LA CARRERA
 DE SAB BARTOLOMÉ
 
 fomento y el ejercicio de la
caballería  le afectó al Arrabal
Viejo  claramente con la  construcción de la
 Carrera de San
Bartolomé. Esta vía de acceso 
procedía del antiguo camino de San Bartolomé, tal como se observa en
esta memoria de  “Martín de
Frías, casado con  doña Luisa de
Herrera,  tenía casas, linderas con Pedro
de Tojar y las de Juan de Aranda Pineda. Vivía en el Cerro de los Caballeros,
lindera con el camino de la
 Calzada y Ejido de San Bartolomé”.. En    1586,       ya comenzaron a  urbanizar este entorno: “Se ordena
realizar la Carrera
de Caballos, junto a San Bartolomé, para ejerció de los caballeros de cabildo”.   Con este acuerdo también, unos años después el asunto
se tomó en serio y se   ordenó que “para la ejecución de la caballería se
realizara una carrera en San Bartolomé, 
y se adoctrinasen e a los caballos, se encargan Francisco de pineda y
Pedro Veneroso. Se le concedió a Juan Garrido 730 reales para aderezo de
carrera junto a la ermita de San Bartolomé”.
En concreto, entre
 
1597 y 1599, como obra de interés publico
  se hicieron trazas y se ejecutaron hasta los
primeros años del siglo XVI.  
La transformación de un simple camino a una carrera de
caballos le dio un nuevo viraje  en  este momento incipiente de decadencia:
 
“Se acordó sobre la
 Carrera de Caballos de San Bartolomé: que se acabare, pues
costaba muchos ducados y es muy importante para hacer potros y correr los
caballos y es va cayendo por no estar revocada y acabada de sentar unas losas.
La obra fue realizada por Juan Sánchez, albañil. Se remató a dos reales y medio
cada tapia con los materiales puestos y la obra a medio real por tapia en mano
de obra. Tenía 150 varas de largo (124 metros) y media de alto por la parte alta y
la baja, tres cuartas por haber manantial. Con la medida de Miguel de Lara,
tenía cuatrocientas tapias  que no
estaban acabadas ni revocadas la tela de la parte alta de dicha carrera (1815
reales) pues costaba muchos
ducados y es muy importante para hacer potros y correr los caballos y se  va
cayendo por no estar revocada y acabada de sentar unas losas. La obra fue
realizada por Juan Sánchez, albañil. Se remató a dos reales y medio cada tapia
con los materiales puestos y la obra a medio real por tapia en mano de obra.
Tenía 150 varas de largo (124
 metros) y media de alto por la parte alta y la baja,
tres cuartas por haber manantial. Con la media de Miguel de Lara, tenía
cuatrocientas tapias  que no estaban
acabadas ni revocadas la tela de la parte alta de dicha carrera. (1815 reales)
 
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