Se cree que la relación de la festividades y elementos
fantásticos con San Jorge correspondía a tierras catalanas y
valencianas. Y debió extenderse desde Europa en muchos rincones de la geografía
nacional. Este es el caso del dragón y de la tarasca en las ciudades del Sur.
Y, en concreto la ciudad de la Mota. En
estos meses, se acrecientan las fiestas solemnes, entre ellas el Corpus
Christi, una celebración universal, repleta de simbología,; luego vendrá Agosto
, la fiesta de María: dos momentos muy
aptos para escenificación de elementos.
I
EL DRAGÓN DE LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN
El día de San Jorge se celebra el 23 de abril en varios de los países y
ciudades por ser su patrono, y coincidir con la fecha oficial de su
muerte en el Calendario Romano General. Según la leyenda: San Jorge fue
un soldado romano nacido en Capadocia que dio muerte al dragón que aterrorizaba
a los residentes de la ciudad de Silene en Libia, liberando al pueblo de los
sacrificios humanos que debían ofrecerle al dragón, haciendo de su figura una
de las más veneradas en las clases militares en el tiempo de las cruzadas
Siguiendo a Julio Núñez: El dragón es un monstruo fantástico que
vive en el imaginario de muchos pueblos, tanto de Oriente como de Occidente. En
muchas religiones personifica las potencias primordiales enemigas de la
divinidad y que, por ello, deben ser derrotados. En la Biblia viene a
representar la persistencia del caos previo a la existencia del mundo y que,
como tal, amenaza a la creación y debe ser vencido. En el Apocalipsis es un
principio satánico y un símbolo del diablo.
Por
eso, desde los primeros tiempos del cristianismo hasta el románico, el
dragón ha sido símbolo y encarnación del mal. así como su representación
del mal. Antes que, en los festejos religiosos, hace su aparición en las
fiestas de carácter civil. E influyó en su presencia dentro de las
procesiones del Corpus formando parte de los entremeses de san Jorge y santa
Margarita en la forma de cucas, de tal modo que se identifiquen los
dragones con los términos cuca y drach. Posteriormente, desaparecieron
los entremeses y con ellos estos dragones, de los que ya no se encuentra
rastro en los documentos y en las relaciones de fiestas desde el último tercio
del siglo XVII. Como otras figuras del bestiario festivo, sería prohibida su
presencia en las procesiones del Corpus en 1701. Así pues, todo indica que el
dragón festivo surgió inicialmente como figura en los festejos de carácter
civil. De ahí pasó a las procesiones del Corpus, como elemento integrante de
los entremeses de san Jorge y santa Margarita. Y cuando desaparecieron los
entremeses adquirió entidad como figura festiva autónoma e independiente.
Además de estos dragones, hay que referirse a los dragones de fuego. En Granada
en 1608 desfiló un dragón de dos cabezas que arrojaba fuego por sus bocas
y del que surgían cohetes de las conchas de su cuerpo.
La presencia
del dragón en Alcalá la Real se remonta a 1619. Aparece en un documento
de contrato de este invento como se le titula entre el pintor Pedro Cobo,
vecino de la ciudad, y el regidor don Álvaro de Valenzuela. (AHPJ 4879 folio
244 y ss., 17 de julio 1619, escribano Juan Rodríguez de Cebreros). Y se cita
este artilugio para las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, que, por
aquel tiempo, se celebraban en honor de Nuestra Señora de las mercedes.
lo hacía en estos términos obligándose a entregar para esta fecha:
“un dragón
de buenos colores y de hechura de vulto, de papelón de tres varas de
largo y una nube de una vara y media de papelón de gueco abollados y de buen
color, y una bola de infierno que ha de tener de gueco una vara y todo a de
acerse a toda perfección y artificio acabado, que cierre y abra”. Y para
comprender el espectáculo “y el dicho dragón lo tengo que dar a en perfección y
acabado que consta de unos cordeles q desde los corredores d4e las
Casas de Cabildo hasta el balcón de las Casas de la Justicia, por todo lo
se me deben dar 120º reales”. A lo que había que añadir todo lo necesario por parte
de don Ávaro, y en su satisfacción debía quedar artefacto e invención. Con la
firma del contrato le entregaba ochenta reales el contratante y el resto si se
hubiera ejecutado con toda perfección.
