
Nunca
podremos olvidar dos personas que
compartieron con la hermandad aquellas vivencias tan entrañables que nos
hicieron revivir el pasado y nos lo presentaron para las generaciones
futuras. Por un lado, Juan Cano
Valverde, excelente coleccionista, nos brindó las imágenes de su archivo
fotográfico para llevar a cabo la exposición. Al mismo tiempo que nos donó
todos los documentos gráficos
para la futura Casa de Hermandad. Nunca podremos dejar pasar por alto esta muestra de generosidad con nosotros que quiso sellar con el acto de convertirse en hermano de esta asociación religiosa. En los calores de este último agosto, nos dejó; ya no podremos disfrutar su sabio consejo, pero su espíritu aleteará en todos los momentos cuando acudamos a buscar la foto de antaño para colocarla en los programas.

ESTRAMBOTE. UN CRUCIFICADO PARA EL PASO DE LONGINOS.

Es verdad que nuestra hermandad conocida
popularmente de “los Judíos” atrajo dentro de su seno hasta tres hermandades. la del Ecce-Homo, la del Señor
de la Columna
y los pasos de la tarde del Miércoles Santos ligados con la Oración del Huerto y la Humildad. Por eso, basándonos
en los estatutos de esta hermandad de
1751, es muy interesante que recordemos las características de esta hermandad
del Crucificado. En concreto, tenía una imagen del Cristo Crucificado, iba
acompañada de banderola, gente (cincuenta hermanos: cuarenta con cirio y diez
con el gallardete que han de sacar el Cristo, horquillas y clavo). y cera “ con la mejor decencia”, ofrecía el servicio de culto y enterramiento
a las almas de los hermanos fallecidos en el Convento; estos a su vez, disfrutaban del derecho del pendón de la
hermanad del Cristo de la
Humildad en los entierros; sus reglas eran serias, propias de
una hermandad de silencio ( “ningún
hermano ha de llevar en la de procesión
zapatos ni coleto ni cinto ni han de armar alborotos en dicha procesión ni en
parte alguna y , si lo hicieren, ha de
poder esta hermandad borrarlo de ella y que no se tenga por hermano”);
sirva de ejemplo el mantenimiento de la dirección del itinerario de la
procesión con este artículo “que cualquier hermano que le toque el
gallardete, insignia de esta hermandad, ha de llevar por las calles
correspondientes en derechura a este convento sin sacarlo por otras”;
los hijos tenían prioridad en la vacante de los 50 hermanos; el sorteo era anual en la tarde del Miércoles Santo
y la procesión salía de la
Casa del hermano mayor con las luces encendidas, y se ocupaban los puestos por antigüedad y, en el
último lugar portando el gallardete el
hermano entrante la borla de la izquierda; no se permitía refresco alguno; el
quórum era de doce hermanos, no se podía
repetir de hermano mayor hasta completar la rueda de todos los hermanos por
sorteo; los demannderos, notarios y
personas de confianza para recibir hermanos y dar validez a los
actos se llamaban “padres de ánimas”;
todo esto se firmaba ante el prior del convento y el escribano Juan Huyeres
Hinojosa.

Francisco Martín Rosales
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