"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
lunes, 30 de septiembre de 2019
LOS PRIMEROS MÚSICOS DE ALCALÁ LA REAL

BBBBBBB. LA ERMITA DE CHARILLA Y SS ANEXOS. CON MOTIVO DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
LOS EDIFICIOS ANEXOS DE LA IGLESIA DE CHARILLA
Guardia Castellano, en sus Notas de la Historia de Alcalá la Real recoge
esta iglesia: La ermita de San Miguel Arcángel,
de la aldea de Charilla, fue construida e n el año 1590, en tiempos del señor
abad don Maximiliano de Austria, el cual concedió su licencia a pedimentos de
varios fieles vecinos de esta ciudad, el 21 de diciembre de dicho año. Esta
iglesia se remonta al siglo XVI, donde la familia de los Cabrera levantó una
ermita en honor de San Miguel. Respondía a un impulso de los hidalgos de
aquella zona, que comenzaba a repoblarse con nuevos cortijos y la roturación de
sus campos, para que tuvieran la asistencia religiosa los días festivos con la celebración
de la Santa Misa. A lo largo del siglo XVII y XVIII, el cabildo alcalaíno permitió
cierta migración de los vecinos de Alcalá a las zonas rurales, y aquella
iglesia fue simplemente un edificio rural en torno a este cortijo hidalgo. Con
el paso del tiempo se formó un núcleo rural en torno al camino real, donde se
permitió la edificación de albergues, casas y chozones. Al mismo tiempo, nuevas
festividades fueron naciendo al amparo de aquella ermita, en concreto la de San
Amador y la de Nuestra Señora del Rosario.
Era muy difícil cubrir la asistencia
religiosa en estos lugares, y el traslado de capellanes a estos lugares y
aldeas. Por otro lado, con frecuencia, la abadía solía nombrar unos capellanes
que ejercían desde las labores puramente religiosas hasta las económicas y de
economía abacial, cuales eran la recogida de las tercias, minucias y diezmos.
Muchos de ellos se les denominaban sobresalientes y fieles del diezmo, con esta
faceta nueva a su cargo.En algunas aldeas, como es el caso de
Charilla, se levantó alguna vivienda y la sacristía junto a la ermita para
cubrir estas nuevas funciones de los capellanes, En la sacristía solían guardarse
los ornamentos sagrados y los documentos y libros de cofradías y movimientos
económicos y, en la vivienda, comenzó a residir el capellán. Pero,
anteriormente, en 1751, se asiste a la presencia de un santero de la ermita de
San Miguel, de nombre Manuel Serrano, de oficio pujarero y vecino 1755, viudo
de 67 años. En su declaración se cita que poseía una casa propia en el dicho sitio con portal, cocina en bajo y cámaras
en jerga con su corral, con corral, dos olivos y siete parras, de doce varas de
frente por cuatro de fondo, que, si se arrendara, podría ganar cinco ducados,
confronta por la parte de arriba con casas de Juan Gallego y, por la de abajo
tierra realenga”. A partir de mediados del siglo XVIII, por otro
lado, la aldea de Charilla fue creciendo cada vez más en población alcanzando
la cifra de más de mil personas a mediados del siglo XX. Para la administración
de la aldea se nombraron ministros de justicia, pero este cargo a veces fue
suplido en los años anteriores con el capellán, que ejercía desde cura hasta
otros menesteres como los testamentarios y defensor y vehiculador de los
intereses de sus parroquianos. En este contexto, se comprende que se
edificaron, la vivienda del sacristán y del capellán, para evitar el traslado
desde la ciudad de la Mota hasta la aldea de Charilla. La casa del sacristán,
incluso, fue anterior a la del párroco y recibía en su recompensa de los frutos
del huerto adjunto a la ermita además de algunas obvenciones. Estas viviendas estaban adosadas a la iglesia
aldeana, y respondían a la tipología de las viviendas rurales de la abadía alcalaína,
de muy poca fachada y fondo, con un pequeño patio, en este caso incrementado por
un huerto. Los muros constructivos eran de mampuesto, enyesados y encalados
de blanca cal, en algunas fachadas se reutiliza el muro de la propia iglesia,
al que se le recubre de yeso y se encala, y con alguna ventana enrejada, y
cubrición de tejados de teja árabe. Un
cuarto primero, cocina, y varios cuartos segundos fueron las piezas más
importantes
Por la correspondencia, primero, con el
Gobierno de la Abadía y, posteriormente, con el Obispado de Jaén, a lo largo
del siglo XIX, hay constancia de la casa del sacristán y de la Casa Rectoral,
que ocupaban el lugar que se propone edificar. Se encontraban ligadas con la
sacristía de modo que, incluso, podía pasarse de un lado a otro, como ocurrió
con un robo del año 1882.
Ya, Madoz en su Diccionario geográfico- histórico se refirió a la ermita de
Charilla, en los siguientes términos:” tiene una ermita (San Miguel) que nada
ofrece de notable, servida por un
capellán”. Y refiriéndose a las viviendas rurales, manifiesta que son de unas
de las 184, una
de un piso, dos de tres, y el resto de dos”. Dentro de este tipo hemos descrito la vivienda de la casa rectoral y del
sacristán, como de dos plantas, con muro de mampostería; primera planta con
cuarto, portal y cocina, y en la segunda cuartos segundos. Todo cubierto con
teja árabe, y un pequeño alero.
