LA ESCUELA DE
CRISTO
La Escuela de
Cristo fué una fundación que estuvo ligada a la historia del Barrio de San Juan
desde sus orígenes hasta su extinción. Se estableció en la iglesia de San Blas
el día nueve de Septiembre de 1663, siendo su fundador don Diego Núñez Cabrera,
que era hermano de la misma institución en Talavera de la Reina, además de
chantre y canónigo de su Iglesia. Parece ser que conectó con las persomas más
importantes del clero y de la ciudad y posteriormente presentó un memorial al
señor Abad Salgado de Somoza que la aprobó y se inscribió dentro de dicha
Escuela el dieciséis de septiembre del mismo año.
Se componía
dicha escuela de sesenta y dos miembros relacionados con la vida religiosa de
la ciudad, imitando el número a los discípulos de Cristo. De ellos, cuarenta y
ocho deberían ser seglares y el resto sacerdotes. Su organización interna se
basaba en una presidencia que,recaía en una padre sacerdote, que denominaban Padre
Obediencia. Su función consistiía en dirigir espiritualmente al grupo y
organizar los ejercicios espirituales. Los restantes cargos eran el tesorero,
el el celador, el secretario que solía firmar con el nombre del indigno
secretario e iniciaba los escrito con el vítor de Viva Jesús,y los Nuncios de
Altar y de la Puerta y los coadjutores de los Nuncios.
Si en algún
momento superaba el número a los miembros de los d,iscípulos de Cristo, los
hermanos excedentes solían constituir una cédula de la que surgía una nueva
escuela, cosa que en Alcalá la Real no aconteció.
En muchos
escritos ajenos a la institución se encuentra su influencia tanto en escribanos
de cabildos como de la Iglesia que inician sus libros con el Viva Jesús y Jesús
María.
Esta escuelas se
fundaron por primera vez el veintiséis de febrero de 1653 por el sacerdote Juan
Bautista Feruza, obispo de Nápoles, en el oratorio del Hospital de los
Italianos de Madrid. Se basaban en la congregación anteriormente fundada por
San Felipe Neri.
El oratorio
solía ser el sitio más importante de esta fundación, donde el altar era
presidido por un Crucifijado que solía mirar hacia abajo en dirección a una
cabeza de una Dolorosa . De ahí que en los posteriores traslados siempre se
ubiquen en Alcalá en capillas con estas devociones. A los pies del altar,
colocaban dos calaveras, dos manojos de de disciplinas de cuerdas y dos tibias
cruzadas; en otra parte de la iglesia, generalmente en el coro se sitúa una mesa
con un Cristo, una calavera, un reloj, dos velas encendidas, un hisopo de cerda
y una campilla para dar señales.
La ceremonia
principal de meditación y mortificación solía celebrarse con los hermanos de la
congregación sentados en los laterales de la mesa que preside el Padre
Obediencia. Para entrar como socio, se pedía permiso a dicho director, siempre que se llegase tarde. El Obediencia llevaba a cabo varias
aspersiones sobre los congregados y besa el duelo al lado de las calaveras,
mientras recitas varias oraciones. Vuelto a su sitio invitaba, sonando la
campanilla, al resto de los hermano de
la escuela para que repitieran el movimiento de postración. Se rezaba y todos,
arodillados, hacían la oración mental. Las luces se apagaban en todala sala,
quedando tan sólo las velas del altar y las
de la mesa del Padre Obediencia. A continuación, éste proponía temas
de meditación. Uno de los más frecuentes
era el conocido de Santo Tomás
Ven acá y
mete tus manos en mi costado
El segundo acto
consistía en en el examen de faltas o ejercicio del banquillo.Todos los
hermanos, bajo la interpelación del Padre, respondían de las faltas cometidas
por lo que se refería a las obligaciones de las constituciones de la Santa
Escuela. Ninguna culpa particular era declarada. Se impone una penitencia que
debían cumplir. Todas estas ceremonias se
llevaba a cabo en medio de postraciones y besos al suelo.
El acto de la
penitencia es el tercero y se realizaba de la siguiente manera: El obediencia
ordenaba a los nuncios de Altar que repartieran las disciplinas, que los
hermanos recibían besándolas. También hacía lo mismo el que la entregaba.
Posteriormente los nuncios de altar apagaban las velas y el secretario las de la mesa.
A continuación entraba el nuncio de Puerta con una fanal o farol grande
iluminado por una vela y con un Cristo pintado en uno de los cristales. Lo
depositaba en las gradas del altar yse queba como la única luz que iluminaba la
estancia del oratorio. Todos adivinaban a Cristo en la Cruz. Se oye en el
silencio sepulcral los latigazos y el rezo de salmos penitenciales. No es de
extrañar que el Cristo de la Salud, ofreciera en sus pies uno de los salmos
penitenciales, propios de estos ejercicios, que frecuentaban los capellanes de
la cofradía. Los cilicios eran abundantes. Durante la cuaresma abundaba este
ejercicio de mortificación. El escritor Morales Padrón escribía sobre este
acto:
Es tremendo.
Ahora esto sólo se hace en cuaresma. La plástica presencia de la muerte nos
obliga a meditar y a considerar una
recapitulaciónde nuestra vidad. Nopodemos olvidar nunca a la muerte si queremos
comprenderla vida y su sentido, como no podemos prescindir de la oscuridad para
entender la luz[1]
Finalmente, el
Obediencia subía al altar y tomaba una calavera entre sus manos. La besaba y se la
ofrecía todos los hermanos que en forma de fila de comunión la besan, al tiempo
que les decía:
Acordémonos,
hemanos, que hemos de morir.
Y cada hermano de
la Escuela contestaba:
Que sea en
gracia de Dios.
Otro miembro de
la Escuela hacía lo mismo con una calavera en otro punto del Oratorio,
repitiendo el mismo rito y el resto de los congregados se depedían aportando
una limosna.
El significado
de dicha escena los describe y explica el propio catedrático insular, arriba
indicado:
Sé que el
beso en la calavera no debe tener carácter lúgubre ni dárselo a la Escuela de
Cristo, puesto que sólo sirve para recordar la realidad de la corrupción de la
materia y la esperanza de la resurrección dichosa,
La ermita de San
Blas resultó pequeña para el número de hermanos de la Esuela de Cristo y se
trasladó el dieciocho de septiembre de 1664 a la Iglesia de San Juan Bautista.
El motivo de su traslado no era otro sino la soledad que se requería para el concurso de los vecinos y demás. El
veintisiete de julio de 1671 de nuevo
tuvo un nuevo oratorio en el convento de
San Francisco de la Observancia, en la capilla de las Ánimas del Pulgartorio.
Diez más tarde, tuvo una nueva ubicaciónen la iglesia de la Caridad, en el
Llanillo, donde vivía la mayoriade la población de Alcalá la Real. En este
período recibió la licencia del abad y pudo sacar a la calle entre sus cultos el
rito del Vía Crucis, tan frecuente en su difusión por aquel tiempo. En 1779, de
nuevo se trasladó a la Iglesia de San Antón, finalizando sus cambios en el
1784, cuando se trasladó al Oratorio definitvo de la Iglesia de la Veracruz en
un lugar que anteriormente fue corral de
comedias.
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