TORRE DE LAS MIMBRES.
LA TORRE DEL DAÑADOR
Desde Puertollano, por la carretera
antigua de las Grajeras y Rábita, se sube hacia la cruz de las Mimbres en medio del
paraje cercano de los Chopos, A unos 750 metros, por un desvío de ruta ciclable hacia la ruta
mozárabe se adentra por un olivar muy bien solado, y otra pequeña cuesta
hasta llegar la torre del Dañador. Por
los parajes de esta ruta se sale de la Venta y se sube a los Chopos, y desde
allí a la Divisoria, y se baja hasta las Mimbres. Y, en medio de un olivar a la
torre del mismo nombre. Pero su nombre era el
Dañador y, en el libro de la Montería de Alfonso XI Añador, cuyo nombre se
relaciona can año, y , en tiempos medievales hacía referencia a los enfermos de lepra que vivían en las afueras
de las ciudades.
Estas
tierras se encuentran en el límite del término entre el municipio de Alcalá y
Castillo de Locubín en aquel tiempo su villa. A través de un contrato de compraventa,
registrado ante el notario Francisco Ordóñez en 10 día de agosto de 1539, se
encuentran algunos datos interesantes sobre algunos parajes, cuyo nombre han
desparecido y el sistema de reparto de tierras. Aparecían como testigos el
propio escribano, Francisco de Montiel y Miguel de Laguna. La suerte
de tierra se definía con este párrafo "roza”. Los vendedores y
propietarios del repartimiento eran Gonzalo de Cabrera y su esposa doña
Juana de Aranda. El comprador era el escribano Antonio Blázquez, hombre
culto y dominador de las lenguas clásicas y la paleografía. Las dos rozas formaban
una peonía de tierra y monte, y se componía
de once fanegas y ochenta y nueve estadales de tierra medida por cuerda, que son
en la Roça del Dañador, linde de tierras de Francisco de Mazuelos y
tierras de Juan Ruiz de Saltafresnos, vecino del Castillo de Locubín y con
el camino que va a Valenzuela". Más claro que el agua, la
ubicación. El precio de la venta importó 16.833 maravedíes y medio. Y se
pagaron a 1.500 maravedíes cada una de las fanegas s que se componía la
roza. Las tierras se vendían libres de carga, censo e hipoteca en
todas sus entradas y salidas. Lo que confirma que estas tierras se repartieron
a los soldados que conquistaron la ciudad en 1341. Y, por eso, el término
peonía, proveniente de peón, hace alusión a los soldados de infanterías (una
porción de tierra que en un país conquistado se solía asignar a cada peón o
soldado de infantería, esta palabra era un préstamo latino relacionado
con el término pedes, el soldado de
pie).Por sus propietarios, se observa que algunos eran del Castillo de
Locubín. La situación del terreno por las descripciones de sus
linderos era precisamente El Dañador, y el camino que se dirigía a Valenzuela,
lo que actualmente es la torre de Las Mimbres, que en tiempos del rey Alfonso
se llamaba la Torre del Dañador, según recoge el Libro de la Montería.
Es
una torre de planta circular con un perímetro en la base de 21,65 m. Se
conserva la estructura abovedada de la cubierta y unas escaleras de caracol
embutidas en el grueso del muro que da acceso al segundo cuerpo. Presenta una
puerta hacia el Sur y una saetera hacia el Este. Pudo disponer un cercado de
protección. Hay que subir una pequeña pendiente que alcanza una altura similar
a la de la fortaleza de la Mota, Y en verdad que el esfuerzo no es baldío, sino
que permite contemplar una atalaya de un gran diámetro (7.61 m.) y
una nueva tipología constructiva, con una puerta de acceso orientada al
nordeste, que permite su acceso a una sala interior, sobre la que se apoyaba
otra habitación y la azotea, cuyo acceso se llevaba a cabo por medio de una
escalera situada dentro del trazado curvo del muro. Dos vanos iluminaban el
interior, uno sobre la puerta y otro en el lado opuesto, en forma de saetera.
La retícula
de su visión y sistema de
comunicación adentra a un terreno del
municipio de Alcalá la Real, a través de carreteras intermunicipales, que unen
las aldeas de la Rábita, Grajeras, Fuente Álamo y las Caserías de San Isidro,
donde quedan otras atalayas y vestigios
de otras torres. Dejando atrás algunos
lugares con topónimos que recuerdan una antiguo ribat de lugar de frontera,
donde se ejercitaban en la oración y en la preparación para la guerra los
musulmanes, en el entorno del paraje de la Jurada, entre el cerro de las
Albarizas y de la Pelea, se encuentran dos restos de grandes muladares, que
sugieren dos baluartes defensivos, muy adecuados para establecer comunicación
con otras atalayas en dirección oriental y hacia el camino de Priego. En este
camino, se encuentra la de Fuente Álamo, muy parecida a la de las Mimbres, en
su tipología de dos cuerpos, la puerta de acceso, saeteras y el estado de
conservación necesitado de restauración, pero de dimensiones algo más reducidas
y a una altura de cima, algo más baja, a 670 meros sobre nivel del mar, con lo
que se dominaba el tránsito entre Alcalá y Priego y puntos clave como el camino
de los playeros y el arroyo del Salado. Responde a la línea de control que se
estableció en tiempos de Al- Hakan II, Incluso no es de extrañar que, por su
ubicación, se establecieran en anteriores de vías de penetración desde tierras
granadinas a tierras cordobesas y jiennenses desde tiempos púnicos y romanos,
aunque constructivamente su tipología responde a los siglos XIII y XIV. Esta
torre se mantiene erguida y estuvo gobernada con título administrativo de un
alcaide, que recibía remuneración del cabildo alcalaíno. El último fue el
regidor y relojero Fernando de Tapia que ostentó su cargo hasta los primeros
decenios del siglo XIX. Dejando atrás esta torre que debió comunicarse con
otras torres, y controlando el camino prieguense por el lado opuesto al otro
margen de la carretera que se dirige de Estepa a Iznalloz, se encuentra la
torre de los Pedregales. Recibe el nombre del cortijo y cerro del mismo nombre,
y es muy cercana a la fortaleza de Alcalá la Real. El acceso se encuentra en
medio de olivares y ofrece un aspecto en trance de restauración y conservación
por estar incrustado una encina en sus paredes, que pueden provocar su
inminente derrumbe. Es diferente a las dos anteriores con un suelo y
cuerpo de habitación en la planta alta con un hueco de entrada y una tronera, y
se halla en macizada toda su base. Por lo que se accede a través de una
escalera de soga y madera en un vano que se abre en esta planta. Construida de
sillarejos que forman hiladas con una gradación decreciente de altura conforme
se acercan a la azotea y con un paramento exterior donde se muestran las
huellas de los mechinales.
Está construida con sillarejos de tamaño mediano fijados con mortero muy rico
en cal y formando hiladas regulares de mayor altura en la base y de menor en la
parte alta. El paramento exterior conserva el rejuntado en la mitad este,
apreciándose en él los agujeros de los mechinales para los andamios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario