote ante
Juan Ramírez de Burgos, el 17 de enero de 1601:
: “Primeramente,
unas casas que de presente vive la dicha Leonor Rodríguez que son junto a las
cruces del Calvario, que se entiende desde la puerta principal de lo edificado
y frontero a la del corral de esta hasta la parte baja que alinda con Antón Ruiz de
Revilla". Y este dato de Benito
de Tapia vive en 1600 en la calle del Calvario, o el acta de fundación de la cruz del Señor
del Ecce-Homo de 13 de abril de 1649, que dice
"El licenciado Juan de Cuartas, presbítero, Francisco Hernández,
tejero, Pedro Álvarez Baeza y su hijo Pedro Álvarez, piden licencia a la ciudad
para hacer Humilladero y Oratorio junto a la primera cruz , donde empieza
el Calvario , donde signifique donde a nuestro Salvador y Redentor
Jesucristo sentenciaron a muerte y le pusieron la cruz y,
por lo visto, dan licencia a los susodichos que hagan el dicho
oratorio , como lo ofrecen, no mudando ni quitando ninguna cruz ni paso
que hoy está edificado en el dicho Calvario".
FRANCISCO
MARTÍN ROSALES
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