EL ARRABAL VIEJO
INT
RODUCCIÓN. CARACTERES BÁSICOS. UN ARRABAL MUSULMÁN.
La ciudad de
Alcalá 
 “En este relato de Pedro Martín  hay
también varias referencias sobre las tierras de Alcalá. Una Alcalá que
pertenecía al reino moro, flanqueada de territorios de 
 Pronto, la estabilidad política y el
crecimiento de su población obligaron a pasar de un castillo defensivo a una
extensa fortaleza, compuesta de diversos barrios en torno a sus
correspondientes cinturones que se ampliaron gradualmente, a lo largo de los
siglos XV y XVI  con la llegada de nuevos
vecinos para repoblar esta ciudad.  Pero,
como manifiesta el profesor Rodríguez 
Molina: “Como a otros enclaves
fronterizos avanzadlos y próximos a tierras musulmanas, comprendidas en la
franja que corre de Gibraltar hasta Lorca, se le concedió el derecho de asilo.
La escasez de población y la poca afluencia de vecinos, dadas las duras
condiciones iniciales de Frontera, motivaron a su conquistador, el rey Alfonso
XI, conceder a la villa el derecho de homicianos[2]”.
    Desde la época musulmana, la construcción
de la muralla del Arrabal Viejo 
constituyó un  hito fundamental
para el desarrollo urbanístico de  Alcalá
“Encerrada la población de Alcalá durante
los ciento cincuenta años que fue plaza fronteriza dentro de los muros
inexpugnables de su fortaleza y arrabal, a cuyo abrigo tornaban sus guerreros
después de batir a los moros de Granada, Íllora, Moclín y Montefrío que con
preferencia elegían nuestros campos para sus correrías y zalagardas., sus
edificaciones estaban contenidas dentro del cinturón rocoso de sus murallas,
formando un dédalo de callejones pinos y estrechos, cuyas casas todas limitadas
por un área  mezquina, estaban tan faltas
de comodidad en el interior, como sobradas de emblemas heráldicos y pesados
escudos de piedra en su exterior[4]”. En
concreto,  tanto en el recinto
fortificado como en el Arrabal Viejo se albergaban 555 vecinos, lo que corresponde
a un  mismo número de casas o viviendas,
ubicadas entre sendos espacios urbanos y militarizados. Si nos ceñimos al  exterior de la fortaleza, podemos concluir
que este arrabal, -siguiendo con reservas a este escritor por sus deficiencias
de trascripción  e inexactitudes
documentales-,  estaba compuesto por las
calles siguientes de 1495: 
“Peña Horadada, Sebastián Díaz,
Matadero,  Alonso Gérez, Antonio de
Córdoba, Rastro, Puerta Nueva, Santo Domingo, Postigo, Pie de 
Varios
caminos, procedentes de Granada, Córdoba, Jaén, Sierras de Frailes y Riveras,
subían a la fortaleza y  desembocaban en 
El Arrabal
Viejo debió formar un espacio urbano de expansión del recinto de la ciudad
fortificada  a lo largo de los siglos
anteriores de la conquista definitiva por el rey Alfonso XI, delimitado por el
muro de cerramiento  y ofreciendo en su
interior un paisaje semirrural, donde  se
mezclaban las casas dispersas, sin entramado urbano  con huertos, solarines y  algunas agrupaciones de viviendas en torno a
lugares de labranza(eras o fuentes) o algunos edificios importantes como la
mezquita y las cuevas horadadas en la roca del cerro.   Una de las primeras noticias del Arrabal
Viejo se encuentra en el libro de Los
Aranda de Alcalá 
“El qual, como una vez con otros
cavalleros hiziese una entrada llegando de noche a los muros de Alcalá, en una adarve, que está devajo de la fortaleza, puso una escala por la qual subió sin otra compañía. Y, subido, saltó dentro de un corral que dizen de
            Otro
aspecto de este arrabal  era el  carácter semifortificado de los alrededores
de la ciudad fortificada:
            “Y esta vez la escaramuza fue en la era que dizen de los Palazios, que es
junto y fuera del Adarve Nuevo, que está fuera de los zimientos, en el arrabal
de 
            No
es de extrañar que en su derredor, también 
se instalaran algunas  viviendas
dispersas como  mesones, ermitas, y
posadas:
“como el príncipe don Enrique , en vida de
su padre don Juan el Segundo, biniese poderosamente a hazer la guerra a los
moros, señaladamente a los de Montefrío, y su entrada se avía de ser por
Alcalá., (1439-1445); porque le constava 
que estava en desgrazia del rey , su padre y confederados con los
Infantes de Aragón, sus tíos, que tenían guerra con él; pareziale poderosos
como venía que podría hazer algún sinsabor a su padre, y apoderarse de la
ciudad. Y por esto, el día que el príncipe avía de entrar, él y Gonzalo Monte
que eran los más principales, acompañados de los otros deudos y parientes,
dejando sin embargo aderezado el Mesón
de 
 
O el siguiente
texto que muy bien describe la parte noroccidental de los exteriores de este
arrabal:
 
“Como
en este tiempo, el Marqués de Santillana estuviese en Jaén por Capitán General
de 
                        MORFOLOGÍA DEL BARRIO EN EL SIGLO XVI
Hasta finales
del siglo XVI, el  Arrabal Viejo  debió 
formar una amplia unidad territorial  a la hora de repartir los cuarteles o barrio
entre los regidores  en el célebre
cabildo de suertes porque se distinguía 
claramente el cuartel de Santo Domingo entendido en su amplio territorio,
con espacio delimitado con respecto a de San Juan, San Blas, San Sebastián y el
Dulce Nombre de Jesús que correspondía a la zona del Llanillo[8].  
