Olivo, de memoria y
centenario,
memoria fiel de manos
encalladas,
de indulgencias, misas
y sufragios,
con el sudor y el pago
de soldada.
Olivo, que envuelves
en tus brazos,
una cuadrilla de
buenos jornaleros,
recibes estacionales
varapalos,
para llenar la
despensa del labriego
Hoy, te hiere con el
largo citueso,
recordando las animas
salvadas
y sacadas del Orco y
del infierno.
Cúbrelo con tu copa
abundante,
y protégelo de tiempos
amenazantes.
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