Proliferan las
asociaciones en nuestra comarca. Las hay en los más diversos ámbitos: desde el
grupo de Coches Antiguos hasta las que ofrecen el grado más alto de
voluntariedad como las de enfermedades raras. Todas ellas se caracterizan por
un grupo de personas que se comprometen en poner sus horas de ocio en favor de
los demás en los distintos campos de la convivencia,
participación y lucha por los demás. Si nos remontáramos a los primeros años de
la democracia, se puso de moda en muchas ciudades las asociaciones de vecinos:
nos es que proliferaran mucho en nuestra
ciudad, pero fueron una manera de integrarse los vecinos de los distintos
colorees o sin colores políticos en
favor de su vecindad (me viene a la mente la fuerza con que nació la de san
José Obrero en el barrio de Iberoamérica o el mantenimiento de la del barrio de
la Tejuela). Estas asociaciones, junto con las comisiones de las aldeas, han reivindicado mejoras y necesidades del barrio y aldea al mismo tiempo que han colaborado y
colaboran con la comunidad a la hora de
resolver problemas de su entorno ( como
los servicios básico de luz, agua, electricidad, teléfono o simplemente en la organización de las fiestas
y cultura de su vecindad); también
pueden dar un paso hacia adelante
en otros campos como el
medioambiente, sanidad o la convivencia ciudadana. En este punto, apoyamos el
mundo asociativo a la Concejalía de
Participación Ciudadana que nos ha integrado en la coordinadora de asociaciones y aplaudimos con
mucho agrado al Distrito Sanitario al
integrarnos en la Junta de Sanidad, a la que hemos asistido a todas las reuniones las asociaciones actuales-
Santa Ana, Ribera, Tej¡uela y Capuchinos. Es verdad que es diferente la problemática de los barrios y
aldeas, pero la participación de las asociaciones significa que coadyuvan en la intercomunicación y en la resolución favorable de los problemas- pueden ser de gran
envergadura como inundaciones o de otra
índole como asfaltado, ruidos y señalización del tráfico-. Pero, sin duda es
la ocasión para que se inicie el proceso por las autoridades locales; incluso nuestra presencia
puede ser muy fructífera como en el desarrollo del Plan Estratégico de la Ciudad. Un peldaño más consiste en una proyección de extender
la cultura entre sus asociados
intercambiando visitas con ciudades y
entidades de su entorno municipal., como ha sido la experiencia de la asociación
“Huerta de Capuchinos” visitando las
aldeas nororientales o la Sevilla de Montañés, Bética Romana, y
Soria. A través de dichos contactos, se intercambian proyectos, se comparten propuestas y
se sugieren consejos para hacer más activa la asociación sin olvidar el
disfrute de las variedades de nuestra tierra; de ahí que sigamos creyendo en que “las asociaciones de vecinos son la segunda célula social tras la entidad
familiar, ya que, en nuestros tiempos, son
fundamentales y deben ocupar un espacio importante en el desarrollo y
progreso de la vida de los municipios,
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