En 1861, ante las peticiones de los
vecinos de Charilla, con el fin de convertir esta iglesia y partido de campo en
una parroquia, que administrara el bautismo, se abriera un cementerio y hubiera
mayor asistencia eclesiástica, aludiendo el abandono de sus feligreses, la
distancia de algunos lugares muy montuosos a la parroquia de Santa María la
Mayor y el carácter heterogéneo ye incomodidad que le proporcionaba a otros
parroquianos, se le respondió rebatiendo todos sus puntos. Y aclaró el entorno
de la ermita y sus viviendas:“en
los años 1815, se le permitió se reservase
en ,a iglesia de Charilla el Santísimo Sacramento con el fin de que se le administrase a los enfermos del pueblo y de todo su
partido de campo, instituyéndose una
cofradía aunque sin superior
aprobación, está obligada a sostener la
lámpara permanente, renuevo, farol del óleo
y demás culto que los fieles que contribuían con sus limosnas Por cuya
razón, para administrar el Viático y el
Santo óleo , se nombró un capellán con residencia fija, tal cual hoy permanece,
dándole para su morada la casa contigua a la iglesia, en que siempre
había subsistido el sacristán”. Años, más tarde, llegó a tener hasta dos
sacristanes con lo que conllevaba de preparación eclesiástica.
Trata sobre la ampliación de la
iglesia en los años treinta del siglo XIX, “después, en el año 1828 se hizo pila bautismal, y se construyeron en la misma dos
capillas, la una para el bautismo y la otra para el altar de ánimas.
Erigiéndose a seguida el Camposanto, que, por los años de 1831, y en 4 de
diciembre, se mandó bendecir a consecuencia de las muchas y grandes
enfermedades que ocurrieron en aquel distrito rural,
En cuanto a la casa del sacristía, está muy bien
definida su situación de aquel tiempo “ se presenta otro obstáculo cual es la
residencia y dotación del sacristán, porque si este hasta hoy solo ha sido obligado a ayudar a
misa, tener aseada la iglesia y acompañar al capellán cuando le ha sido posible
en la administración de sacramentos en el pueblo, sin otra remuneración que el usufructo del pedazo de huerto y una
casa para su morada, que está inhabitada
por una ruinosa situación y una corta gratificación de las hermandades del Santísimo , Rosario y Ánimas le tienen concedido a por su trabajo de cuidar de
sus respectivos altares y asistencia de culto, sin poderse encargar del toque
de campanas ni del cuido de la lámpara del santísimo , que corre a cargo del capellán,
a causa de residir fuera del término de la iglesia, es bien claro que habrá de
aumentarse el sueldo y habría de constituirse el sacristán de manera que desaparezcan todos estos
inconvenientes”. (Carta 11 de julio 1861).
Se acercan las fiestas de la Virgen del Rosario y han comenzado las obras de sus anexos, estos datos muestran su entorno de la ermita.
domingo, 29 de septiembre de 2019
ALCALÁ LA REAL, PROVINCIA DE GRANADA

Sin embargo, debemos destacar que la integración en la provincia y reino de Granada no fue una cosa esporádica, sino que en algunos terrenos como el judicial, militar y, no digamos, el sanitario o comercial era más proclive por parte de los vecinos alcalaínos. Y fue una realidad en la Guerra Civil, a partir del año 1936, cuando el término se dividió con motivo de ser frontera entre los territorios de los republicanos y tropas de Queipo de Llano. Se estableció una línea divisoria que desde la Hortichuela, bajando por la Caserías, Puertollano, Charilla y Santa Ana, como campo de nadie, dio lugar a que se formaran dos Alcalá: una perteneciente a Jaén y otra a Granada. La primera estableció una comisión gestora municipal, al frente de la cual estaba el socialista Salvador Frías, y estaba constituida por miembros pertenecientes al P.S.O.E y P.C.E. y el sindicato de la U.G.T, representantes de todas las sociedades obreras de cada aldea y la C.N.T.
Incautación de bienes de Francisco
Hinojosa López, y otros republicanos en el BO DE GRANADA
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En etas circunstancias, por cierto, como terreno perteneciente a la provincia de
Jaén y formando parte del resto de la provincia, el ayuntamiento sólo figuró
como un órgano puramente testimonial de las fuerzas políticas, pues la guerra
era una situación tan delicada que impedía cualquier reactivación de
la vida municipal. No obstante, se percibe una economía mixta entre liberal y
social, una preocupación por la honradez en la recaudación. Su sede cambió
según los escenarios de guerra. Se ubicó al principio en la aldea de la
Ribera Alta, luego en la Hoya de Charilla, para finalmente establecerse en la
Rábita hasta los primeros meses del 1939. No se surtía de muchos recursos sino de
los emanados de la imposición agrícola y, aún más se veía obligado a
exportar productos de esta tierra a otros lugares gobernados por la república.
Por la otra parte, se formó un
ayuntamiento, que presidió durante algunos días, un comisario político nombrado
por las fuerzas militares que ocuparon la ciudad de Alcalá el 30 de septiembre
de 1936, donde establecieron la sede del ayuntamiento. Esta parte del
territorio dependió, durante estos años de guerra, de la
provincia de Granada. Tanto la labor hacendística, como la religiosa, o
gubernativa se regían por las órdenes emanadas de las autoridades granadinas.
También los nombramientos de autoridades civiles, eclesiásticas
y militares dependían de Granada y, en su mayoría, fueron
granadinos los delegados gubernativos, los jefes de las tropas y los
sacerdotes, que eran también capellanes militares. Muestra de todo ello
era lo referente a la publicación del Boletín Oficial de la
provincia, donde Alcalá figuraba como un municipio de Granada.
Muy curioso es el día que
Alcalá la Real publicaba la propuesta del presupuesto
para el año 1938, y se le incautaban los bienes al alcalde
republicano Pablo Batmala Laloya, tras ser condenado a muerte y posteriormente ser
ejecutado, Vanos fueron los intentos de su salvación, pudieron otras
razones. si así se le puede denominar, a no ser sinrazones
injustas En esta zona, destaca también la presencia de un
Delegado Gubernativo, que poco a poco va constituir un ente ficticio enmarcado
dentro de lo que quedó de provincia de Jaén con la zona de Porcuna. Este
delegado gubernativo se mantuvo durante varios años después y llegó a tener
tanta influencia como los alcaldes. En esta zona lo fue Esteban Gutiérrez,
antiguo republicano de derechas, que se integró en el movimiento nacional al
tomar la ciudad las tropas franquistas.
Posteriormente, lo fueron Francisco Santiago Sampelayo y Miguel Siles Benavides
hasta 1939. Los terrenos administrados eran la zona
del ruedo de Alcalá, La Pedriza, Valdegranada, Ermita Nueva, Cantera Blanca y
Santa Ana. Muchas de las medidas se encuadraban dentro del nuevo
régimen: desde la limpieza ideológica y
administrativa de los afectos a la República, hasta una férrea economía
antiliberal, autárquica y controladora de los productos para
evitar el estraperlo, pasando por el establecimiento
del nacionalcatolicismo.
sábado, 28 de septiembre de 2019
EN ALCALÁ LA REAL, DESDE EL ALTOZANO DE LA MOTA
Hay palabras que, con frecuencia, empleamos dentro de
la normalidad lingüística con una acepción semiótica, que a veces no responde a
una ubicación o significado real. Este el l caso de la palabra altozano, entre
la variante extendida de una monte elevado en medio de un llano, y un
significado que me ha hecho descubrir un entorno patrimonial de la Mota.
Me resultaba una incógnita el lugar del
Altozano, cuando, hace unos años, escribía sobre la llegada de Eufrasio López
de Rojas, maestro mayor de obras que compartió con Juan de Aranda Salazar
muchas de la diócesis de Jaén, y en Alcalá la Real, entre otras la
iglesia del Rosario. En concreto, vino a trabajar en el Pozo del Altozano, el
llamado hoy día de la Conquista de la Ciudad Oculta. Me resultaba paradójico
que se situara este pozo en al altozano y la elevación del cerro de la
Mota se encontraba algo superior por encima de donde su suponía el lugar. Siguiendo
su definición en DRAE, respondía a la versión española “De antuzano, alterado
por etimología popular por alto. Y esta es su función Cerro o monte de poca altura en terreno llano”.
Se apartaba de las versiones americanas
en Colombia., Honduras., Nicaragua., Panamá. República. Dominicana y Venezuela,
que hacían referencia a “Atrio de una iglesia”, muy
alejada del sitio que comentamos.


La palabra Albaicín se mantuvo y lo
mismo lo hizo el Altozano, colocado encima, porque pervive el término
hasta el siglo XVII, referido al pozo del Altozano, al que acudió el maestro de
obras López de Rojas. En su derredor, se construyeron las Casas de las Mujeres
del Mundo o Mancebía, el Hospital del Dulce Nombre de Jesús, viviendas y
tiendas de artesanos, entre ellas las de la herrería de los Muñoz, el Alhorí
y las Casas de las Rentas Decimales o de las Lanzas, las cuevas y
pervivieron la Barbacana, y las mansiones de algunos caballeros hasta que
sufrieron el derrumbe del 1581.
Pasaron los tiempos, quedó abandonado aquel recinto
convertido en un huerto que pervivió entre almendrales y olivos, cuevas
convertidas en gallineros, e, incluso un bar de verano. Un recinto que recogía
las dos acepciones, porque desde su elevada altura, se posaba ante la vista una
ciudad del llano; por otro lado, desde el altozano, el almendral había
sustituido al antiguo tozal, un término
que hemos aplicado en analogía con otras palabras derivadas de árboles o
plantas y la terminación -al, en nuestra zona existían el Quejigal, el
Endrinal, o el Encinal. Es decir esta nueva acepción que hemos recuperado para
altozano, tozal, lugar, donde crecen los
tozos o tozas (tozos), es decir, árboles y las matas precursoras de árboles en
terrenos llanos y despejados, o también en lugares elevados. Como es lógico,
eran sitios buenos para permitir a quien está oculto en ellos observar los
alrededores si ser observado a su vez. Un lugar
estratégico como era y este este Altozano, para contemplar no sólo una
ciudad en el tiempo y en su desarrollo
a largo plazo, con sus conquistas, y sus progresos, y sus periodos de declive y de renacimiento, pues,
si nos quedamos con las escasas matas que han quedado tras las excavaciones
suelen nublar la vista al contemplaras al corto plazo de pocos días. Pues,
desde la altura del Altozano puede
prolongar la vista hasta los nuevos
polígonos de la ciudad, y contemplar su
desarrollo, pero, como tozal, a lo más que puedo adentrarme en la Ciudad Oculta
de los pasadizos descubiertos recientemente.
EL CARDENAL MERINO Y ALCALÁ LA REAL
Es de sobra conocido el debate entre la pretendida jurisdicción del Obispo de Jaén sobre la abadía de Alcalá la Real. El conflicto se remonta desde tiempos de la conquista de Alcalá 1341 y la fundación de esta institución abacial. Hubo momentos en los que el obispado de Jaén mantuvo ciertas relaciones que podían interpretarse, al menos por el obispado de Jaén, como manifestación clara de la jerarquía de la abadía alcalaína respecto al Obispado de Jaén por la impartición de sacramentos de órdenes y participación de en los Sínodos del Santo Rostro. Pero el asunto se radicalizó en tiempos del obispo de Jaén don Esteban Gabriel Merino, que pretendió visitarla para imponer su autoridad con la presencia de gente armada y procedimientos violentos en 1524. No fueron estas relaciones alcaláinas puntuales on este Obispo. El asunto se remontaba a los primeros años de su vida religiosa, porque, en torno a 1513, ya ordenado sacerdote recibió dos cargos muy importantes,: uno en tierras italianas, el arzobispado de Bari por el papa León X y el día 29 de agosto era nombrado Arcediano de Baeza. Lo hizo en las circunstancias que no compartíia el clero baezano, pues fue realizado, con motivo de la vacante de Cristóbal de Mesa, y con una pensión anual pontificia de 20 ducados, lo que dio lugar que, según Caballero Venceslá ".

Merino quiso asegurarse
su pacífica posesión y para esto alcanzó del Papa en 8 de diciembre
la consiguiente Bula que le autorizaba para retener en su persona toda
clase de prebendas, permaneciendo Arzobispo de Bari. Así, merced
a esta concesión pontificia y dispensado por ella del deber de residencia, Esteban Gabriel pudo acumular en su persona una serie de prebendas. Esta acumulación de cargos, obispados y beneficios era, en
aquel tiempo, una lacra tan extendida que sólo había de extirpar,
y a duras penas, la reforma tridentina.
Nuestros viejos cronistas del siglo XVII ponen a la Catedral de
Jaén como la primera en que ocupó prebendas Esteban Gabriel Merino.
La apertura del Archivo Vaticano a los investigadores, llevada a cabo
por León XIII a finales del siglo pasado, permitió al sabio profesor
de Historia de la Universidad de Würzburgo, José Hergenrótlier, publicar sus dos volúmenes sobre el fondo documental existente en dicho
archivo y referente al pontificado de León X, bajo el título «.Leonis X
Regestao) (Friburgo, 1884-1891). Según esta obra, ya clásica y definitiva
en su materia, Esteban Gabriel fue antes Arzobispo de Bari que canónigo de Jaén. Nos atenemos, pues, a estos últimos datos que aporta la
investigación a la luz del fondo documental vaticano.
No se detuvo ahí León X, sino que para mejor premiar el anterior
trabajo de Merino en favor de los Orsini, a los cuales pertenecía el
Pontífice por línea materna, le concede en 1514 los frutos de la
_Parroquia de Arriovilla (sic), probablemente Arjonilla, y otros beneficios
en la Parroquia de Torredelcampo, ambas en la diócesis de Jaén (17).
El Papa Médicis completará su obra de protección hacia el Arzobispo
de Bari cuando, muerto Fernando el Católico, le envía a España como
Nuncio suyo y Obispo de León.
De la simple enumeración de cargos y beneficios con que León X
manifestó su simpatía y buena voluntad hacia Esteban Gabriel, se
desprende al mismo tiempo la alta valoración que en la mente del
Papa tenía el nombramiento de Merino como Nuncio Apostólico ante Carlos V será
la nota más brillante de su ejecutoria diplomática y, al mismo tiempo,
su canonización como dominador del difícil y sutil arte de la política.
Merino será el representante del máximo poder espiritual ante el máximo
poder temporal en la Europa del momento.
La protección que Esteban Gabriel obtuvo del Papa León casi
nos obliga, dadas las circunstancias y el ambiente reinante en la Corte
pontificia" .
Y, antes de canónigo de Jaén, como clérigo beneficiado de Baeza, aparece en un documento de los archivos notariales de Alcalá la Real. en seis de octubre de 1513 ante el escribano Bernabé Rodríguez, otorgado en la Plaza Pública de la la ciudad de la Mota, por el que el clérigo Gonzalo Sánchez de Trasierra, estado presentes el escribanio Francisco de Santacruz y Pedro Pérez, lo representaba en su nombre, para poder cobrar del vecino alcalaíno Cristóbal Álvarez de Fuenteovejuna los beneficios de 6.930 maravedíes de " todo el vino que le pertenece a Gabriel Merino, clérigo y beneficiado, de Baeza de beneficio de esta ciudad de todo el año presente, que lo recibí comprado de el clérigo Gonzalo Sánchez de Trasierra". Correspondía al periodo comprendido desde el día Santa María de agosta de 1513 al año siguiente. No es de extrañar las relaciones de este entorno con el cardenal, teniendo en cuenta que muchos miembtos del cabildo estaban relacionado con Gonzalo Fernández de Córdoba, en este momento que comprtía el gobierno de Loja y en Alcalá se mantenía el corregimiento de Luís Fernández de Luna.
. Más tarde las cañas se volvieron lanzas. En concreto (1524), tuvo lugar la entrada del cardenal Merino, obispo de Jaén y arzobispo de Bari, para hacer valer su jurisdicción sobre tierras de la abadía de Alcalá la Real, con motivo de una visita que afectó primero a la Iglesia Mayor Abacial de Alcalá la Real y luego a la vicaría del Castillo de Locubín. No agradó en modo alguno esta imposición al abad ni al clero alcalaínos, que acudieron a la Corona para que hiciera justicia ante lo que calificaban una fiducia del cardenal[1]. Se le otorgó poder a Bartolomé de Arce Broslada, vecino de Grabada en la Chancillería para protestar la llegada del obispo a esta ciudad con el poder de visitarla imponer la autoridad por fuerza sobre el abad alcalaíno. Pero en el traslado que se encuadra el documento aparece el poderista tachado y, en su lugar, se cita a Luís de Ortega, clérigo de Alcalá la Real, y posteriormente párroco de Santo Domingo de Silos.
Esto obligó a una real provisión del rey Carlos I , en la que el abad Juan de Avila razonaba su sujección al Papa y en apelaciones a la iglesia de Toledo y Jaén de modo que no celebraban las visitas diocesanas en esta tierra como en otros pueblos de Jaén de una manera ordinaria, Recoge el documento las informaciones anteriores ante la petición del provisor. Ante la entrada del cardenal MERINO por la fuerza en la Iglesia Mayor se quejaba, y manifestaba la oposición que mantuvo con el provisor y los clérigos alcalaínos; no solo entró si no se le entregaron las llaves del sagrario de otras iglesias apoyado del alcalde Briceño ; también lo hizo en el Castillo de Locubín. Pidió el abad alcalaíno amparo en la Corte y que se promulgara una provisión real para confirmar el patronazgo real y su carácter exento y vere nullius en 28 de enero de 1525. A pesar de los testimonios de los dos litigantes, cada uno presentó alegaciones para defender la sujeción o la independencia según el caso. Y se pudo comprobar que no perteneció nítidamente a ninguna diócesis del entorno y se organizaba como abadía de patronato real. Un nuevo documento nos aclara la protesta del abad, por medio de su vicario y provisor, a la que se sumaron los clérigos de la ciudad. Es un poder que le otorgaron primero a un miembro de la Chancillería, pero fue sustituido por el cura Luís de Ortega
Tres años después se anexionaron dos tercios de los diezmos para la Capilla Real de Granada, y también intervino el cardenal Merino con una posición de jerarquía sobe la abadía, pero Alcalá la Real pudo , al menos, soslayarse del pago de esta carga en tiempos del abad don Juan de Ávila. En 1538, todavía se mantenía el pleito de jurisdiccción y la aplicación perpetua.
