A las nueve me encaminé al barrio de la Virgen de la Cabeza. Cortado el acceso del Llanillo, los automóviles sorteaban
las calles para llegar a sus domicilios por itinerario desacostumbrados. En el
Llanillo, una extraordinaria exposición de coches antiguos, clásicos y
motocicletas del siglo pasado, organizada por el amigo Juanjo Aguilera y la
asociación de su nombre; tenderetes vendiendo productos de mercería y
paquetería. Por las callejuelas, se sentían los sones de los grupos musicales
de la Plaza del Ayuntamiento. Calles arriba del Juego Pelota y Parras, llegamos
al Pilar de las Tórtolas y Camino de la Virgen de la Cabeza hasta llegar a la
caseta del manantial de la Mora vieja.
Hacemos una introducción de las primeras placas del Mioceno y los
manantiales que surgieron en su entorno, la primera ciudad argárica del
cerro de San Marcos, el recinto sagrado, la cultura de las Cuevas y el
manantial del poblado. Pasamos posteriormente a las canteras romanas, el
manantial y su canalización natural hasta la fuente de la Tejuela; la época
musulmana en tono al manantial y sus alquerías con el reflejo en la
toponimia (Cauchil, Hacho y Azacayas) y la urbanización renacentista tras la
bajada de la ciudad Fortificada de la Mota en tiempos de los Reyes Católicos.
Nos detuvimos en la historia el manantial, la primera caseta, la
auténtica fuente de la Mora (en el siglo pasado desaparecida, llamada en los
textos la Vieja), la canalización a mediados del siglo XVI por los
Bolívar y el visto bueno de la familia de arquitectos granadinos de los
Machucas, las reformas y traspaso de las aguas a la Fuente de la Mora
Nueva junto a Consolación. Entramos a la caseta, de estilo sobrio renacentista,
coronada por un tejado de cantería del estilo de los Bolívar semejante a los
casetones de los grabados de las Salinas de Filique y La Rábita. Contemplamos
la inscripción y el escudo de la ciudad con los castillos y leones sugeridos y
la llave desparecida totalmente, insinuamos en la primer visita la
inscripción Siendo Corregidor el muy noble corregidor
..........................mandaron hacer los regidores ..... Me
referí a al año 1555 y no quise aventurarme al nombre del corregidor
insistiendo en que el alcalde mayor que había visto en otras ocasiones era el
doctor Quijada. Tras visitar las canalizaciones y manantial en un mundo de
mistérico con luces artificiales, bellísimo, en la noche del
embrujo, nos dirigimos a la Caseta de la calle Corredera.
Posteriores reformas y canalizaciones de aguas en tiempos de
Antonio Martín Espinosa de los Monteros, siglo XVIII para dirigir las aguas
las calles l Pastores, Dominicas, Fuente Nueva, Plaza y barrios Medios.
Finalmente José Puche informó y explicó datos técnicos y las últimas
canalizaciones desde 1874 hasta el depósito de la Corredera y subida del
agua hasta la calle Llana. Para terminar
el siglo XX, con la última red.
Allí nuevo enfoque el entorno histórico, José Puche expuso
científicamente la canalización desde la fuente Somera hasta la Mina por
los Llanos, la distribución de las aguas y su entronque en la red local, los
nuevos materiales de la tubería, la distribución en las familias hacendadas. Y
enlacé con el tiempo de la Dictadura de Primo de Rivera y la arquitectura
racionalista. La inauguración de abril de 1925, siendo alcalde Benavides Luna y
los actos festivos que se celebraron par aquel día: fuegos artificiales,
reparto de pan a los pobres, velada musical acto institucional con bendición
del depósito y presencia del Gobernador Civil, toque de campanas y fuegos
artificiales.-
Bajamos
a ver la bóveda de medio cañón del depósito, obra de los maestros de obras
Cándido García y, Granados y La Morena, la placa conmemorativa con el escudo
republicano sin corona. Y de allí nos dirigimos a su sala de máquinas bajo la
calle corredera y un túnel de unos veinte metros, precioso lugar, que sirvió de
refugio de guerra donde nos acechaba un enorme Cerbero de un vecino.
Bella noche,
que en la segunda ronda, tuvimos la suerte gracias a la linterna de Marco
Ramírez de descubrir el nombre del corregidor del casetón de San Marcos, PERO
PONCE DE LEÓN. Conseguimos desvelar el misterio, la obra del
escudo de los Raxis y la bebida de las aguas claras.
Pedro Ponce de León era hijo de María Ponce de
León y Rodrigo Mejía Carrillo, VIII señores de Santa Eufemia. Fue caballero
veinticuatro de la ciudad de Jaén por los cincuenta del siglo XVI.
En el mes de noviembre de 1556 se hallaba en Alcalá.
corregidor y cumplió el primero año siguiente al doce de diciembre,
cobrando 36.5000 maravedíes y el alcalde mayor 6.000 maravedíes.
vender en Granada, Málaga y Vélez.
En su tiempo, las obras de promoción del
municipio alcalaíno consistieron básicamente, en 1556, en el
arreglo de la Puerta de los Arcos, el patio y el aljibe de las Casas
de Cabildo, también se hizo el pilar de la Fuente Nueva, y se arregló el
pilar de la Mora por Sancho Menéndez gastándose grandes cantidades.
Se hicieron también obras importantes en el Castillo de Locubín: la
calle de entrada, las carnicerías y el corral junto al castillo. En Alcalá la
obra principal fue la terminación del matadero, que alcanzó la cifra de
352.414 y medio maravedíes ([3]). En 1557, por su parte,
se reparó el puente de Yerbatunal y el del Guadalcotón, viniendo por aquella
fecha el maestro Luis de la Madrid desde Granada. Durante este
segundo año de su mandato vino, desde Málaga, el maestro de aguas Illán
Sánchez para dirigir la obra de conducir las aguas de la
Fuente de la Mora de los Llanos hasta la Fuente Nueva
de la Mora del Llanillo. La obra se realizó durante tres semanas de
los meses de febrero y marzo interviniendo setenta y ocho peones y un
picapedrero, Pedro Alonso. Su costo importó cincuenta y tres mil
cuatrocientos maravedíes. El alumbramiento del nacimiento fue realizado por
cuatro peones diarios, un oficial y el maestro de obras Illán Sánchez y
consistió en abrir la puerta de la mina y extender el encañamiento. En ello
participaron Juan de Bolívar y su hijo, Miguel de Bolívar, junto con otros
peones, que se encargaron de los atanores, las pilas, la tricheda, mamparo del trasvina
miento del agua que salía de la Mora, argamasón, azular las juntas y allanar la
placeta de la Mora y los sillares y canales de las fuentes. El precio
de los trabajos costaban a dos reales y un cuartillo el peón y el picapedrero a
cuatro reales y medio. En el mes de julio se abrieron las zanjas para
conducirlas a la nueva fuente de las Peñuelas.
En el mes de octubre, Miguel de Bolívar
hizo las trazas y realizó las obras de la fuente de la Mora del
Llanillo por la cantidad de 125 ducados (46.875 maravedíes) según la libranza
del mayordomo Rodrigo Sánchez de Tordesillas a 28 de noviembre de 1558. como
cantero hizo las labores de entallamiento Sancho Meléndez. Encima de la
fuente, se puso un león pintado y el escudo de las Armas Reales, obra del
italiano Pedro Sardo, cuyo costo supuso 6.000 maravedís. La ciudad trajo a
Alcalá y presentó como tasador de las obras a Luis de Machuca, que por
aquel tiempo se reconocía como maestro mayor de Obras Reales de Su Majestad en
Granada. Este maestro era ya reconocido por los regidores de esta época,
palpándole 10 ducados por su labor en la qual se ocupó cinco días de estar en esta ciudad e venir e
volver a la ciudad de Granada de donde vino, que merecía mucho más Por su parte, el maestro
alcalaíno presentó a Juan de Caderas Riaño. El acuerdo del cabildo fue el
siguiente:
“Las tasaron de esta manera que estaba la
fuente moliente y corriente a cuatro mil e setecientos e cincuenta reales de
mano, piedra e de todos los materiales, como consta del valor del arca,
encañamiento del agua para entrar e solar de la dicha fuente fecha cosa del
dicho Bolívar a mil e quinientos e cincuenta e ocho maravedíes”
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