Por el texto
queda claro que era un dragón de fuego “al cerrar y abrir la boca”, de grandes
dimensiones, nada menos de tres varas de largo y que desarrollaba una acción o
invento entre lanzar fuego y moverse desde el corredor mirador. No
nos extraña que estuvo unido a la fiesta de cañas y caballeros, caballeros,
toros, alcancías donde se realizaban en la Plaza Alta de la Mota justas y
combates y por supuesto, un duelo entre San Jorge y el dragón.
II
LAS TARASCA ALCALAÍNA
A MODO DE RELATO
|
|
Me he paseado muchas veces por la calle Utrilla.
Creíamos que se refería a un general del mismo apellido.
Pero, acudiendo a los libros de actas de cabildo, pude remontarme
mucho más allá del pasado siglo. El primero que vino a Alcalá fue un tal Miguel
de Utrilla, un ganadero que provenía de tierras granadinas, tras
haber hecho cierta hacienda entre las ciudades de Iznalloz y Guadix; pronto fue
elegido jurado de la ciudad y, en torno a los años setenta, gozaba
de un gran prestigio en la ciudad de la Mota. En concreto
viene esto a cuento de que, ocupando una juraduría de la ciudad de
Alcalá la Real, en 1584, introdujo una novedad en las famosas fiestas del
Corpus de Alcalá la Real. La abadía estaba cansada de que, en los años pasados,
las fiestas del Santísimo Sacramento y
su Octava, siempre ofrecían los mismos actos
protocolarios y de culto. Pretendía hacer una
innovación. No podía imponer nuevas normas a las
dos solemnes procesiones, pues se le echaban encima
las cofradías y los cabildos eclesiástico y civil. Además, se
alcanzaban una gran brillantez y majestuosidad con aquella mascarada
y el desfile de honor de oficiales del cabildo, regidores
y jurados, corregidor, acompañando a la custodia junto con el conjunto de
estandartes y cofradías de la ciudad encabezadas por Nuestra Señora de la
Caridad y de la Antigua. Podía corregir algunos detalles del itinerario: podía
salir por la puerta principal de la Iglesia Mayor, adentrarse por la
Calancha y salir por las Entrepuertas, luego, caminar por la puerta
del Arrabal y marchar por el barrio de Santo Domingo y , tras hacer
una estación en la iglesia parroquial, subir calle Postigo arriba hasta entrar
en la Plaza. Y este año, con dificultades, pues hacía varios años que se habían
caído la muralla del Gabán y no ofrecía garantía alguna. Podría aumentar el
número de las chirimías y trompetas, pues habían venido muy buenos hombres en
el son de esta música con las tropas de alojamiento. Podría cambiar
y engrandecer las recitaciones y representaciones dramáticas en los escenarios
y tablados de la Plaza Alta. Podría cambiar los autores de los autos
sacramentales y las ropas de danzas de los diversos gremios de la
ciudad por otras danzas que provinieran de ciudades diferentes a las
tradicionales del Corpus anterior de Granada o Jaén.
Pero
Miguel de Utrilla no se lo pensó más, quiso dar una sorpresa a las
tradicionales danzas y contrató a Francisco López
Navarro, maestro danza por una cantidad de 30 ducados, en los que iban
incluidos los actos de música con vihuela, panderos y harpa. No se
olvidó de los diablillos, e innovó con la Tarasca. A todo el mundo, salvo a
algunos cosarios y mercaderes, les causó impacto aquella figura. Le preguntaban
por doquier a lo largo de la procesión:
-Para
eso empleaste el lienzo que habíamos comprado con motivo de la plaga
de la langosta.
-Para
eso, señor alcalde, para emplearlo en este personaje que encanta en Granada.
Que hay que ahorrar.
-¿Es
originaria la tarasca de estas tierras?, -le preguntó un capellán
con bonete cubriendo su cabeza.