Este es el documento de poder que se encuentra ante el escribano Bernabé Rodríguez, con fecha de 31 de diciembre de 1540.
-Don Juan de Ávila, se declara abad de las abadías de Alcalá la Real Burgohondo, y además se encontraba, por aquellas fechas en Alcalá la Real, ya que su residencia de vecindad era en Ávila, donde mantenía casa familiar y palacio a las afueras de la ciudad amurallada. Concedía pode a Juan Gallego y Hernando de Arroyo, Crístobal Alvarez y Macías de la Cuba, sus vecinos criados de la ciudad de Ávila para que lo representaran y lo hicieran a su vez con la abadía, ante el emperador Carlos V y lo miembros de su Consejo, y Jueces u órganos de la Justicia para interponer apelaciones, hacer probanzas, ganar provisiones, entablar pleitos, y nombrar representantes. Y cita, en concreto, el pleito entablado ante la Corte y miembros del Consejo con el Obispo de Jaén.
[1] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez, Documento de poder que realiza el vicario y provisor Juan de Fuentesdaño, del abad Juan de Ávila 20 de noviembre de 1524.
viernes, 27 de septiembre de 2019
EN IDEAL. LA HOYA DE CHARILLA
LA HOYA DE CHARILLA
Al paraje de la Hoya hay que
encontrarlo. A pie o en coche, da igual, por camino o carretera, por senda o
veredas, pero el esfuerzo es vertical. Si alguien intenta dirigirse a la Hoya
de Charilla, puede hacerlo por diversos itinerarios o senderos. Desde Frailes,
por la carretera que se dirige a
Valdepeñas, y, desde la cercanía de los
Llanos del Ángel, se adentra una carretera que conduce a este paraje natural de
gran belleza; si lo hace a pie, desde
Santa Ana sube por tierras de la Carraca, y, dirigiéndose hacia Charilla
entre la Celada, cortijo del Ángel y de la Cruz por los Collados, por
una senda de pronunciada pendiente, se adentra
en un paraje agroganadero, con una tierra cultivada, restos de la
actividad ganadera, corralones y parajes
de una arboleda de quejigos, encinares y
monte bajo, el agua escasea y aparece en alguna fuente seca en verano; y la ruta más conocida, la que parte desde Alcalá la Real o Castillo de Locubín, a
través de la antigua variante de la N-432, se llega a la carretera
provincial JV 2264, y tras, parar en
Charilla para recuperar fuerzas, por una carretera municipal, un antiguo camino
asfaltado en los años ochenta del siglo por el IRYDA, permite el acceso tras un
trayecto de más de siete Kilómetros, tras pasar por los pagos de la Dehesa, el
Cementerio, e. portillo de Alcalá, la Lastra y adentrarse en un terreno cada
vez más marcado y agreste. Hasta al automóvil, esta vía se le resiste, entre
cuestas con gran desniveles, curvas y pronunciadas pendientes, donde solamente
se permite la relajación tras el ascenso al portillo de las Alhucemas. Pues, es
un elevado y privilegiado mirador de
toda la comarca de la Sierra Sur, desde donde se divisan las tierras que se
extienden desde la Nava y Acamuña hasta
los Tajos de Charilla, desde la
Martina hasta los Pedregales.
Esta
atalaya natural se envuelve entre olivares y predios ganaderos, y otea a sus pies la zigzagueante vega del
Guadalcotón entre arrañales y canteras, contempla tierras de olivares del entorno de la Fuente del Gato, Robledo y la Lastra y se adentra por los cortijos de
los primeros colonos en tierras castilleras, donde sus paredes recuerdan gestas
de monfíes, bandoleros, gente de la
Sierra o maquis de la posguerra.

La Hoya es
una tierra de conquista humana a la naturaleza. Desde lugar casi inaccesible a encuentro de caminos,
hoy carreteras municipales y asfaltadas, entre los términos de Frailes, Valdepeñas,
Castillo de Locubín y Alcalá la Real. Muy remotos son los tiempos de los siglos modernos en los que el
corregidor y los miembros del cabildo municipal fijaban los mojones de los términos entre las anteriores poblaciones,
colocándolos en el Majanillo, los Collados, la Huesa de los Enamorados, de la covezuela
de la Manseguilla de la Peña y el del camino entre el camino real de Valdepeñas
y Jaén, y en medio de todos ellos el de la Peña Bermeja, que era como se llamaba
en el siglo XVI. Se reservaba a la primera conquista humana de los ganaderos, a
las dehesas comunales, a los recursos cinegéticos y a
una vía de comunicación por tierras de evadir las rutas tradicionales. No era
un terreno que se reservaba al encinar y al monte bajo, sino que los quejigos,
el fresno, la coscoja, la cornicabra y los robles proliferaban para señalar las
cruces de términos. El espliego, el tomillo, el romero y los arbustos más
aromáticos se emplean para la medicina artesanal y como condimento de las
carnes a la brasa. Dos siglos después, la Hoya cambió el
primer epíteto cromático de bermeja, sin lugar a dudas por el
asentamiento de una alquería musulmana, y
se convirtió en Redrada, un adjetivo que
contiene la aféresis de su primera
sílaba a lo largos de los documentos alcalaínos, y alude a su segunda
conquista, la del movimiento roturador de la Edad Moderna, cuando las zonas comunales se reservaron en favor de los
vecinos de Alcalá la Real y el Castillo, en medio de trances y suertes que
ocuparon pastores y agricultores con chozones y viviendas de retamizas. Y, en este tiempo de la Ilustración, esta
tierra comenzó a un nuevo periodo de expansión poblacional disperso, que
alcanzó su primera población estable en tiempos de Madoz. Un momento en el que llegó a formar un núcleo rural en torno al núcleo rural de los cuatro cortijos
de la Joya, como le gustaba llamarse a sus vecinos olvidando que eran una depresión entre los cerros del
Marroquín, Rompezapatos y Martina, configurando un valle donde corrían las aguas de
una fuente que no surtía siempre de aguas.
Pero culminó, a mediados del
siglo XX, con nuevas conquistas sociales, fue sede del ayuntamiento republicano
en la retaguardia durante un mes d la Guerra Civil, aumentaron las viviendas
rurales hasta alcanzar en todo su entorno las cien familias, el maestro comenzó
a ser presencia en este diseminado (desgraciadamente fue sitio de docentes
desterrados en los años del hambre), un pequeño oratorio se levantó para
celebrar a la Virgen de Fátima en el mes de mayo hasta que los nuevos tiempos la
trasladaron a principios de septiembre y un lavadero a mediados del siglo XX;
llegaron los progresos, la luz, el asfaltado de la carretera y el telefonoro a finales de los ochenta del siglo
pasado.
Actualmente, la Hoya olvidó su primitivo
nombre de Redrada y se convirtió en la Hoya de Charilla. Es un rincón apetecido
por los amantes de la naturaleza, a
siete Kilómetros de la aldea que le da nombre y a otros cuatro más de Alcalá la Real, atrae a turistas de tierra adentro senderistas y se yergue como baluarte de la
tierra vacía, ofrece el paraje de los
que ejercitan en el bucolismo, o de los que ansían compartir las vivencias del poema de Beatus ille qui procul negotiis. En la Sierra
Sur, es un solaz de abandonar la rutina , y de disfrutar
de la belleza de sus campos o de gustar de sus gastronomía en el Hostal
de Sierra Martina, rodeado de la Martina (1.558 m.), Rompezapatos (1410) y el Marroquín ( 1553), donde abundan los
Títiros en medio de un paisaje arcádico de la Sierra Sur. En la ruta hacia los
Llanos del Angel se comparten las huellas ovinas de la vida ganadera con sus apriscos en las cuevas, y los
arroyuelos con las minas abandonadas; en la ruta de los Collados, los
abrevaderos economizan un aguas
estancada para las cabras que se reservan para los quesos artesanales, y, sus
casas son testigos de unas familias que, incluso, dieron vida a personajes como
el famoso deán Mudarra; por carretera, se topa con una arboleda de grandes troncos y con casas abandonadas, que
recuerdan las leyendas de embaucadores, espiritistas y fantasmas, y por veredas
las cuevas se transformas en archivos de cuentos orientales, relatos de
triángulos de amor y de narraciones de ficticios tesoros. Todavía, la
vegetación mediterránea se cubre con torviscos y rosas silveltres, lirios
blancos del campo y jacintos naturales
en medio de una presencia testimonial de actividad agroganadera. Actualmente,
viven apenas pocas familias, que mantienen sus lazos con su lugar de origen, y
algunas han desarrollado algunas propuestas de
turismo rural, porque en estos lugares se prestan a ser un sitio
estratégico para visitar rincones turísticos de las provincias andaluzas así
como de disfrutar el encanto de la naturaleza lejos del atjetreo urbano.
jueves, 26 de septiembre de 2019
ALCALLA LA REAL Y LA FORTALEZA DE LA MOTA (1625)
EN EL AMAR, SEGÚN EL ACTA DEL CABILDO DE 24 DE ENERO DE 1625.
Hubo esta intervención de Rui Mendoza:
“Esta
ciudad es de las más antiguas que el Rey Nuestro Señor tiene en Andalucía,
cuya primera población tiene de tan grandes caballeros, como de
libros consta, sustenta la fuerza de su Mota sino también la de su consejo, defensa y defendimiento , llave,
Castillo y León en su escudo, los primero regidores son cristianos viejos”
Miguel
de Utrilla:
Hace un repaso de l el padrón de 1614 resumiendo que la ciudad tenía 1.909 vecinos,
el Castillo de Locubín 501, y cortijos 41; también en 1.624 tenía el mismo número, de su historia
dice “ en el término de esta ciudad y jurisdicción fuera de la dicha villa, cuya
fundación es muy antigua, y de los cortijos , que se habían hecho para las
labores, no ay otra ninguna población, porque su término es muy corto(….)e
pareze por investigación de las antigüedades que, por ser frontera de los moros
del reino de Granada, nunca se a conocido con
mayor aumento de vecindad y , si más a benido, a sido poca diferencia”.Tras
una serie de consideraciones muy
interesantes sobre la producción agrícola, resalta lo siguiente:
“en quanto a la conservación es de advertir
que en esta ciudad Su Majestad tiene la
más importante fuerza de sus reinos, que se llama la Mota , por lo que ha recibido
el título Guarda y Defendimiento de Reinos de Castillo , siendo frontera
durante más de doscientos años. Por ello, señores caballeros, se le concedieron privilegios tan amplios d
esencias que oy goça . Esta tiene todas las cosas públicas como son la Iglesia Mayor matriz, casas de
Ayuntamiento, de la Justicia ,
de la Cárcel ,
del Abad Mayor, Carnicería,Plaça Pública, Escritorios propios(...), que está
miuy despoblada , las causas son muy varias . Por eso, la ciudad ha procurado
una ordenanza de mercaderes y oficiales, pero el sitio es muy áspero y frío, los
edificios son muy antiguos y sus dueños los han dejado haciendo nueva población
en los arrabales y dejarlos caer para no
repararlos, solicita reedificación”.
miércoles, 25 de septiembre de 2019
ANTONIO GONZÁLEZ ARANDA
Decía el poeta Tagore: Dormir en paz se puede sobre sus castos
senos/de nieves, que beatos se hinchan como frutas/en la heredad de Cristo,
celeste jardinero/ Son unas palabras que me impresionaron con la lectura de su
libro El Jardinero. De seguro que la familia de Antonio González Aranda las percibía con su muerte hace unos meses.
Su mujer, sus hijos Antonio y Alejandro,
y nietos las compartieron en sus momentos finales, y sintieron la voz del poeta indio
percibiendo el ritmo de sus pasos que le estaban latiendo en su
corazón en medio de todas las tentativas
y esfuerzos para acudir a por agua al lago de la salud. Fueron días de amor e
intensidad junto a Antonio. Porfiaron por la salud de este jardinero, persona nativa del Castillo
de Locubín, pero hijo adoptivo de una Alcalá la Real, que siempre compartió
durante muchos años hasta el final de su vida la bandera del amor por su
familia .
Mediante
el trabajo público de cuidar el recinto del parque de los Álamos se ganó el
diploma que le honraron sus laboriosas
manos de exquisito jardinero. Era consciente de que se sentía copartícipe de
crear para todos un espacio común, un lugar de encuentro, de amor y de
convivencia. Como Octavio Paz cantaba, en esa labor primorosa y recatada del
mezclar el buen recurso del agua con el cuidado de la tierra: Allá, allá lejos; /La tinta
verde crea jardines, selvas, prados,/follajes donde cantan las
letras,/palabras que son árboles,/frases que son verdes constelaciones. Y las sellaría con el recuerdo de tiempos
pasados , de sacrificios honrados entre una familia numerosa de siete hermanos,
que obligaron al trabajo desde pequeño, a su tiempo de migración a Getafe, donde trabajó en la empresa pública de aquella
ciudad madrileña. Y por los años setenta, volvió a la tierra de la Sierra Sur,
a cuidar del paseo, antiguo ejido, parque versallesco y rincón de ferias y
salón de enamorados de los Álamos. Tus primeros pasos se hicieron notar entre
aquellos parterres, que regaba la noria del compás, y que se esclarecía con las
podas de tus manos para darnos la luz material y del azul oscuro alcalaíno; ¿qué la sostiene, entreabierta/claridad anochecida/luz
por los jardines suelta?/todas
las ramas, vencidas/por un agobio de pájaros/hacia lo obscuro se inclinan./
Y, en aquellos años te desviviste por tu familia, ya
sabías de la migración en la vendimia de Francia, por eso como buen trabajador de alma castillera y
desvivido por tu familia, no te importaba abrir las puertas de la Belle Epoque
para prevenir el futuro de tus hijos,
compartiste muchas vivencias de los jóvenes de la transición, asististe con tu presencia a las reformas que
se levantaron a la entrada de aquel parque con la fuente de la vida y el
traslado del mausoleo del pasado, y
acompañaste como pedagogo en el buen
sentido etimológico de tu palabras a tus nietos en sus primeros pasos
escolares y viviste el renacimiento de
ver manar aguas a aquellas fuentes que
rodearon la rosaleda y la sección de jardín de cipreses.
Siempre acompañabas al Cristo Sanjuanero, alzando tus
manos y ojos en plegarias para implorar la ayuda en los itinerarios de todos
tus familiares. No faltabas a la cita sanjuanera, hasta al final le tendiste tus manos. Este año, suplió tu ausencia tu compañero y consuegro Enrique con que siempre compartiste unos estrechos lazos de amistad- De seguro que tus
últimos momentos fue el ángel que te ayudó en medio de unas vivencias
semejantes a la que compartió el poeta
Octavio Paz; Donde habite el olvido,/ en los vastos jardines sin
aurora;/donde yo sólo sea/memoria de una piedra sepultada entre ortigas/sobre la cual el viento escapa a sus insomnios./Donde mi nombre deje/al cuerpo que designa en
brazos de los siglos,/donde el deseo no exista./En esa gran región donde el
amor, ángel terrible,/no esconda como acero/en mi pecho su ala,/sonriendo lleno
de gracia /aérea mientras crece el tormento. En este caso, el rincón de amor
del Cristo de la Salud.
martes, 24 de septiembre de 2019
UN CONFLICTO ENTRE JURISDICCIONES EN LA
ERMITA DE SAN MARCOS
En el Archivo Municipal de Alcalá
la Real , se
encuentra un documento muy interesante que versa sobre un conflicto entre las
autoridades cívica y religiosa con motivo de un apresamiento de dos individuos
en la ermita de San Marcos. El típico
caso de intimidad personal en un recinto religioso. En concreto, tuvo lugar en
1589, siendo abad de este territorio Maximiliano de Austria y corregidor de las
ciudades de Alcalá, Loja y Alhama, el comendador Jorge de Amaral, un portugués
muy en consonancia con la política de este
periodo del reinado de Felipe II, en el que integró en su aparato político a
miembros del reino de Portugal. Debía ser el abad una persona con una
personalidad fuerte para hacer valer sus privilegios y poder frente a las
injerencias de la autoridad civil.
Las secuencias de este
acontecimiento son las siguientes:
PRIMERA PARTE
1.
Los protagonistas de este desencuentro entre
autoridades fueron los hermanos Juan y Antón Sánchez Marín, hijo de Hernán
Sánchez. Unos descendientes de emigrantes de tierras de las montañas de León afincados
posteriormente en Jaén, y
que habían venido a tierras alcalaínas
con motivo de la política de repoblación tras la conquista de la ciudad de
Alcalá a los moros. Se sentían cristianos viejos, hidalgos, sin mancha de raza
ni religión, por no haber sido acusados de judíos ni musulmanes ni haber sufrido castigo de la Santa Inquisición.
2.
El motivo no era otro que se estos dos personajes se
habían refugiado 11 de julio en la
ermita de San Marcos, extramuros de la ciudad, para evadir el apresamiento que
había decretado la justicia civil a
causa de un acto de deserción, porque se habían negado a acudir al alarde o convocatoria de leva
militar. El corregidor y sus ministros se presentaron en la ermita y sacaron de
ella a todos trasladándolos a la Cárcel
Real.
3.
Pero, la iglesia
impedía que se resolviera el conflicto
de modo civil y consideraban que el delito era leve. Sin embargo, el
corregidor y sus ministros de justicias justificaron esta situación que impedía
la entrada de los alguaciles a la iglesia, porque creían que se estaban
cometiendo actos impúdicos. Lo apoyaban con el hecho de que dos mujeres, que
estaban amancebadas con los hermanos Sánchez, se habían adentrado en las
dependencias de la iglesia, “corredores y sacristía”, como un hecho pensado y
habían cometido actos en contra de las normas de la Iglesia. El nombre de las dos mujeres
era Leonor; sus apellidos de Lara y Díaz. La primera llevaba conviviendo muchos
años con Juan; la segunda tan sólo un año, y estaba casada con el portugués
Francisco Hernández.
4.
Sus cargos se especificaban como “ofensa a Dios y
escándalo de los que lo habían visto”. Detalles
señalaban como estos: porque salieron los condenados de la ermita y fueron a
las casas de las mujeres trayéndolas de la mano y las adentraron en la iglesia
y sacristía cerrando las puertas por dentro y comieron en una olla e otras
cosas e “avían tenido exceso carnal con ellas”
y porque podían haberse encerrado en el convento de Consolación que estaba muy
cercano de la casa de sus padres para la manutención y no lo hicieron.
5.
Por eso, ante el
aviso de los escándalos que hacían y cometían,
el corregidor y sus alguaciles los
apresaron en la sacristía y llevaron a la Cárcel
Pública de la
Mota.
6.
El Vicario, Francisco Bommar y su fiscal recurrieron a la Justicia Civil para que
devolvieran a la iglesia a los apresados porque incumplían las penas del derecho y de la justicia y no
se ajustaban a la inmunidad dentro de los recintos sagrados porque eran
delincuentes. (censura en lenguaje canónico realizada el 12 de julio acompañada
de penas pecuniarias).
SEGUNDA PARTE
1. El 14 de julio el corregidor
protestó ante el provisor haciéndose portavoz de la política real en defensa de
la religión católica y alegó contra
todos los puntos de la sentencia, manifestando que eran falsos, debido a que había acudido a perseguir un delincuente y no a invadir
la intimidad de la iglesia sino en defensa del “servicio de Dios y honra de la iglesia, demás del escándalo público que tenía obligación de obviar”.
2.
El provisor se
mantuvo en su postura inicial, defendiéndose de que eran cristianos viejos
y los infractores no habían cometido
delito alguno, más bien el asunto fue un acto de abuso de poder por parte del
alguacil actuando con malicia al cerrar las puertas. Por ello, el asunto saltó
a la Chancillería
de Granada como órgano de apelación
superior de justicia.
3.
El provisor cumplió sus amenazas y excomulgó a la
justicia porque los encartados no estuvieron con las puertas cerradas, sino
abiertas y con gente dentro y fuera de
la iglesia y las cerró el alguacil como artimaña a favor de justificar que interviniera el corregidor.
4.
En uno de
agosto, el provisor abacial emitió un
veredicto de juicio, fallando que debían volver los presos a su lugar de encierro: a la iglesia de
Consolación, los hombres y las mujeres a la ermita de San Marcos. Además, ordenó que
excomulgaría al corregidor si en el plazo de 24 horas no cumplía la sentencia.
5.
Esta se hizo efectiva y
quedó excomulgado el corregidor mediante la comunicación por escrito de la sentencia por parte de dos curas beneficiados de la Iglesias de Alcalá. Sin
embargo, le abrían una puerta, por si cumplían las cláusulas del fallo judicial mediante
de que se restituyera la
situación en el plazo de las doce horas.
6.
El corregidor apeló la sentencia ante el corregidor el
cuatro de agosto basándose mediante una provisión real de la Chancillería de
Granada para que absolviese al corregidor de la sentencia de excomunión.
7.
En el ínterin, se complicó el asunto judicial, porque
se decía que los testigos del provisor habían hecho declaraciones falsas y, por
ello, los había encarcelado el corregidor por perjuros, lo que motivó la
protesta del provisor. Uno de los encausados se casó con Leonor de Lara el 8 de
agosto.
8.
El 23 de agosto, los señores de la Chancillería de
Granada obligan al provisor a que se quitase la excomunión al corregidor, a los
hermanos Sánchez volvieran al monasterio de Consolación y a Leonor de Lara a la ermita
de San Marcos; y a la otra Leonor a la ermita de la Veracruz hasta que se
resolviese el asunto de testigos falsos y pagasen unas pequeñas multas.
Es curioso que este pleito
tuviera lugar por el alojamiento de estos desertores en la ermita de San Marcos
y resolviera un conflicto entre las dos autoridades. Pero, al mismo tiempo, los datos son muy interesantes para
un conflicto legal que parecía ya resuelto a finales del siglo XVI, manifiesta una ermita que solía acoger a los vecinos, era muy visitado, y ya
estaba formada por tres dependencias: la sacristía, el templo y los
corredores.