            Como
manifiesta el profesor Rodríguez Molina al referirse a la fisonomía ciudadana
este es el paisaje urbano de toda la fortaleza, y, por ende, del Arrabal Viejo:
“Estructurada 
Pero, por
una  memoria de la capellanía de la
parroquia de Santa María 
“Ana Martínez Pareja vivía en casas, tiendas
y dos moradas a ellas anejas en las Entrepuertas, que los miradores suben al
Albaicín, linderas con tiendas de Catalina de Aranda y Teresa de Ávalos”.
Curiosamente,
el mismo día que se tomó Granada, los Reyes Católicos emitieron un  cédula real a la ciudad de Alcalá 
El mecanismo
de adquirir los solares se iniciaba con la petición vecinal, la zona de
ubicación solía ser dentro de la fortaleza, si la hubiere, y en el Arrabal y,
sobre todo, en 
El Arrabal
Viejo y sus alrededores ofrecían, a veces, un aspecto desalentador en sus
exteriores, con  muladares por doquier,
acumulación  de excrementos de animales,
basura  y 
desechos del matadero dando un aspecto maloliente, tal como señalaba el
libro de Ordenanzas  a principios del
siglo XVI:
“Item 
por quanto en la ordenanza antesdicha, de da lugar a los dichos
menuderos de la dicha carnicería que puedan vaciar las dichas panzas, cuajares e
tripas  del adarbejo a esa parte , e
podía que sobiese del dicho adarbejo, se volviese a la calle real o llegase al
camino  por debajo, ordenamos e mandamos
que , en ellegando a emparexar el estiércol con el dicho adarbejo o al camino
abaxo, los dichos obligados hagan a los dichos menuderos  a las personas que dieren cargo de limpiar el
dicho matadero , que se eche el estiércol 
en el mirador de la ciudad  o en
las hazas a la redonda donde le dieren lugar de manera que pueda volver el
estiércol  a la calle Real[11]”.
El Matadero
era un edificio primordial de este lugar, donde se encontraba un compartimiento  con  un
solo cuerpo, donde se romaneaba, un patio con varios nogales,  y, otros cuartos de encerramiento  para los animales y se llevaban a cabo los
primeros momentos de la matanza de animales. 
A partir del
reinado de los Reyes Católicos, se amplió la ciudad desde la puerta del  Arrabal de Santo Domingo, con diversos
arrabales, entre ellos  el Arrabal Nuevo, donde se encontraba las calles Cava y de  los Mesones, y, por  la parte de la puerta de Granada, el Rastro y
Matadero, el entorno de 
“Sin duda, el aumento de población determina
que el concejo diera solares para la construcción de viviendas a todos aquellos
que los requería. Desde tiempo inmemorial, la ciudad de Alcalá 
De ahí que
muchas zonas del Arrabal de Santo Domingo se vieran afectadas por esta política
municipal urbanística  y su aspecto
semiurbano anterior había quedado definitivamente urbanizado con varios viales
y  la edificación de las viviendas en
torno a las calles del Postigo, Pie del Torre de 
Pero, donde se
amplió el espacio urbano fue en la parte exterior de la muralla del barrio de
Santo Domingo, lo que los anteriores historiadores ponen claramente de
manifiesto:
Por la 
zona de la puerta de Martín Ruiz, había crecido mucho el barrio. Unos
treinta años antes aquella parte era un muladar 
y en el momento a que nos referimos estaba muy edificada, aún mucho más
habitada, y construida 
            
MOVIMIENTOS
DEMOGRÁFICOS  DE LOS SIGLO XVI Y XVII 
Durante los  siglos XV y XVI, el barrio o cuartel de Santo
Domingo y sus aledaños tuvieron un amplio crecimiento demográfico gracias al
asentamiento poblacional  de los
elementos más activos de la ciudad: artesanos, labradores, campesinos, personal
de servicios y clase bajas, lo que queda reflejado en el padrón de 1587, donde
se registraban 141 vecinos en su barrio; pero el barrio de San Bartolomé
albergaba 121 vecinos; y en las Entrepuertas, Lagares y aledaños 114 ( todos
ellos intensamente ligados con el barrio de Santo Domingo). Teniendo en cuenta
la casi equivalencia  residencias entre e
vecinos y vivienda,  podemos concretar
estos datos del anterior padrón.
Hasta el siglo
XVII, se mantuvo esta mentalidad de frontera 
y se presentó  ante 
                        
SU AMURALLAMIENTO
.  
 Las murallas jugaron un  papel esencial para la acotación  y delimitación de este espacio del Arrabal
Viejo. Formaban la segunda muralla del recinto fortificado de 
Castellanos combatían / a Alcalá de
Vençayde; moros bien la defendían por bondad del alcalde. /Combatían a
barreras/ bravamente a maravilla/ e posieron escaleras/ al arrabal de la villa.
/A pesar del alcalde moro, / un escudero fue delante/, Garí Jufre de Tanoro/ el
fijo del almirante, / Por somo de las escalera, / luego sobieron cristianos,
/con grand braveza entera, /  bien
lidiavan castellanos. / E el arrabal ganaron/ por gran torneo mesclado/ e los
moros se encerraron/ en la villa sin su grado”[13]/.   
Entre los
testimonios más antiguos acerca del cerramiento urbano por medio de esta
muralla del barrio de Santo Domingo de 
Alcalá 
“E que dos lienços del muro de la villa que estavan començados a
canterar, que son del muro viejo de tiempo de los moros”.
 
Un aspecto, a
un paso entre lo urbano  y  lo rústico, 
presentaba el arrabal en los siglos anteriores a la conquista de
Granada,  tal como se manifiesta  en  el
acta de cabildo de 11 de marzo de 1492:
“En este cabildo, acordaron los dichos
señores prendar un libramiento de cincuenta reales de las penas del queso de
Juan de Burgos, obligado,  para el
cantero que roça las peñas de  la entrada
de la ciudad (…) acordaron los dichos señores de faser suplicación al rey e la reyna,
nuestros señores, les den licencia para abrir dos puertas, una en la ciudad e
otra en el arrabal, para que la ciudad 
sea mejor servida”[14].
El espacio
amurallado  se mantenía  perfectamente delimitado, con un  pasillo interior adosado o un  anillo que nunca podía  invadirse por las viviendas  de los ocupantes del barrio y, como es
lógico, con un espacio exterior aprovechando los escarpados y elevándose cuando
las circunstancias lo requerían. 
Pronto, debió
ocuparse el pasillo o calle en torno a la muralla con el adosamiento de
viviendas.  Se hizo conforme se va
perdiendo el sentido defensivo de la muralla por la ausencia de enemigos
exteriores. Por lo tanto, en siglos posteriores el espacio de separación  entre la muralla de la fortaleza con respecto
a las viviendas del  Arrabal Viejo no
estaba frecuentemente  muy bien definido
por algunas partes, porque no era extraño que  
este alcanzara los tejados 
cercanos o adosados a los pies de las torres y muros:
“En este mismo ayuntamiento, presentó una petición Alonso Martínez
Casado, en la que se contiene que el concejo le fisiese merced e diese  lugar que atajar e tipiar la entrada de la
torre, que está a espaldas de su casa. E los dichos señores, en concordia
por sí y en lugar de los que allí no se hallaron por estar en el Real, en
servicio de sus altesas, e por quanto, por estar esento e abierto , avía muchos
daños  e yncovenientes para perjuysyo de
la dicha torre,  porque la vasura que
ally se fasya , estava tapado el caño  e se
entrava el agua a la torre, de lo qual venía gran daño a la torre e se caería
sy no fuese remediado. Sobre lo qual mandaron los dichos señores que tapase
aquella entrada e que la puerta de la entrada 
por do se entrava el agua e vasura la tapiase, e tuviese limpio el caño
por do fuese fuera de los adarves, e tapase la otra entrada de la torre nueva,
e que cada e quando fuere cumplidero, a la ciudad se destape(…)  acordaron los dicho señores que , para evitar
los yncovenientes que se recrecían de los juegos de naipes e ferraduras e otras
cosas que se facýan encima de la torre,
asy los muchachos como otras personas, echando piedras e otras cosas sobre las
casas e tejados del arrabal, mandaron se cerrase por el esquina de la ferrería
a la esquina de 
. 
Por otra
parte, en  1621 el  erudito don Antonio de Gamboa, alcaide y
regidor perpetuo, escribió un documento sobre los orígenes de Alcalá 
“Para lo qual les dio un ingenio y dos
cabritas, machinas de guerra de aquel tiempo, y de esta suerte sitiada  y cercada la villa del Castillo Locubín,
venían seguros los bastimentos  al
exército y quanto quiera que la ciudad de Alcalá, entonces llamada de Aben Çaide,
así por la natural fortaleza del sitio
como por la fortaleça de sus murallas y torres que, para aquel tiempo, eran muy
gallardas, como oy se muestran, parescía inexpugnable, como lo era, y que avía
conservado la frontera por los moros tanto tiempo; estando tan cerca de
Jaén y Martos y Alcaudete y todo lo demás de Andalucía, que era de xristianos,
y sólo ella y su castillo de Locubín hacían reparo a la entrada de xristianos”.
Pero, este
documento, si es importante por su fundamento histórico, lo es más por haberse
servido de las descripciones de los elementos defensivos y de  los barrios de la ciudad fortificada  en tiempos del autor del  documento (el reinado de Felipe III) con  los de la época anterior a la conquista. Por
eso, es un dato ineludible que, antes del reinado de Alfonso XI, el Arrabal
Viejo y la muralla circundante  se  encontraban en pie, como lo manifiestan estas
palabras:
“Por esta causa insistía el rey  don Alonso para ganar fuerça  tan importante y, así animando a los suios, arrimando las escalas por lo bajo, que es
la parte que oy está el Rastro y la muralla más baja, aunque la defendieron
valientemente. Como  los xristianos
estaban en presencia del Rey  y
victoriosos de la  del Saldado
acometieron a los moros de tal suerte que, horaando
por muchas partes la muralla, ganaron el arrabal hasta  donde oy está 
Esta muralla
fue  una de los lugares mejor
descritos  a lo largo de la historia de
Alcalá 
:
“El qual, como una vez con otros cavalleros
hiziese una entrada llegando de noche a los muros de Alcalá, en un adarve, que
está devajo de la fortaleza, puso una escala por la qual subió sólo sin otra
compañía. Y, subido,  saltó adentro, el
andén del adarve, era poco más alto y, por partes casi igual al suelo del dicho
corral, a do halló un moro que esta va con una manada[17]”.
