viernes, 17 de mayo de 2024

EL DRAGÓN Y LA TARASCA EN PANSÉLINOS










 

Se cree que la relación de la festividades y elementos fantásticos  con  San Jorge correspondía a tierras catalanas y valencianas. Y debió extenderse desde Europa en muchos rincones de la geografía nacional. Este es el caso del dragón y de la tarasca en las ciudades del Sur. Y, en concreto la ciudad de la Mota.  En estos meses, se acrecientan las fiestas solemnes, entre ellas el Corpus Christi, una celebración universal, repleta de simbología,; luego vendrá Agosto , la fiesta de María: dos momentos  muy aptos para escenificación de elementos.

I

 

 

 

EL DRAGÓN DE LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN

 


El día de San Jorge se celebra el 23 de abril en varios de los países y ciudades por ser su  patrono, y coincidir con la fecha oficial de  su muerte en el Calendario Romano General. Según la leyenda: San Jorge fue un soldado romano nacido en Capadocia que dio muerte al dragón que aterrorizaba a los residentes de la ciudad de Silene en Libia, liberando al pueblo de los sacrificios humanos que debían ofrecerle al dragón, haciendo de su figura una de las más veneradas en las clases militares en el tiempo de las cruzadas  Siguiendo a  Julio Núñez: El dragón es un monstruo fantástico que vive en el imaginario de muchos pueblos, tanto de Oriente como de Occidente. En muchas religiones personifica las potencias primordiales enemigas de la divinidad y que, por ello, deben ser derrotados. En la Biblia viene a representar la persistencia del caos previo a la existencia del mundo y que, como tal, amenaza a la creación y debe ser vencido. En el Apocalipsis es un principio satánico y un símbolo del diablo.

 Por eso, desde los primeros tiempos del cristianismo hasta el románico, el dragón ha sido símbolo y encarnación del mal.  así como su representación del mal. Antes que, en los festejos religiosos, hace su aparición en las fiestas de carácter civil.  E influyó en su presencia dentro de las procesiones del Corpus formando parte de los entremeses de san Jorge y santa Margarita en la forma de cucas, de tal modo que se identifiquen  los dragones con los términos cuca y drach.  Posteriormente, desaparecieron  los entremeses y con ellos estos dragones, de los que ya no se encuentra rastro en los documentos y en las relaciones de fiestas desde el último tercio del siglo XVII. Como otras figuras del bestiario festivo, sería prohibida su presencia en las procesiones del Corpus en 1701. Así pues, todo indica que el dragón festivo surgió inicialmente como figura en los festejos de carácter civil. De ahí pasó a las procesiones del Corpus, como elemento integrante de los entremeses de san Jorge y santa Margarita. Y cuando desaparecieron los entremeses adquirió  entidad como figura festiva autónoma e independiente. Además de estos dragones, hay que referirse a los dragones de fuego. En Granada en 1608 desfiló un dragón de dos  cabezas que arrojaba fuego por sus bocas y del que surgían cohetes de las conchas de su cuerpo.

La presencia del dragón en Alcalá la Real se remonta  a 1619. Aparece en un documento de contrato de este invento como se le titula entre el pintor Pedro Cobo, vecino de la ciudad, y el regidor don Álvaro de Valenzuela. (AHPJ 4879 folio 244 y ss., 17 de julio 1619, escribano Juan Rodríguez de Cebreros). Y se cita este artilugio para las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, que, por aquel tiempo, se celebraban en honor de Nuestra Señora de las  mercedes. lo hacía en estos términos obligándose a entregar para esta fecha:

“un dragón de buenos colores y de hechura de vulto, de papelón  de tres varas de largo y una nube de una vara y media de papelón de gueco abollados y de buen color, y una bola de infierno que ha de tener de gueco una vara y todo a de acerse a toda perfección y artificio acabado, que cierre y abra”. Y  para comprender el espectáculo “y el dicho dragón lo tengo que dar a en perfección y acabado  que consta de unos cordeles q desde  los corredores d4e las Casas de Cabildo hasta el balcón de  las Casas de la Justicia, por todo lo se me deben dar 120º reales”. A lo que había que añadir todo lo necesario por parte de don Ávaro, y en su satisfacción debía quedar artefacto e invención. Con la firma del contrato le entregaba ochenta reales el contratante y el resto si se hubiera ejecutado con toda perfección.

Por el texto queda claro que era un dragón de fuego “al cerrar y abrir la boca”, de grandes dimensiones, nada menos de tres varas de largo y que desarrollaba una acción o invento entre lanzar fuego y moverse desde el corredor mirador.   No nos extraña que estuvo unido a la fiesta de cañas y caballeros, caballeros, toros, alcancías donde se realizaban en la Plaza Alta de la Mota  justas y combates y por supuesto, un duelo entre San Jorge y el dragón.

 

 

 

                                                           II

LAS TARASCA ALCALAÍNA

A MODO DE RELATO

 

 

Me he paseado muchas veces por la calle Utrilla. Creíamos que se refería a un  general  del mismo apellido. Pero, acudiendo a  los libros de actas de cabildo, pude remontarme mucho más allá del pasado siglo. El primero que vino a Alcalá fue un tal Miguel de Utrilla, un ganadero que provenía  de tierras granadinas, tras haber hecho cierta hacienda entre las ciudades de Iznalloz y Guadix; pronto fue elegido jurado de la ciudad y, en torno a los años setenta,  gozaba de un gran prestigio  en  la ciudad de la Mota. En concreto viene esto a cuento de que, ocupando una juraduría  de la ciudad de Alcalá la Real, en 1584, introdujo una novedad en las famosas fiestas del Corpus de Alcalá la Real. La abadía estaba cansada de que, en los años pasados, las fiestas  del Santísimo Sacramento y su  Octava,  siempre ofrecían los mismos actos protocolarios y  de culto.  Pretendía hacer una innovación.  No podía imponer nuevas normas  a las dos   solemnes  procesiones, pues se le echaban encima las cofradías y los cabildos eclesiástico y  civil. Además, se alcanzaban una gran brillantez y  majestuosidad con aquella mascarada y el desfile de honor  de oficiales del cabildo,  regidores y jurados, corregidor, acompañando a la custodia junto con el conjunto de estandartes y cofradías de la ciudad encabezadas por Nuestra Señora de la Caridad y de la Antigua. Podía corregir algunos detalles del itinerario: podía salir por la puerta principal de la Iglesia Mayor, adentrarse por la Calancha  y salir por las Entrepuertas, luego, caminar por la puerta del Arrabal y  marchar por el barrio de Santo Domingo y , tras hacer una estación en la iglesia parroquial, subir calle Postigo arriba hasta entrar en la Plaza. Y este año, con dificultades, pues hacía varios años que se habían caído la muralla del Gabán y no ofrecía garantía alguna. Podría aumentar el número de las chirimías y trompetas, pues habían venido muy buenos hombres en el son de esta música con las tropas de alojamiento.  Podría cambiar y engrandecer las recitaciones y representaciones dramáticas en los escenarios y tablados de la Plaza Alta. Podría cambiar los autores  de los autos sacramentales y las ropas de  danzas de los diversos gremios de la ciudad  por otras danzas que provinieran de ciudades diferentes a las tradicionales del Corpus anterior de Granada o Jaén. 

 

         Pero Miguel de Utrilla no se lo pensó más, quiso dar una sorpresa a las tradicionales danzas  y  contrató a Francisco López Navarro, maestro danza por una cantidad de 30 ducados, en los que iban incluidos  los actos de música con vihuela, panderos y harpa. No se olvidó de los diablillos, e innovó con la Tarasca. A todo el mundo, salvo a algunos cosarios y mercaderes, les causó impacto aquella figura. Le preguntaban por doquier a lo largo de la procesión:

 

-Para eso  empleaste el lienzo que habíamos comprado con motivo de la plaga de la langosta.

 

-Para eso, señor alcalde, para emplearlo en este personaje que encanta en Granada. Que hay que ahorrar.

 

-¿Es originaria la tarasca  de estas tierras?, -le preguntó un capellán con bonete cubriendo su cabeza.

