UNA
FOTO ENTRE EL PRESENTE Y PASADO
La
fotografía nos ilustra de un momento crucial para la historia de la hermandad.
Aconteció por el año 1956, se celebró la reunión del día de San Miguel y
la función de Iglesia, que presidió el
párroco don José Luís Cuevas Motos y , tras ella, se bendijeron los
crucifijos que quedaron como un emblema de cualquier hermano del Cristo de la
Salud. Estos son los personajes que hicieron un hito en nuestra comunidad
cristiana.
José Luís Cuevas Motos (1) era el
párroco de Santo Domingo de Silos y capellán de la cofradía; provenía de la
ciudad de Huéscar (Granada) y se afincó en nuestra localidad, donde le
tocó vivir el periodo de transición entre el
paso de los anteriores Concilios
de la Iglesia al Concilio Vaticano II,
por lo que emprendió una serie de
reformas acordes con las nuevas directrices emanadas de este importante
encuentro de los católicos.
El
resto de los personajes son Luís
Ferreira Rodríguez (2), comerciante local y costalero de los años cincuenta
del siglo XX, Rafael Ferreira Rodríguez (3), hermano mayor durante varios años y
comerciante muy ligado con la Hermandad,
Cristino García Sánchez(4),
labrador, Francisco Rosales Pérez(4),
campesino, demandante y buen hortelano, Manuel Rosales Pérez(5), hermano de los
años cincuenta, horquillero y padre del
cura Francisco Rosales, Francisco Gámez(6)
, el eterno sacristán y depositario de la posguerra, Agustín Sánchez Fuentes (7), Antonio
Martín Gámez, hermano mayor y depositario(8), Saturnino
López(9), maestro de obras del Ayuntamiento y hermano mayor en varios años,
Marcelino Pérez Canovaca (10), Felipe López, recovero (11, Juan Gámez
Serrano, pegujarero(12), (13), Antonio
Aguayo Urbano, transportista y hermano mayor de varios años,14 José Serrano, el perenne secretario, y
los números que no se distinguen nítidamente
13, 14, 15, 16,17 Manuel Pérez
Canovaca, Antonio Pérez Álvarez, José Heredia Rodríguez y José Martínez Marchal.
La fotografía es muy ilustrativa, porque recoge el bello retablo que presidía la Iglesia de San Juan, obra de Pedrajas, con una hornacina central pareada de varios estípites que marcaban las tres calles del Concilio. En el centro se introducía la imagen del Cristo de la Salud, que había ocupado el lugar de la Degollación de San Juan Bautista; en los laterales, dos santos, rellenaban el fondo de las dos calles y componían un equilibrado retablo, donde predominan los elementos barrocos ( formas curvilíneas, adornos floreados, asimetría en el detalle y movimiento conjugado con el barroquismo de Pedrajas), todo ello muy acorde con los anteriores tiempos. Pero, por otro lado, el párroco, desgraciadamente, cumplió al pie de la letra la nueva visión de los temas iconográficos, eliminando todos los detalles y ornamentos decorativos que no se centraran en la imagen del Cristo, y, pocos años después, despareció el retablo y se convirtió en un austero dosel que enmarca la figura del Cristo de la Salud.
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