Como muy bien
manifiesta Carmen Juan,  por la parte
occidental “encerraba un pequeño barrio
llamado el Adarve (luego del Rastro y Matadero) y una liza lo carrera de caballería y donde, a veces, entraban los
enemigos en sus frecuentes ataques”.
No es de
extrañar que, cercana a esta zona, estuvieran los muladares de la ciudad,  lo que preocupaba mucho a las autoridades de
la ciudad[18]. 
“Que se saquen las inmundicias   que se echan 
en este sitio, en el sitio de enfrente de la casa de Diego Ramírez en un
muladar que allí está, que alinda con el camino de San Bartolomé, porque el de 
Dentro de una
unidad urbanística superior, que se encargaba de la  defensa, seguridad ciudad, abastecimiento
popular y defensa militar, formaba parte del segundo de los cuarteles o barrios
de  mediados del siglo XVI, constituido
por “Arrabal Viejo y San Bartolomé,  Cuesta del Cambrón y  
El Arrabal
Viejo debió ofrecer, como señalan las Ordenanzas Municipales de los años posteriores,
un aspecto  y ambiente asfixiante para
los vecinos, que, conforme se acercaban a la  fortaleza,  
vivían en calles estrechas,  y en  casas completamente amontonadas, como si quisieran
trepar hacia la roca de la ciudad fortificada y, al mismo tiempo,  se cobijaran en el seno de sus profundidades
cavernarias. Hasta muy avanzado el
siglo XVI, el aspecto que circundaba la muralla, quedaba establecido de acuerdo
con un criterio defensivo que impedía cualquier tipo de obstáculo para el
tránsito de la milicia urbana en el caso de un posible ataque y se encaminaba,
al mismo tiempo,  a presentar la mayor dificultad
de tránsito entre la muralla y la vivienda urbana, creando un espacio vacío de
adarve o anillo amurallado:
“Debía mantener en buen estado
los muros del recinto ciudadano, procurando tener alejado de sus cercanías todo
cuanto pudiera dañarlos, que, en definitiva, en una población marcada por unas
condiciones profundamente rurales, se reducían a apartar el estiércol que sobre
las murallas solían amontonar los vecinos, evitar que se hiciese fosa o
estancal en los lugares  perjudiciales a
las murallas, procurar el mantenimiento de un notable espacio entre muros y
casas de vecinos de diez pasadas de ancho, y procurar que no hubiese brechas en
el recinto murado, fuera de su puerta o puertas que no finque cosa alguna
por donde quepa hombre”[19].
En su
interior, las  ordenanzas nos recogen
varias normas para mantener el orden, la urbanidad y la disciplina urbanística,
que nos  ilustran de su tipología de
vivienda y diseño urbano. En primer lugar, se daba una primordial importancia
a  los edificios públicos (en este caso
la iglesia de Santo Domingo, horno, Casa de Mancebía, Alhóndiga., Pósito.) y se
obligaba a mantenerlos reparados juntamente con otros elementos de uso público
como puertas de acceso, calles, o medianerías. En segundo lugar, este espacio
urbano se nos presentaba como  una
importante unidad  de concentración
urbana  dentro del recinto amurallado, en
donde no se permitía, antes de la conquista, ninguna construcción de viviendas
fuera de su reinito amurallado, tal como se manifiesta muy explícitamente en
esta ordenanza:
“los hombres del pueblo que
quieren hazer casas o fraguar algunas labores deben fazer  que sean todas dentro  de la zerca de los muros e, fuera de los
muros, que sea  merced del Rey e a su
mandamiento”[20]….   
En tercer
lugar,  su trama urbana  se nos ofrece “encorsetada  y reducida”, en
la que la higiene y seguridad física de las viviendas se vigilaba en los
papeles, pero, a la hora de la verdad, 
en muchos espacios no  cabía sino
un puzzle  de viviendas en donde estas se
entrecruzan, estorban o se apoyan unas 
sobre otras. La estrechez de sus calles obligaba a las autoridades
municipales a establecer  un amplio
espectro  de normas urbanísticas  con el fin de favorecer el tránsito de los
vecinos, animales  y mercancías. Su
anchura se establecía desde la perspectiva aérea de la parte superior de la
casa,  marcando dos tercios para cada una
de las viviendas, que conformaban las aceras, dejando el tercio restante para
la entrada de la luz y el aire de la calle. Así de claro y contundente es la
norma:
Otrosí no debe ningún hombre
sacar el ala de su texado más de cuanto comprendiere  el ala de su texado el tercio de ella, e que
finque el otro tercio para el ala del otro texado, que es de otra parte, e que
finque el otro tercio en medio, para aire e por do entre la lumbre e por do
caigan las aguas, y el que aquesto pasare y más tomare para el ala del texado,
sino mándelo el alarife dicho fazer por mandado del alcalde”[21]      
            
También era
frecuente que se impidiera colocar cualquier tipo de obstáculo físico  para el tránsito de la calles. Entre estos,
el colocar los cobertizos y sarmenteras, lo que impedía el paso, porque
probablemente no sería extraño que se colocaran  en épocas anteriores a 1496, sobre todo en el
Arrabal Viejo, donde predominaba la vivienda rural frente a la urbana.
En algunas de las calles públicas
e principales de esa dicha ciudad, algunas personas tienen fechas en las
delanteras de sus casas muchos cobertizos e sarmenteras[22]
 Como tampoco, al principio se  permitieras poyos adosados  a las paredes de las casas junto a las puertas,
y, luego, se regularan:
Otrosí, ningún hombre no debe de
hazer poyo orilla de la pared y esto porque las callejas no se angosten e que pasen
los hombres en anchura, e si alguno esto hiciere mándelo el alarife desfazer
por mandado del alcalde[23].
            En
esta misma línea de defensa del viandante, se señala la prohibición de elevar
pasadizos de una casa a otra por encima de la calle, a no ser que establezcan
una altura por  la que pueda pasar un
hombre montado a caballo:
Todo hombre que haze sombreado e
atraviesa  la calle e haze encubierta,
débela hazer tan alta que pueda pasar por ella el caballero con sus armas e que
no le embarguen, e si más baxa la hiciere de guisa que embargue el caballero
con sus armas, debe el alarife mandillo deshacer por mandado del alcalde”[24]
            Su
aspecto residencial, entre el siglo XIV y principios del siglo XVI, se
manifiesta claramente en estas dos referencias, que corresponde a un momento en
el que se intenta evadir la norma de  la
ubicación de las  tiendas en la fortaleza
de la Mota[25] :
“…proveyó una petición  de miguel Sánchez Vasco sobre la tienda de
Santo Domingo que pedía licencia para vender, proveyó que se guarden las
ordenanzas(…) se acordó que cualquier fruto y pescados que viene se pese en el
Peso de 
Por último,
como señala el profesor Rodríguez Molina, se establece como norma fundamental
el parámetro de la intimidad que rige para la buena convivencia entre las
familias y viviendas, impidiendo las puertas enfrentadas entre  las casas de vecinos y presentando una
asimetría viaria:
“No debe ninguno hazer puerta de su casa
delante de la puerta de su vezino , si no fuera 
a su grado de su vezino, ni a otro en las tiendas, en las alhóndigas, ni
en los baños no se deben hazer puertas fronteras , ca es grande descubriçión,
si no fuere a grado de dueños”[26]
EL   ACCESO AL BARRIO DE SANTO DOMINGO
 
En primer
lugar, hay que partir del carácter militar del barrio de Santo Domingo y su
indefinición territorial interior  en los
primeros momentos de su desarrollo urbanístico en  tiempos de los musulmanes. Sus murallas,
cerradas a cal y canto, impedían cualquier intento de penetración bélica al
recinto de este Viejo Arrabal.  Así,
según los datos de las actas de cabildo de 1492, tan sólo se permitía la
entrada por una única puerta, y, esto dio lugar a que, en tiempos del los Reyes
Católicos y con  la nueva  situación de conquista del reino nazarí y
llegada de un largo y definitivo proceso de paz, se  diera licencia en abrir la muralla  por varios lugares y aumentara[27] en
nuevos vanos.  Por otra parte, por el
hecho de encontrarse el arrabal en una fortaleza que era flanco de continuos
ataques,  en un se cuidó y se puso dificultades
para el acceso directo entre el propio barrio y la  ciudad fortificada, y,  además, con respecto al resto de vías que se
acercaban al castillo. En primer lugar, por lo escarpado del  lugar se salvó artificialmente el  acceso entre este barrio y  la fortaleza, lo que  se hacía a través del Cañuto,  un camino cubierto
que salía del Gabán hasta la iglesia de Santo Domingo, hoy desparecido. También
este espacio cubierto se  incardinó
dentro de la muralla  hasta llegar a
través de varios O estas dos  referencias  que aluden a una calle situada a su pie, tras
la caída del Gabán,  con la compra: “de la casa de Alonso de Medina, para
ensanche del Gabán[28] y la calle que ha de
quedar al pie de la obra del Gabán, costo 300 ducados[29]. Según una
libranza  de 1572, se observa que el
Cañuto la calle se componía de   tramos
interiores y exteriores empedrados[30]:
“Descárguensele e más dos e quatrocientos e
ochenta  y dos mrs. que pagó a Diego de
Marmolejo empedrador de setenta y tres tapias de empedrado que hizo en la calle
del Cañuto que desciende de 
  A este barrio,  su vez, 
se accedía  exteriormente desde
los caminos de Granada o de Jaén, por 
varias puertas: las del Arrabal, la de Martín Ruiz o del Cambrón, la de  Granada y la de Zayde. A esta última
desembocaba una calle, como lo manifiesta el Discurso de los Aranda”..desde 
el suelo bajo de la calle, que es do está la puerta que dicen de Zaide,
arrimada a la dicha torre(Nueva).”
Con  la ampliación de los barrios adyacentes, la
puerta del Rastro, la de San Bartolomé y la de 
Por
consiguiente, la ubicación de las 
puertas definió el diseño urbanístico posterior  de este barrio, porque el entramado vial
arrancó de muchas de ellas o, al menos, reservan espacios abiertos  al barrio. 
  
La mezquita,
transformada posteriormente en iglesia mudéjar y reedificada con estilo gótico
y renacentista, ocupaba la parte central de este barrio sobresaliendo del resto
de los edificios. Junto a ella, había varios edificios notables de la
ciudad,  entre ellos un horno de la
ciudad y algunas casas de  personas
nobles y religiosas, como lo  describe
este censo de mediados del siglo XVI Varias calles distribuyeron un gran número
de casas más modestas  como correspondían
a sus  numerosos vecinos que las
habitaron intensamente, sobre todo,  a
partir del  siglo XVI. La tipología de
casas puede responder  a los siguientes
modelos: 
-una casa
hidalga, con dos cuerpos. Se accedía  al
primero,  por una  puerta abierta asimétrica a la casa frontal
de su calle, portal, patio castellano con pilares y cobertizos  y habitaciones para cocina, salón bajo,
caballeriza, huerto con pozo; el segundo, aprovechando los desniveles del
terreno que le serían de base   o una
escalera  artificial, se accedía a los
cuartos de dormitorio; excepcionalmente, un tercer cuerpo, compuesto de pajar o
una bodega subterránea. El padrón desaparecido de 1495 nos proporciona el dato
de que 24 vecinos hidalgos vivían en el Arrabal 
en contraposición  de 81 de la
ciudadela de la Mota[31].
-Casa, de un
solo cuerpo, con bodega excavada en la roca y miradores que se enlazaban con
las partes superiores de la fortaleza o un corral fuera de la muralla. . Sirva
de referencia este contrato para realizar 
una casa a Martín de Cea  en la
calle Cava en torno a  1620.
“Pedro Nuño se obliga a hacer en la calle
Cava un cuerpo de casa y  corral a Martín
de Cea, capitán[32]”
-Casa-cámara,
para viudas, criados y  personas pobres
de solemnidad que ocupaban  los lugares
más recónditos y superpuestos entre las viviendas. Son frecuentes las
referencias en libros de censos y 
padrones y se adelantan a las casas de vecinos de las poblaciones de
vecinos.
Conforme
avanza el tiempo,  las casas reservan
lugares para lagares, telares, tundidores, tintes etc. Con el fin de  destinarse a estos fines,  se ven 
favorecidas por un l pozo que les surte de agua doméstica, de elemento
fundamental de higiene limpieza y de riego básico para el  pequeño huerto, lo que se manifiesta en estas
palabras del cronista Guardia Castellanos:
“Contrastando con la aridez y sequedad dominantes
en la meseta del cerro de 
A través de
los contratos de compraventa y mandas testamentarias  de los documentos notariales, percibimos
en,  dentro del Arrabal Viejo, el
encabalgamiento de una casa sobre otra y la ampliación de la vivienda a través
de la excavación del subsuelo y  de la
roca que conformaban  dos  formas constructivas muy peligrosas para la
seguridad de los vecinos, pues provocaba caída de manzanas completas  de 
viviendas y  de los fundamentos de
muros, así como la  destrucción de la
trama viaria original  estableciendo
diversas capas de trama urbana, a veces, confusas e indescifrables para las
investigaciones posteriores  Con las
excavaciones y perforaciones de la roca del cerro, los vecinos  consiguieron 
formar bodegas dentro de  las
cuevas de la roca, cárceles para esclavos, cámaras o viviendas infrahumanas
para criados, viudas y pobres de solemnidad, despensas, almacenes, pozos ciegos
y de agua y sótanos, hasta tal punto que las autoridades se veían obligados a
perseguir continuamente  cualquier abuso
de infracción urbanística:
“Cualquier home que quisiere cabar pozo o
gabia o cárcel o sótano no debe fazer la caba cerca de la pared ajena”[34].
El paisaje
urbano se completaba con tinas, cuadras y caballerizas en las casas de las
familias más nobles, ocupando la parte baja; en otros casos, gallineros para
las familias humildes: en ambos casos estableciendo la separación entre una
casa y otra
SIGLO XVII. COMIENZA SU ABANDONO
A  partir de principios de siglo XVII, en la
ciudad fortificada de 
.           De ello se
hacen eco los   miembros del cabildo municipal
de 25 de noviembre de 1586. Pues, se abre un informe para abrir una carnicería
en el Llanillo, aludiendo que la ciudad tiene 3.500 vecinos, gran trato y
comercio  y,  por ello, 
se debía dar ventaja a los de abajo, pues no subían el ganado al matadero.
Pronto surgió el debate perenne entre el mantenimiento de  la ciudad 
fortificada y el progreso de la nueva ciudad a las faldas de los
dos  cerros.
Varios momentos marcaron los
hitos históricos de la destrucción de 
El segundo
aviso, posterior a la  anterior caída del
Gabán, se constata en las continuas peticiones a 
“La ciudad trató sobre el reparo de las
torres  e murallas de esta ciudad, por
ser frontera de costa y reino de Granada y tan cercana a la mar, y una de las
mayores  que hay en los reinos, por lo
que Su Majestad y los señores Reyes, sus antecesores, han tenido particular
cuydado de mandar que las fortalezas, torres y murallas della reedificarlas y
se reparen siempre como conviene, y, para ello, han hecho  merced a esta ciudad  siempre 
de las penas de  su Real Cámara,
mediante la qual  su merced   están y, más 
reparadas que otras de otras ciudades , y ahora por las muchas aguas y
tempestades  de los años pasados , y, por
aver faltado el continuo reparo que se iva aciendo en ellas,  ay gran necesidad  de que esto lo vaya adelante, porque estaban
aportilladas algunas murallas , y otras son las murallas  que amenazan ruyna por falta de
cimientos  como son  las murallas 
que caen abajo del  Rastro, y las
que continúan  con 
Otros
nuevos  momentos importantes significaron
y marcaron el hito de la historia destructiva de esta muralla  Aunque es verdad que el primer momento
correspondió al año 1581, lo que supuso la pérdida de su acceso por la calle
del  Cañuto  y el Gabán, así como la destrucción de dos
calles adosadas a la roca. A continuación, le siguió, en 1621, 
la caída de una gran parte del lienzo de barbacana, que cerraba  la fortaleza, relacionada con las murallas y
el Gabán. En 1622, algo parecido le sucedía al arco de la puerta  Nueva, a 
Dos flancos
van  a producir  el deterioro del barrio: las calles
colindantes con la muralla del Gabán y las Carnicerías, y, por otra parte, el
flanco de muralla que daba al Rastro y lindaba con la calle Cava.  
Entre  1669  y
1670, el asunto se llevó al ayuntamiento en varios cabildos que  trataron acerca del traslado de las
Carnicerías Viejas de 
Pero no puede
ser una cita más explicita que la del cabildo de 19 de junio de 1668, en el que
se ordena que “ las murallas y torres de
la cerca de ella están amenazando ruina y alguna caída y, en particular, demás
de ello, en el lienzo de 
Carrera El matadero, en 1689, ya
es un edificio en ruinas, que solicitaba una restauración, o, el traslado a
otro lugar:
            
SIGLO XVIII. CASI UN TERRENO DE PROPIOS
            En
el siglo XVIII,  se producen dos  acontecimientos muy  significativos en el municipio  alcalaíno: por  un lado, se completa  la 
ruralización de una 
importante  parte de la población  de la ciudad de Alcalá 
            A
consecuencia de todos estos movimientos, los antiguos solares
abandonados-convertidos en  tierras de
labor- comienzan a subastarse   y ser
colonizados por nuevos labriegos siguiendo la línea de repartimiento
establecida por Carlos III para favorecer a la agricultura  entre las clases menos privilegiadas.  Es verdad que los terrenos del Ruedo, el
Barrero  y las Azacayas fueron los primeros  a los que les afectaron  estas medidas. Pero, en 1785, ya  aparece en el recudimiento de propios  una suerte pequeña referida a los terrenos en
torno al Matadero Viejo, quedando el resto de solares  abandonados en propiedad de  la iglesia o de  particulares, porque  hasta 1823 
tan sólo  se reparte este lugar
entre los vecinos como bien municipal  de
propios . A continuación, ya avanzado el siglo XIX,  le seguirán 
los de 
La iglesia
parroquial de Santo Domingo se abandonó y comenzó a ejercer sus sacramentos
en  otras iglesias auxiliares,  principalmente en la iglesia de 
“Don Andrés de Valenzuela y
Mendoza, digo que es comprado y poseo una hazas y tierras en la parte del
Cubillo y Puerta Nueva, que alinda con la muralla y camino y quisiera cercarla y
porque junto a la dicha tierra está otro pedazo que se hizo muladar y está
indecente y contra la forma y disposición que deben tener los sitios que están
dentro de la ciudad y quedarse con mejor modo si cercase y se continuare la
calle para sí se disponga, pido y suplico a S.S. me dé licencia para cercare
con la dicha tierra que poseo e que alinda con ella que es de la ciudad que de
ella no se sigue inconveniente alguna en la utilidad común y si me hará buena
obra y para ello nombre comisarios .. (...) En cumplimiento de lo que la
ciudad  cometió el día pasado a diez de
noviembre de este año e visto la tierra que por esta petición se pide el sitio
y disposición y parece que don Andrés de Baléensela tiene arado un pedazo de
tierra que va desde el Camino o calle de 
La ciudad  habiendo visto la dicha petición y decreto
del señor Juan Vázquez Mecía le hizo merced de dicha tierra al tiempo de la
voluntad  la ciudad y que no adquiere más
derechos que por el tiempo de la dicha voluntad y que se ha de poder quitar con
causa o sin ella.
Tan sólo, la calle de las
Escalerillas de Santo Domingo, la de 
-Con motivo del nombramiento de
alcaldes de barrio, “ que celen y cuiden de los respectivos partidos que se les
asignen”, esta zona se comprendía dentro del distrito cuarto y se componía de
las calles siguientes:. San Blas, 
En 1832,
podemos constatar el número de viviendas y la desaparición de la calle Mesones:
-San Blas : 7 casas 
-Santo Domingo: 4 casas 
-Caba:   7 casas
- Mazuelos: 5
 En 1833, 
no hay variación 
-Calle Pozuelo y San Blas: 12
vecinos
-Escalererillas de Santo Domingo.
5 casas 12 vecinos. 
-Caba  6 casas y 14 vecinos
-Mazuelos: 5 casas.
Uno años después, en 1841, la
despoblación es total 
San Blas, un vecino
Casas por encima de San Blas: 8
casas 
Iglesia de Santo Domingo: una
Casa por encima de Santo Domingo:
uno
Cava: 16 vecinos 
Calle Mazuelos: 4
Hondiguilla: 8 vecinos.
: 
Prácticamente,
en los barrios colindantes ya no existe población;  y los edificios públicos y religiosos  son “un
montón de ruinas cuyos materiales fueron vendidos  hace pocos años y transportados a la
población”[42].
La mayoría de bienes inmuebles  fueron
vendidos  a partir de finales del siglo
XVIII y siglo XIX( desamortización de Godoy, Mendizábal y Madoz) y cayeron en
manos de la burguesía alcalaína. Primero, 
le tocó la suerte al paraje de San Bartolomé, que  se transformó en olivar, regentado por la
familia Vigas, luego los solares  y
ermita de san Blas, que cayó en el segundo decenio XX en manos de la familia
Fernández Anchuela; finalmente el convento de las Monjas Trinitarias. 
 Y, hasta muy avanzado el siglo XX,  el descenso de población y el poblamiento
decae  profundamente  y, tan sólo, se mantuvieron varias casas en las
Escalerillas y en  la calle de 
CONCLUSIONES
De acuerdo con
las fuentes escritas, el  Arrabal Viejo
fue un espacio urbano que se desarrolló a lo largo de la historia  de la ciudad de Alcalá 
-No está
constatado asentamiento urbano en todo el cerramiento de la tercera mural  durante la época musulmana, sino más
bien  un aspecto semirrrural con
predominio de huertos, solarines y, tan sólo, utilización de la parte baja del
cercamiento de la segunda muralla.
-A partir del
siglo XVI, se desarrolla la urbanización completa de todo el barrio de Santo
Domingo con varias calles y  nuevos
accesos.
-El  cerramiento y la demarcación del barrio de
Santo Domingo sufre una gran decadencia 
desde el siglo XVIII que culmina a finales del siglo XX con la
despoblación total y la transformación en eriales y terrenos cultivables,
recuperada recientemente por el Ayuntamiento para la ubicación de un futuro
parador.
[1]
MARTÍN ROSALES, F. “Alcalá  y los milagros de Santo Domingo”. V Congreso
de Frontera. Año 2003.
[2]AAVV. Alcalá 
[3]  SÁNCHEZ MÁRMOL, Fernando. Andalucía monumental ( de 
[4] GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para 
[5] TORO CEBALLOS, Francisco y PORRAS ARBOLEDAS, Pedro A. Los Aranda de Alcalá 
[6] Ibidem. Libro IV. Capítulo I de Pedro Fernández de
Aranda del Discurso Genealógico de los
Aranda. fol .14 r en tiempos del rey Juan II.
 
[7] Ibídem., pág. Folio 16 r. 
[8] AMAR. Acta de 22 de junio
de 1597.
[9] AAVV. Alcalá 
[10] APSM Fecha de la memoria
25 de marzo de .1597.
[11] AMAR.  Legajo 87. Pieza 1.
[12] GUERRERO LAFUENTE,
Mª  Dolores Y DE CASTRO MARTÍNEZ, Lorenzo
Evolución urbanística de Alcalá 
[13] JUAN LOVERA, Carmen.
Colección Diplomática  medieval de Alcalá
[14] TORO CEBALLOS, Francisco.
Colección Diplomática del Archivo Municipal. 
Alcalá 
[15] TORO CEBALLOS, Francisco.
Colección Diplomática del Archivo Municipal. 
Alcalá 
[16] MARTÍN ROSALES,
Francisco. Dos documentos para el estudio de la frontera de Alcalá 
[17] MARTÍN ROSALES,
Francisco. Dos documentos para el estudio de la frontera de Alcalá 
[18] AMAR. Acta de 18 de junio
de 1600.
[19] Ibíd. Tomo II. Pág. 17.
[20] AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá 
[21] AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá 
[22] AMAR..  Ordenanzas
municipales de Alcalá 
[23] AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá 
[24] AMAR.  Ordenanzas municipales de Alcalá 
[25] AMAR. Actas de cabildo de
9  y 23 de julio de .1529.
[26] AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá 
[27] AMAR. Acta de cabildo de
11 de marzo y 30 de mayo de 1492.
[28]
AMAR.
Acta del cabildo de 18 de marzo de 1597.
[29] AMAR. Acta de 6 de
febrero  de 1595.
[30] AMAR. Libro de cuentas de
1572. Libranza séptima.
[31] GUARDIA CASTELLANO, A.
Leyenda y notas para 
[32] AHPJ. Legajo. 4902- Folio
438. 20 de noviembre de 1620.
[33]  GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para 
[34] AMAR. Ordenanzas municipales de Alcalá 
[35] AMAR.  Acta de cabildo de 9 de diciembre de 1605.
[36] AMAR . Acta de  8 de octubre 
de  1669. 
[37] AMAR. Acta de 1668.
[38] AMAR.  Libro de repuestas  particulares de 1771.
[39] GUARDIA CASTELLANO, A.
Leyenda y notas para 
[40]
AAVV. ALCALÁ 
[41] AMAR. Acta de
ayuntamiento de 25 de enero de 1822.
[42] GUARDIA CASTELLANO, A.
Leyenda y notas para 
 

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