
UN LIBRO ALCALAÍNO SOBRE “EL AGUA ELADA” (1658)
Francisco Martín Rosales y Ricardo San Martín
Vadillo
A raíz de una visita a la Biblioteca del Hospital
Real de Granada tuvimos la suerte de encontrar el libro titulado Discurso contra el mal uso de beber agua
elada hecha carámbano, a que dizen garapiña, aunque sea de chocolate, de leche,
de agua de canela, limonada, y otros licores: contiene excelencias de beber a
su tiempo agua fría de nieue, y unas reglas saludables de Hipocrates, Galeno, y
Auizena, vueltas del latin en refrancillos[1]…
Está dedicado a “la muy noble, y siempre leal ciudad
de Alcalá la Real, llave, guarda, y defendimiento de los Reynos de Castilla”.
Se trata de un libro editado en Granada, en casa de
Francisco Sánchez[2],
en 1658. Son doce hojas en cuarto con una ilustración en la portada.
El autor es Gaspar de los Reyes Mexía, médico en la
ciudad de Alcalá la Real. En el padrón de 1606[3],
hemos encontrado (hoja 8v) cumplida referencia a nuestro personaje: vivía en la
calle San Blas, como otros ciento treinta y tres vecinos[4],
con su mujer, un hijo y dos criados. Si
el padrón se realizó en 1606 y don Gaspar ya estaba casado y con un hijo, cabe
pensar que tendría entre veintitantos y
treinta años, lo cual nos lleva a conjeturar que en el momento de la
edición de su libro (1658) éste tuviese cerca de ochenta años, edad avanzada
para mediados del s. XVII.
La ilustración de la portada está firmada por el
licenciado Pet (Petrus) Gutiérrez[5].
Se trata de un bello grabado calcográfico del escudo de la ciudad de Alcalá.
En
Cean Bermúdez (1800:252), se nos dice de él: “El licenciado Pedro Gutiérrez,
grabador de láminas a buril. Vivía en Granada a mediados del siglo XVII donde
fue uno de los mejores grabadores de su tiempo por la firmeza e igualdad de su
buril y por la corrección en el dibuxo. Es de su mano la muy linda portada del
libro titulado Vida y martirio de San Eufrasio,
obispo y patrón de la ciudad de Andúxar, escrito por Don Antonio Terrones
de Robles en 1657”.
Nada sabemos del autor del soneto, Antonio de Lucena
y de Christoval Castro Gallegos, autor de la espinela o décima[6].
El Doctor Gerónimo de Prado Verastegui[7], fue
canónigo de la Santa iglesia metropolitana de la ciudad (Granada), provisor y
vicario. Se menciona también a Joseph
Argayz, arzobispo de Granada
Fue Manuel de Morales y Noroña, médico de Granada, el
encargado por el anterior de dar la aprobación médica al libro. Lo hace con
palabras de encomio[8].
Gabriel Guerrero y Sandoval[9],
caballero de la orden de Santiago, maestro de campo, corregidor de Alcalá la
Real, Loja y Alhama, es el destinatario de la dedicatoria del libro[10].
Consultadas las Actas de Cabildo de 1658[11]
hemos encontrado la sesión del día 26 de diciembre de ese año en la que toma
posesión del cargo de corregidor de Alcalá y se copia la carta de nombramiento
real.
Un análisis del contenido médico del libro nos lleva
a las siguientes consideraciones:
1)
El
lenguaje usado para redactar es farragoso, difícil de entender a veces, lleno
de citas médicas[12],
muchas de ellas en latín; se utilizan a modo de apoyo en sus aseveraciones y
consejos médicos. Está en la línea de las ideas científicas que podemos leer en
otros tratados médicos de ese siglo.
2)
La
tesis principal, repetida y reiterada a lo largo de las 12 hojas, es el
perjuicio causado por la ingesta de agua de nieve, “llamado garapiña o
carámbano” y las excelencias del agua fría con nieve.
3)
Especifica
cuáles son, en su opinión y la de médicos de la antigüedad, las mejores aguas
(f. 2). Enumera los cinco provechos del agua para el estómago (f. 2): quita la
sed, desata y mezcla el alimento, “para que mejor saque naturaleza el quilo”[13],
“porque no se pegue”, “para que sirva de vehículo al quilo”.
El autor se
hace una serie de preguntas, con Aristóteles, que él mismo responde: ¿por qué
es malo cambiar de agua?, ¿se ha de comenzar las comidas con agua? (f. 3), ¿por
qué empezar las comidas con lechuga, si los antiguos acababan con ella (f. 4)?
Tres son las conclusiones del tratado: 1) “de
ninguna manera conviene beber agua elada[14]
hecha carámbanos, que dizen garapiña[15]
(f. 5-8)”; 2) tampoco es bueno beber agua caliente (f. 9); 3) es saludable
beber agua fría con nieve (f. 9-11).
Acaba el libro con una serie de diez “refranillos”
en latín y castellano: “Comerás para ser sano, / sin hartarte todo el año”;
“Exercicio, y el comer, / con templança deber ser”; “Bebida, sueño y amor, / si
moderas, es mejor”; “Si comiste con excesso, / no deves cenar por esso”; “Come
más, y cena poco, / serás más cuerdo que loco”; “Si estás de tragar ahito, / no
cenes, anda poquito”; “Variedad de comidas, / son de Galeno aborrecidas”; “Una
vez en la semana, / no cenes, aunque aya gana”; “Entre comida, y cena, / ni
comer, ni beber, dize Avizena”; “Extremos, frío, y caliente, / te harán siempre
doliente”.
Otros
tratados sobre el uso médico de del agua fría y la nieve son: Nicolás Monardes:
Libro que trata de la nieve y de sus
propiedades y del modo que se ha de tener, Sevilla (1574).
Alonso Díez de Daza, Libros
de los provechos y daños que provienen con la sola bebida del agua: como se
deba escoger la mejor y rectificar lo que no es tal, y como se ha de beber frío
en tiempo de calor sin que haga daño, Sevilla (1576).
Francesc Micó Micón, Alivio
de los sedientos, en el qual se trata la necesidad que tenemos de bever, frío,
y refrescado con nieve, y las condiciones que para esto son menester, y quales
cuerpos lo pueden libremente suportar. Barcelona: Diego Galván,
(1576).
Alonso González, Carta
al doctor Pedro de Párraga Palomino, médico en la ciudad de Granada; en que se
trata del arte y orden para conservar la salud, y dilatar nuestra vida y buen
uso del beber frío con nieve,
Granada (1612).
Jiménez de Carmona, F. Tratado
de la grande excelencia del agua y de sus maravillas, virtudes, calidades y
elección, y del buen modo de enfriar con la nieve, Sevilla (1616)
Matías de Porres, Breves advertencias para beber frío con
nieve, (1621)
Isaac Cardoso, F. Utilidades
del agua y de la nieve, del beber frio y caliente, (1637)
Alonso de Burgos, Méthodo curativo y uso de la nieve. Córdoba: Andrés Carrillo. (1640).
A
través del artículo de Rincón González (1958:120)[16]
sabemos qué otros médicos ejercieron en Jaén en el siglo XVII: Benito del Campo
(1544), Cristóbsal Méndez (1553), Juan Huarte de San Juan (1575), Alfonso
Freylas (1577), Miguel Franco (1601), Juan de Viana (1637) o Isidro Pérez
Merino (1641),
Asimismo,
hemos localizado otros médicos alcalaínos de los siglos XVII y XVIII:
Benito del Campo[17],
fue médico de Alcalá en la primera mitad del s. XVI. En 1544 publica su obra Comemmetarium de luminy et specie ex
Philosophia (se trata, entre otras cuestiones, del uso médico del
culantrillo).
Juan Gutiérrez Godoy[18], debió
residir en Alcalá hasta 1624; gozó de gran prestigio; fue llamado al servicio
del rey Felipe IV. Tuvo una notable producción de escritos médicos.
Si
bien el médico Diego Mateo Zapata no ejerció como tal en nuestra ciudad, sí
tiene una curiosa relación con Alcalá[19].
Don
Antonio Mendal y Villalba, médico de Alcalá la Real en 1764 y 1765[20].
La
nieve y el agua helada debieron tener varios usos: terapéuticos para curar
enfermedades con motivo de las grandes epidemias, peste y fiebres de todo tipo
que alcanzaban a la población (son muchos las ocasiones en que con motivo de la
peste de epidemias febriles que se cita
su uso); en segundo lugar, la nieve se convierte en un objeto gastronómico
esencia a la hora de las invitaciones de
los frecuentes convites y banquetes que acontecían con motivo del recibimiento
de personajes famosos (reyes, condes, duques, como el de Sesa) y autoridades (corregidores
y abades, sobre todo al principio de su mandato) y en las fiestas
extraordinarias de proclamación de reyes y acción de gracias, por un parto
regio, tratado de paz o victoria nacional. Pero, antes de tratar de su importancia,
la nieve y las heladas jugaron con frecuencia malas pasadas en siglos pasados a los vecinos de Alcalá.
Hay
muchas referencias a la nieve y las heladas en las actas municipales. Si nos
remontamos al siglo XVI, con motivo de la fiesta patronal de San Sebastián de
1598, la nieve y sus efectos atmosféricos impidieron su celebración a pesar de
que se había llegado a un acuerdo entre diversos estamentos que mantenían un
conflicto entre los caballeros hijosdalgo y los representantes de la ciudad,
como se manifiesta en ésta a la que habían sido invitados por el abad, y llegaron a renunciar su asistencia a pesar de
ser una fiesta patronal y en aquel año con más razón por ser año de nieves y
aguas.[21]
En el
cabildo, 24 de marzo de 1600,
se cita explícitamente que "se lleve la nieve de la plaza, porque está mal y ocupa la plaza de
Incluso,
se constatan sus efectos nocivos y perjudiciales en la población, viviendas y
edificios públicos. Así, por
Esto dio lugar al despoblamiento de
Lo mismo sucedía con la casa de
Predominaban
los años de sequía. Así ocurrió en 1631,
1632, 1637, 1638, 1639[22],
1651, 1653, 1656,1661, y 1665, que
provocaron un agravamiento de la difícil situación económica que dio
lugar a unas cosechas poco productivas. Hay noticias de que en 1625, el mes de
febrero fue de intensas nieves; y en 1658 hubo
una intensa nevada al principio
de año. Y raro era el año de intensas lluvias y nieves, como el 1663, que también
ocasionó una corta cosecha a la que hubo que registrar para el abasto común de
la población a través de la compra de trigo de los labradores, la mayor parte
de las rentas y diezmos de los eclesiásticos.
Pero la nieve no acontecía esporádicamente, sino
que, a veces, se encadenaba en una serie prolongada de años. En tiempos de la minoría
real de Carlos II, se inició su reinado
gobernando
Años
de torrenciales lluvias como en el invierno de 1680 y 1684 obligaron al arreglo
de puentes de la Ribera y, curiosamente, se vieron afectados por la carestía
del pan, fruto de la sequía de otros años, y, además, temblores de tierra, que
en la noche del nueve de octubre del primer año afectó a muchos edificios
religiosos, entre los que destacó la torre del Convento de san Francisco, y a
todo el sistema de cañerías, arquillas y acueductos de abastecimiento de aguas.
La buena administración del Pósito, la adecuada cosecha para una pequeña
población y los propios recursos de los labradores no acusaban unos efectos tan
trágicos en la ciudad como sucedía en otras grandes capitales. De ahí que en el
año 1666, por el mes de noviembre, la Chancillería de Granada solicitó una
nueva saca de trigo para abastecer la población. Se hizo un registro que
consiguió del casco 1666 fanegas sin tener en cuenta lo que había en el campo y
en la villa del Castillo de Locubín. Junto con el abastecimiento de trigo
comenzó a decaer el de la carne, obligando a que se registrara el ganado
vacuno, caprino y lanar y se cumplieran las ordenanzas que no permitían que un
cuarto de las reses registradas se enviaran a otros lugares, sobre todo, la
feria de Noalejo, para su venta y se quedaran para el consumo de la ciudad. Dos
conflictos se recrudecen desde los años setenta de este siglo, el conflicto de
la villa del Castillo de Locubín y la separación de Loja y Alhama del corregimiento
alcalaíno. A esto había que añadir la crisis jornalera, provocada por las intensas
lluvias y nieves y propagación de la langosta en muchos campos andaluces que en
el año 1772 obligan a una gran parte de la población a mendigar y a provocar
situaciones cercanas a la violencia para poder mantener la vida de sus hijos y
familia. Para ello, se tomarán todas las medidas extraordinarias de
abastecimiento de la ciudad y de los servicios del abad cardenal de la Cerda en
la Corte para poder emplear los trigos del Pósito en favor de los pobres necesitados.
Hubo momentos en los que hasta de tres días de desabastecimiento de pan. De
nuevo, se distribuye el pan en tiendas prefijadas que abastecer a los vecinos.
Hubo fuertes temporales durante
los años 1665 y 1666. No sólo era la sequía la que producía dificultades
de abastecimiento, sino que los inviernos de nieve, helada y lluvia ocasionaban
otros males a la ciudad. En el año 1695, es un claro ejemplo, de la unión de
los tres males: falta de abasto de alimentos, en este caso, la carne, paro y
hambre, que incide también sobre la ganadería: la rigurosidad del invierno
con tan excesivas nieves y yelos se a muerto todo lo más del ganado de lana y
lo que a quedado está muy flaco y sin que
sea de gusto ni sustento para enfermos y en caso de que algunos tengan
algunas carnes capadas y de bastante
carne no las pueden comer ...se traigan carnes de calidad a veinte y diecineve
cuartos la libra.....atendiendo a la calamidad de los tiempos y que esta
ciudad se compone de mucha gente pobre
trabajadores del campo que por el rigor de los yelos, niebes y aguas a más de
dos meses que no pueden valerse de su trabajo (cfr. 19.2. y 1.3. 1695)
El siglo XVIII se inicia
con un año como 1709 muy nevoso y con un conflicto que se agravó por la nieve. Su relación con
Se constatan pocas nieves,
dos conflictos se
recrudecen desde los años setenta de este siglo, el conflicto de la villa del
Castillo de Locubín y la separación de Loja y Alhama del corregimiento
alcalaíno. A esto había que añadir la crisis jornalera, provocada por las
intensas lluvias y nieves y propagación de la langosta en muchos campos
andaluces que en el año 1772 obligan a
una gran parte de la población a mendigar y a provocar situaciones cercanas a
la violencia para poder mantener la vida
de sus hijos y familia. Para ello, se tomarán
todas las medidas extraordinarias de abastecimiento de la ciudad y de
los servicios del abad cardenal de
Continuó durante los años 1797, 1798, 1799, 1800, 1801 y 1802 ( esta última con
nieves intensas) el ciclo de inviernos duros, de restricción del pan, carestía
de precios, lluvias y tormentas que provocaban la ausencia del trabajo y
miseria de jornaleros, y obligando a medidas de repartos por cuarteles y en las
casas capitulares y en los conventos de santo Domingo y Consolación a través de
boletas, limosnas del corregidor, regidores, los pudientes hacendados, del
Pósito y del Abad. Muchas veces se perdían incluso los nuevos productos como el
aceite, como sucedió en el año 1800, en el que
se ve que comienza a incidir dicha labor agrícola en la clase jornalera
para manumentarse y para el trabajo. Hallándose el fruto del aceite que es uno de los primeros de
necesidad casi perdido por no poder
recoger la aceituna.
Para el siglo XIX, nos quedamos con un triduo que se
celebró en 1830 dedicado a
Como
uso industrial y doméstico se constatan dos elementos el Pozo de
En el mismo año, más adelante, los señores don Pedro Muñoz de los Díez y don Matheo
Serrano, regidores, dieron cuenta a la ciudad de cómo se acabó la nieve que
había en el pozo y ayer veinticuatro de este mes concertaron con Diego Martínez
Izquierdo "que traiga de Valdepeñas
dándole tres reales por cada arroba de
nieve que entrare en esta ciudad y un real en cada carga y solicitan que aya una persona para venderla bajándole
el tercio y para que sea necesario venderla a ocho maravedíes en el interim “. Por estas palabras se sacaron las siguientes
consecuencias:
La nieve procedía de los ventisqueros de las Sierras
de Valdepeñas[23],
muy relacionadas con la comarca alcalaína y se mantuvieron hasta fechas
recientes del siglo XIX y principios del XX.
En la obra de Miñano y Bedoya (1826:84), leemos
sobre la nieve y su comercialización: “Las sierras que corren de mediodía a
poniente […] La Pandera, en donde hay un pozo de nieve muy profundo, que
aseguran antiguamente fue excavón de una mina de plata, el cual tiene una
admirable desagüe por donde destila la nieve”.
Se controlaba su comercio a través de la
municipalidad: nevero, precio, arrendatario y transportistas.
Las comunicaciones habían sido muy importantes en el
siglo XVI y supusieron un nuevo impulso en los primeros años del siglo XVII, en los que los carros se
acrecentaban en número. Sobresalía el camino
de Granada a
Para
el comercio con la zona jiennense se recurría a los arrieros de Martos, Alcaudete
y Alcalá; para los de Granada, los de Colomera, que eran moriscos; para el
comercio con Córdoba, se trataba con los arrieros de Lucena. Curiosamente, se
producía otro intercambio con estos pueblos que venían trayendo el vino
cordobés y a veces se llevaba la nieve de Valdepeñas. Un momento clave para la
caída de los vinos fue la entrada de los vinos cordobeses, que traían
fingidamente sus vinos hacia Valdepeñas y aprovechaban sus cargas de regreso
con nieve. Esto provocó una auténtica liga entre los comerciantes y productores
alcalaínos en 1632.
Otros grupos menos numerosos eran los arrieros, que se dedicaban al
transporte de los bastimentos. En el Castillo, destacaban cinco que llevaban la
nieve desde Valdepeñas hasta Córdoba en el verano, desde mayo hasta octubre.
Solían ganar cada arriero mil seiscientos aproximadamente. Muchos de ellos
estaban ligados a los propietarios de yuntas de arreos que eran unos treinta y
cuatro en toda la comarca. Solían transportar el trigo de la ciudad a otros
lugares. Incluso en momentos extraordinarios llegaron a transportarlo a la
corte de Madrid a través de los caminos de Jaén por Torredelcampo y
Torredonjimeno o Córdoba y siempre para continuar a Ciudad Real.
En el siglo XVIII el abastecimiento de la nieve se
acrecienta con la subasta de los helados y refrescos. Al principio, es curioso
que los valencianos sean los primeros contratistas. Pero en el siglo XIX, son
ya algunos comarcanos como los castilleros los que se quedan con la subasta.
Así, Manuel de Mesa, vecino del Castillo, regentará los helados durante muchos
años y su surtido se compondrá de helados mantecados y bebidas dobles, los
cuartillos, los sencillos y el cuartillo de agua de cebada.[24]
En el 1829, aparece un nuevo producto: la libra de nieve.
Con nuestro trabajo confiamos haber contribuido a un
mejor conocimiento de la figura de aquel médico alcalaíno: Gaspar de los Reyes
Mexía y su obra (1658), así como de la medicina de la época y los diferentes
usos del hielo y la nieve.
Creemos que una reproducción de la portada de su Discurso contra el mal uso de beber agua
elada… merecería ser reproducido en algún lugar cercano al nevero sito en
la Mota.
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[1] Su signatura es: BHR/A-040-234(2).
[2] Importante editor del que se
conservan más de cien libros en diferentes bibliotecas de Granada.
[3] Legajo
115; pieza 1.
[4] Es de
señalar el elevado número de viudas, unas viviendo solas, otras con sus hijos y,
en contadas ocasiones, con criados a su servicio.
Vecinos
suyos debieron ser: Juana de Martos, viuda y Antón González (con mujer y cinco
hijos con bienes).
En
el mismo padrón hemos encontrado un tal Juan Bascones Mexía (con el mismo
segundo apellido que nuestro médico).
[5] Al pie
del grabado calcográfico se lee: L. Pet,. Gutierrez Alcalarregius f. Granata.
[6] El libro
tan sólo dice: “En alabanza del autor, por el Doctor Antonio de Lucena, soneto.
En lauro del autor, por el Licenciado Christoval de Castro Gallego, espinela”.
[7] De él sabemos que era hijo de
Francisco Guerrero y Córdoba, señor de Montemayor, y de Francisca Sandoval y
Luna. Fue maestre de campo y caballero de la Orden de Santiago. Se conocen
cuatro obras suyas, hemos encontrado dos de las cuatro obras suyas que se
conservan: Hieronymi Pradi et Ioannis
Baptistae Villalpandi ... In Ezechielem explanationes et
apparatus vrbis ac templi Hierosolymitani : commentariis et imaginibus
illustratus : opus tribus tomis distinctum ... (1596) y Memorial al Rey Nuestro
Señor. Defensa canonica por la iurisdicion eclesiastica y justificacion de los
Autos hechos por Don Ioseph Argaez, Arçobispo de Granada ... en la causa de Don
Francisco de Peralta, y Caluillo ... respondiendo a los papeles de los licenciados
D. Alonso de Llano y Valdés, y Don Sancho de Villegas ... , y ... Don Iuan
Antonio Rozado (1656).
[8] Da su
aprobación por “hallarse tanta erudición […] grandes estudios de su autor […}
su experiencia”.
[9] Militar
español nacido en Alcaraz en 1610 y muerto en Gibraltar (Venezuela) en 1666.
Fue gobernador y capitán general de la provincia de Mérida. Murió defendiendo
Gibraltar, atacada por los filibusteros.
