HACIA EL 475 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE PABLO DE ROJAS
(II)
No sólo, Pablo de Rojas pudo verse influenciado en su infancia por la maestría de su padre Pedro Sardo y sus hermanos. Como vimos en el artículo anterior, ya arriesgamos la presencia en Alcalá de Rodrigo de Figueroa, nada menos que un nombre transformado en Granada por Rodrigo Moreno. Pero, de tierras sevillanas se afincó en la ciudad de la Mota el escultor Jusepe de Burgos.
Jusepe de Burgos
A este se le atribuye la imagen de la
patrona de Alcalá la Real, la anterior imagen de Nuestra Señora de la Antigua.
A través del entallador alcalaíno Martín Pérez reconocemos la presencia de este
vecino granadino de la parroquia de San Andrés. Por el dato de José Gestoso y
Pérez en 1909, sabemos que Jusepe era entallador y vecino de la colación de la
Magdalena de Sevilla, en 2 de junio de 1550 dio poder a Bernardo de Burgos,
procurador de Sevilla, ausente, para que ajustase cuentas con el cerrajero
granadino Francisco de Trujillo. Jusepe
de Burgos debió avecindarse primero en Granada como entallador, y desde allí se
relacionó con los artistas alcalaínos, luego se mantuvo en Sevilla en la década
de los cincuenta para aparecer de nuevo en Granada y estar relacionado con
Alcalá la Real, donde abrió taller. Jusepe de Burgos trabajó en tierras
alcalaínas por unas deudas que mantenía con Martín Pérez tras su muerte. Un
nuevo documento de 1561, ofrece el mundo profesional de estos artistas, que
complementaban su oficio con la ebanistería, carpintería y la escultura. En
1561, Jusepe se obligaba ante el
carpintero alcalaíno Francisco Gutiérrez a comprobar la elaboración de una puerta y una ventana
con verjas por unos veedores, que ratificaran la tasación y ejecución y se
quitara una tocadura de la puerta. Para ello, requirieron a dos maestros
relacionados con el oficio de la madera, al carpintero Pedro Barbado, vecino de
Priego, y a Jusepe de Burgos, vecino de Granada, que figura curiosamente como
carpintero y entallador. Tras comprobar los datos, declararon su coste y
trabajo en mano de obra y materiales en 12 ducados y medio, apareciendo las
firmas de ambos; revisaron la puerta y ventana en presencia del escribano
Ordóñez, y dijeron que «tasada la madera y manos de obra y bisagras y todas las
demás obras que, de presente, estaban fecho que ellos lo tasaban y moderaban en
trece ducados y medio».
Martín Pérez
Por Lázaro Gila Medina, en el libro Arte y artistas del Renacimiento en torno a
la Real Abadía de Alcalá la Real, se ceñía a una breve biografía de Martín
Pérez sobre su persona y su contribución artística. Lo sitúa en el segundo
tercio del siglo XVI, y lo relaciona con muchas actividades agroganaderas. Por
su desahogada situación económica avaló a varios canteros en la construcción de
la iglesia de Moclín, fiando al herrero Diego Cornejo y el cantero Íñigo de
Vidaña a poner la piedra a las puertas del templo; también salía fiador del
cantero Miguel Sánchez Vizcaíno, que, a su vez, lo hacía con el escultor
feligrés de San Cecilio de Granada, Jusepe de Burgos. En los registros
municipales del AMAR, tuvimos la suerte de contar varias intervenciones. Un
nuevo documento nos amplía su ambiente familiar y su taller. Nos referimos al
inventario de división de bienes A través del documento que se abre con el acta de presencia, se conoce su
biografía y entorno. Estaba casado en primeras nupcias con Catalina de Triamos
(un monasterio de León muy importante) y en segundas con Francisca de Moya. Se
le ve una persona activa que se veía
obligado a firmar censos con diversas personas y entidades, entre ellas el
hospital de la Caridad, los hidalgos Pedro de Pineda, Cristóbal Sánchez del
Postigo. También lo hacía con el clérigo Gaspar de Oviedo que algunos confundieron con el escultor
afincado en Sevilla, el mercader Rodrigo de Castro y la madre de su esposa
Catalina (María Ana de Torres. Vivía en una casa del Arrabal de los Mesones,
cerca de las Entrepuertas, una casa por la que pagaba un censo al hospital de
la Caridad. Complementaba sus ingresos con una viña en el Cerrillo de los
Palacios como era muy frecuente entre los artistas que compartían otras labores
de complemento. Su labor artística puede dividirse en su relación complementaria
que mantuvo con otros artistas, como
escultor, ensamblador y carpintero de otros artistas.
En cuanto a escultor, ya hemos destacado
su relación con su participación artística con el dorador y pintor Rodrigo de
Figueroa y el pintor Pedro Sardo., trabajó la madera con la obra de la imagen
de la hornacina de la Puerta
de la Imagen de la ciudad fortificada de La Mota. Y como entallador se
refleja en todas las obras en las que participó junto con los enseres de la
cofradía de la Veracruz, que abundan en su inventario para las andas, cetros,
insignias, crucifijos. Por el inventario se le ve también participando con
Jusepe de Burgos que le debía, según las declaraciones, una gran suma por
cierto, se encontraba este escultor en Granada por esta fecha. También el ayuntamiento alcalaíno le debía 6.000
maravedíes por el chapitel de la Mora y otras obras. Abunda su labor de ebanistería, y elementos formantes de
la arquitectura retablística y mobiliario familiar de lujo para la élite de la
ciudad con su trabajo de carpintería, en la cantidad que restaba de seis
ducados en el monasterio de Monjas de la Santísima Trinidad.
No solo entallaba obras de arte o
mobiliario de los edificios civiles, sino que realizaba esculturas como Nuestra Señora de la Puerta de la Imagen de
La Mota. Viene a colación un nuevo documento del escribano Bernardo Pérez de
Herrera en 5 de enero 1555, cuando aparecen dos tipos de obras que se
corresponde con esta doble faceta de artista y artesano. Se comprometía a que
«dará hecho e acabados con toda perfección al convento y monasterio de
Consolación tres cajones y todo lo demás que para ello conviene y entiende para
el vestuario y sacristía con sus cajas y cerraduras y aldabillas y todas las
guarniciones de hierro y a de ser de la misma altura y largura e obra que
tienen los cajones de la sacristía del monasterio de San Francisco de esta
ciudad salvo el respaldo que tienen encima de buena madera de pino».
Este artista se muestra también retablista con la con el notario Diego López, con quien se
comprometió «a hacerle el retablo y la capilla de su madre Elvira González».
Por tanto, no se queda su labor en ser un simple entallador, con muchas
entradas ajenas a su oficio, sino que interviene en retablos, capillas,
mobiliario eclesiástico.
En este año de su aniversario, es digno
de merecimiento que la casa de portada de piedra de Pablo de Rojas se destacara y honrara con una placa
conmemorativa aludiendo a esta mansión sede de artistas y lugar de su nacimiento.
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