Ayer realizamos la ruta del Cristo de la Salud un numerosos grupo de personas , y comenzamos en la iglesia de San Juan, para dirigirnos a la Carrera de los Caballos, actual camino de San Bartolomé. Estuvimos en la muralla , parándonos en las puertas Martín Ruiz, Granada y Cambrón. Nos acompañó el concejal de Patrimonio y diputado Juan ängel Pérez Arjona.
También, en la Torre Ladeada y la Alhóndiga. Pasamos por el exterior de los barrios del Rastro, Matadero y Puerta Nueva y explicamos la ermita de San Bartolomé. Al regreso , visitamos y desertamos sobre la ermita de San Blas y en el convento de la Trinidad, su origen del morabito y del convento, la leyenda de la Cruz de Piedra y nos citamos para el LUNES A LAS NUEVE LA SEGUNDA FASE DE LA MOTA.
También, en la Torre Ladeada y la Alhóndiga. Pasamos por el exterior de los barrios del Rastro, Matadero y Puerta Nueva y explicamos la ermita de San Bartolomé. Al regreso , visitamos y desertamos sobre la ermita de San Blas y en el convento de la Trinidad, su origen del morabito y del convento, la leyenda de la Cruz de Piedra y nos citamos para el LUNES A LAS NUEVE LA SEGUNDA FASE DE LA MOTA.
Historia del frailes secularizado
Francisco Merino
Ante el escribano López Nieto, en 1775, ha llegado una escritura, huele a barco del
Mediterráneo, está húmeda. La firma
Francisco Merino. Busca entre sus papeles: en los libros de notarios no
hay nada, en libros de Cámara Eclesiástica, tampoco; acude a las cofradías y tampoco, ni en las parroquias tampoco. No me queda más remedio que ir a los conventos, y mira
por donde en el Convento de la Venerable Orden Tercera encuentra a fray Francisco Merino. Pero, con
una anotación al margen del Libro de entrada, se había secularizado del monasterio franciscano
de Nuestra Señora de Consolación. Francisco se fue del convento y, en aquella sociedad hostil a todo lo que significa a la palabra dada, no
se veían con buenos ojos que un cura se hiciera un seglar. Movió Troya con Roma para que el papa le diera los papeles,
viajó por muchos rincones del Reino de
España. Quiso hacerse soldado, tampoco lo admitían. No tuvo más remedio que en 1775 acudir a un poder ante el capitán coronel de la
Milicias Urbanas de Mallorca, para que su hermano lo avalase y le concediera
las propiedades que tuviera en Alcalá la
Real. Su hermano se compadeció de él,
pues tenía detenida la secularización
desde1572 el papa Clemente X Hizo
miles de gestiones para ¡vender sus tierras. Pero, envió el dinero y no supo nunca el resultado de su gestión.


Y lo
que más le llamó la atención fue este
caso de aborto de 26 de febrero de 1796. Pues se presentó ante su escribanía Miguel Sánchez, vecino del Castillo, como tutor
y padre de su hija de María Sánchez. En
1 de septiembre de 1589, se había querellado ante el corregidor contra Francisco Rosales y su mujer María
Muñoz Lo acusaba del estupro que cometió Rosales con su hija, ya que había resultado embarazada y había procurado el aborto dándole varias bebidas. Estos
huyeron al ser condenados; y no se
encontró su paradero ni en Martos ni Alcaudete
ni en otros pueblos donde se le s
mandaron edictos para que les prendieran y encarcelaran. Pasó un año y tampoco
se encontraron ni embargaron sus bienes. Finalmente, Miguel Sánchez pidió
audiencia y el corregidor don José de
Oliveras y Carbonell les dijo que , para pedir perdón para Francisco Rosales y su mujer, que
se les embargasen sus bienes por haber
provocado un aborto.
El
escribano miró la balda de los años noventa
y en 1790, el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se encontraba en
la ciudad el Regimiento de Alcántara para forrajear en los campos alcalaínos; se produjo un altercado en el que
hirieron a dos soldados: sus
nombres eran Bartolomé Mesa y Francisco de la Torres; el causante fue Francisco del Hoyo . Este fue apresado por el
corregidor y lo metió en la cárcel . Y, como siempre, el desenlace final el
mismo: Juan de Arévalo pagó la fianza carcelaria y lo soltaron. Otro auto recogía que la ciudad se hallaba muy
convulsa, pues en la misma cárcel se
encontraba don José García Extremera, vecino del Castillo de Locubín por malversación de fondos contra los
subinspectores de las Rentas Provinciales. Y como desenlace, el mismo :y pagó
finaza, le avaló don Julián San z del Castillo,
Discúlpeme, me llamo Alberto Poveda. Necesitaría consultarle algunas cosas relacionadas con un trabajo que estoy haciendo sobre historia. Si pudiese facilitarme un correo con el que poder ponerme en contacto con usted, se lo agradecería mucho. Un saludo. Perdone la molestia en cualquier caso.
ResponderEliminarfranciscomartinrosales@gmail.com
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