-No,
su origen proviene de tierras francesas. Esta popular mujer que
monta sobre este u dragón alado, dicen que se está
convirtiendo en uno de los momentos más esperados del año en muchas
ciudades andaluzas.
-y, ¿ a cuento de qué viene este personaje?- Le interrumpió otro capellán
- Pues, según cuentan loa cronistas de la ciudad
granadina, su presencia se remonta desde la propia época
de los Reyes Católicos, por cierto, ellos fueron los
que decretaron que la festividad del Corpus fuera la
principal fiesta de Granada y de mayor regocijo.
|
-
Y ¿qué significa la Tarasca?
-Esta
es una alegoría del triunfo del bien sobre el mal; su nombre
proviene de la región francesa de Tarascón, donde se dio origen a la fiesta en
el siglo XIV. Desde allí la tradición se extendió por muchas otras ciudades
francesas y españolas, sobre todo en la parte del Mediterráneo.
-Pero, vaya al meollo del asunto, la historieta, eso que llaman su origen
mítico- le espetó el escribano Gómez Muñoz.
-Uno
dicen que la Tarasca proviene de una antigua leyenda de origen céltico.
Pues “la Tarasca” era un monstruo, muy fiero, mitad
serpiente mitad mujer, que engañaba a los hombres que cedían a sus encantos
devorándolos o mutilándolos horriblemente.
-Qué
miedo,- exclamó el monaguillo mientras aireaba el incensario.
-Bueno
hay otra leyenda más cercana y fiable. Además,
cristianizada, cuya protagonista es Santa Marta.
-¿Será la
Tarasca la palabra francesa Tarasque, y éste
del topónimo de esta localidad provenzana? –le
interrumpió el calderero francés Juan Serrete que acompañaba el
gremio de los herreros.
-Sí,
sí de la Provenza, Francia, es esta criatura mitológica
que habitaba Tarascón y tenía atemorizada a toda la
población, porque talaba los campos y atemorizaba a todo
bicho viviente. Era como un dragón con seis cortas patas parecidas a las de un
oso, su torso similar al de un buey cubierta con un
caparazón de tortuga a su espalda al mismo tiempo que estaba revestida
con una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión.
-¡Que
miedo! Clamaron los monaguillos al unísono,
-Pues,
si os digo que su cabeza era la de un león con orejas de caballo y
una desagradable expresión. En definitiva, un monstruo al que todos temían,
incluso al propio Rey de Tarascón. Este hasta había llegado atacar a
La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero sin éxito.
-¡Y
no iba a haber alguien que le hiciera frente?
-
Cuentan que apareció Santa Marta, y encantó a la bestia con sus
plegarias; pues un día apareció en la ciudad con la bestia domada y
subida sobre ella. A las primeras horas de la noche los tarascones
quedaron aterrorizados y atacaron a la criatura con tanto
ímpetu que murió sin presentar combate. Nada menos que esta acción
le valió a Santa Marta como recurso con el que predicó un
sermón a la gente y convirtió a la población del lugar al
cristianismo.
-Bueno,
entonces, ya sabemos lo del dragón, pero y ¿Santa Marta?
-Pues
os lo comentaré en la Octava. Pues hemos llegado ya a la iglesia y debemos
guardar silencio.
|
El
día de la Octava, recorría la procesión el claustro de aquella
bonita iglesia gótico mudéjar; se paró la Custodia ante el altar
levantado en la capilla del Deán y le dijo su capellán:
-¿Quién
es esa mujer?
-Ah, ya se me había
olvidado, nada menos que la representación de
Santa Marta. Sobre el monstruo, ya os lo comenté, la
imagen de la doncella Virgen cada año la visten de manera
diferente en las fiestas de Granada. Y o me la he traído de
allí como divertimento de gremios, vecinos y aldeanos.
-Vivan los comisarios de fiestas.
Gritaron unos chiquillos en las puertas
de la iglesia Mayor y Miguel de Utrilla sacó unos maravedíes de su
bolsillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario