

Dicho descubrimiento tuvo lugar en la ciudad abacial por haberlo encontrado en
el Archivo Diocesano de Jaén, dentro del expediente matrimonial de la Santa Iglesia Capitular
de Jaén, correspondiente al legajo 62B, situación 3-3-1. Fue bautizado en la
iglesia de San Juan que hacía las veces de parroquia de Santa María
la Mayor el 28 de junio de 1708, según constaba en el libro 10, folio 169
vuelto. Por estos datos era hijo de Mateo Martín Primo y Ana Manuela de la
Rosa. Lo que adelanta la presencia de l maestro de obras casi dos decenios
antes.
Según Cañadas, su padre fue también escultor y se constata la presencia de su
gubia en el retablo de San Francisco de la iglesia venerable orden tercera
franciscana de Priego por los mismos años que era maestro mayor de obras de Alcalá. También
contrató obras en Lucena, Baena, Andújar, Montilla… Pero, por los datos del
Archivo Municipal de Alcalá la Real, en los libros de Actas de Cabildo, en el
segundo decenio del siglo XVIII no extraña que ejerciera de maestro mayor de
obras, sustituyendo a Manuel del Álamo.
Este hijo debió formarse en los talleres de este escultor, retablista y
maestro de obras durante su estancia en Alcalá la Real.
Por los años treinta ya su padre no estaba en Alcalá,
ya que no participó en el proceso de ejecución de importantes obras municipales
como las nuevas Casas del Ayuntamiento.
Antonio se trasladó a Baena, y posteriormente a Andújar,
donde se casó en 1731 con Teodora María Garrote Córdoba, llamada también Juana
Córdoba. Tuvo una hija de nombre Mariana, y debió fallecer el 14 de enero 1753,
y testó por aquel tiempo ante José Pelayo ( 12 de enero de
753).
Antonio no fue el único hijo, artista y escultor, de Mateo,
sino que, junto con su padre, su hermano Francisco formó parte de este círculo
de los Primo, que trabajaron en los retablos barrocos de las ciudades del
centro de Andalucía, Antequera, Lucena, Estepa y Écija. Francisco dejó su
huella en la parroquia de Santa Ana y Santo Domingo de Archidona, o en la
ermita de la Veracruz de Estepa. Muy
relacionados con la orden carmelitana descalza engrandecieron con su gubia
muchos de sus capillas y altares y formando e triángulo artístico de estos
lares con los miembros de la familia Diego Márquez y Vega y José de Medina. En
la iglesia del Carmen de Antequera, se
encuentra el mejor exponente artístico
de estos tres famosos retablistas: el padre Mateo trabajó en el retablo de San Elías, Francisco puso sus
manos en el Cristo de las Pena s y Antonio culminó aquel cielo barroco del altar
mayor, donde se desarrolla un programa celestial exuberante y de soberbia perfección. Según el
célebre crítico Taylor figura entre las
más grandiosas máquinas de este género en Andalucía.
Como escribe un crítico de arte, “ en
los años centrales del siglo XVIII diversas ciudades y pueblos del centro de
Andalucía se consolidad como centros artísticos de gran importancia, y aparecen
en escena una serie de artistas, escultores y retablistas que extienden su
influjo más allá de sus respectivas localidades de residencia. Estos centros
artísticos se encuentran en Écija, Antequera y el sur de Córdoba (Lucena-Puente
Genil, Priego). También por su carácter céntrico llegarán obras y tendencias de
Sevilla, Córdoba, Málaga y Granada. Los tres núcleos que preferentemente
surtieron a lo largo del siglo XVII y XVIII la demandad de Estepa, parecen
haber sido Sevilla, Écija y Antequera. · Y ahí estuvo la mano de la familia
jienense de los Primos.

Otros jienenses que se enorgullecieron de decir que eran de Jaén.
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