 

-No, su origen proviene de  tierras francesas. Esta popular mujer que monta sobre  este u dragón alado, dicen que  se está convirtiendo en uno de los momentos más esperados del año  en muchas ciudades andaluzas.  
-y, ¿ a cuento de qué viene este personaje?- Le interrumpió otro capellán
- Pues,  según cuentan loa cronistas  de la ciudad granadina,  su presencia  se remonta desde la propia época de los Reyes Católicos, por cierto, ellos fueron  los que  decretaron que  la festividad del Corpus fuera la principal fiesta de Granada y  de mayor regocijo.

 

 

- Y ¿qué significa  la Tarasca?

 

-Esta es una alegoría del triunfo del bien sobre el mal;  su nombre proviene de la región francesa de Tarascón, donde se dio origen a la fiesta en el siglo XIV. Desde allí la tradición se extendió por muchas otras ciudades francesas y españolas, sobre todo en la parte del Mediterráneo.
-Pero, vaya al meollo del asunto, la historieta, eso que llaman su origen mítico- le espetó el escribano Gómez Muñoz.

 

-Uno dicen que la Tarasca proviene de una antigua leyenda de origen céltico. Pues  “la Tarasca” era un  monstruo, muy fiero, mitad serpiente mitad mujer, que engañaba a los hombres que cedían a sus encantos devorándolos o mutilándolos horriblemente.

 

-Qué miedo,- exclamó el monaguillo mientras aireaba el incensario.

 

-Bueno hay otra leyenda más cercana y fiable. Además, cristianizada,  cuya  protagonista es Santa Marta.

 

-¿Será  la Tarasca  la palabra  francesa  Tarasque, y éste del topónimo de esta  localidad  provenzana? –le interrumpió el  calderero francés Juan Serrete que acompañaba el gremio de los herreros.

 

-Sí, sí  de la Provenza, Francia, es esta criatura mitológica que  habitaba  Tarascón y tenía atemorizada a toda la población,  porque talaba  los campos y atemorizaba a todo bicho viviente. Era como un dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, su torso similar al de un buey  cubierta con  un caparazón de tortuga a su espalda al mismo tiempo que estaba revestida con  una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión.

 

-¡Que miedo! Clamaron los monaguillos al unísono,

 

-Pues, si os digo que su cabeza era  la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión. En definitiva, un monstruo al que todos temían, incluso al propio Rey de Tarascón. Este  hasta había llegado atacar a La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero sin éxito.

 

-¡Y no iba a haber alguien que le hiciera frente?

 

 

 

- Cuentan que apareció Santa Marta, y  encantó a la bestia con sus plegarias; pues  un día apareció en la ciudad con la bestia domada y subida sobre ella. A las primeras horas de la noche los tarascones quedaron  aterrorizados  y atacaron a la criatura con tanto ímpetu que murió  sin presentar combate. Nada menos que esta acción le valió a  Santa Marta  como recurso con el que predicó un sermón a la gente y  convirtió a la  población del lugar al cristianismo.



 

-Bueno, entonces, ya sabemos lo del dragón, pero y ¿Santa Marta?

 

-Pues os lo comentaré en la Octava. Pues hemos llegado ya a la iglesia y debemos guardar silencio.

 

 

 

El día de la Octava, recorría la procesión el claustro de  aquella bonita iglesia gótico mudéjar; se paró  la Custodia ante el altar levantado en la capilla del Deán y le dijo su capellán:

 

-¿Quién es esa mujer?

 

-Ah, ya se me había olvidado,  nada menos que  la  representación de Santa Marta. Sobre  el monstruo, ya os lo comenté,  la imagen de la doncella Virgen  cada año la visten  de manera diferente en las fiestas de Granada. Y o me la he traído de allí  como divertimento de gremios, vecinos y aldeanos.

 

-Vivan los comisarios de fiestas.


 Gritaron unos chiquillos en las puertas de la iglesia Mayor y Miguel de Utrilla sacó unos maravedíes de su bolsillo.  


 

 

 

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