Hijo de Gabriel Guerrero de Luna y de Catalina de
Esquivel, abrazó la carrera de las armas. En 1641 fue nombrado caballero de la
orden de Santiago. Fue maese de campo y gobernador de Sanlúcar de Barrameda. El
30 de agosto de 1664 fue elegido gobernador y capitán general de la provincia
de Mérida. Se posesionó del cargo a fines de ese mismo año. En 1666 se produjo
el ataque a San Antonio de Gibraltar (costa del lago Maracaibo) por los
filibusteros Jean David Nau, conocido como “El Olonés” y Michel le Basque.
Guerrero participó en la defensa de la plaza y murió en ella.
[10] En la dedicatoria se hace
referencia a que ese año “se juntó gran cantidad de nieve”.
[11] A-34(1).
[12] Se toman textos de Aristóteles,
Hipócrates, Galeno, Plinio, Actio, Trincavello, Avicena, Averroes, Fernelio,
Christoval de Vega, y Vallés.
[13] Entendemos se refiere a la ayuda
para ganar peso; quizás dando una equivalencia entre una cierta gordura y
salud.
[14] Añade: “lo frio como nieve
engendra convulsiones, livores, rigores, es enemigo de los huesos […] nervios,
cerebro”.
[15] En este punto (f. 8), hace unas consideraciones curiosas: estima que ese “agua elada” hará en las mujeres más estragos que en los hombres, por “ser más frías” que éstos. Los hombres son “más robustos […]
viven más”. Considera, sin embargo, que la
mujer “excede al hombre en mansedumbre, en honestidad, en verguença, en
paciencia, tolerancia en los trabajos”. Acaba sus ponderaciones con un cántico
a la mujer, “corona de su marido”.
[16] Rincón González, M.D. (1997):
“Humanismo giennense: médicos en Jaén durante los siglos XVI y XVII”. BIEG, nº 163, pp. 99-159.
[17] Ver Rincón González (1958:120)
[18]
Gutiérrez Godoy, Juan. (Jaén, 1579 – Madrid, 1656). Doctorado en la Universidad
de Alcalá. Médico del consejo del Alcalá la Real. En 1624, fue nombrado médico
del Cabildo eclesiástico de Jaén, donde permaneció hasta 1645. A los sesenta y
seis años de edad se trasladó a Madrid como médico de cámara de Felipe IV. Entre
sus tratados se encuentra unas discusiones para probar que las madres están obligadas
a criar sus hijos a sus pechos, cuando tienen buena salud, haciendo referencia al
problema de dejación de este deber materno.
Escritos: Gutierrez, de
Godoy, Juan. Disputationes philosophicae
ac medicae super libros Aristotelis de memoria & reminiscentia physicis vtiles
medicis necessariae duobus libris contentae. Sin datos, 1629.
Gutierrez, de Godoy, Juan. Tres discursos para prouar que estan
obligadas a criar sus hiios a sus pechos todas las madres quando tienen buena
salud, fuerças y buen temperamento, buena leche y suficiente para alimentarlos.
Jaén: Pedro de la Cueña, 1629. (Tomado
de la Tesis Doctoral de León Molina, 2013:112).
[19] “Zapata nació en Murcia, el 1 de
octubre de 1664, en el seno de una familia judeoconversa oriunda de Portugal.
Era hijo de Clara Mercado,
nacida también en Murcia, y de Francisco
Zapata, que ejercía como escribano en esa ciudad y era natural de Alcalá
la Real. Siendo muy niño, tuvo que ver como el Santo Oficio apresaba a su
abuelo materno” (En www.tiempoparalamemoria.blogspot.com.es)...
[20]
En su obra Tratados médicos (1793),
escribe: “En el año de 1757 observé la primera vez esta enferme- dad en un
vecino de la Ciudad de Valencia en donde yo residía y establecido después en la
Villa de Mora, Reyno de Granada, empezaron a padecerla sus naturales epidémicamente
en el de 60 y desde el de 62 en que fui electo por Médico Titular de Alcalá la
Real duró en esta Ciudad basta el de 64 (1764)”.
[21]AMAR. Actas de Cabildo del veinticuatro de
enero de 1598, donde se refleja el protocolo de asientos en los distintos
lugares de la ermita, la derecha para los miembros del cabildo y el resto para
los otros caballeros.
[22] Año de gran sequía.
[23]
De los pozos de nieve de Valdepeñas dice Madoz (1830): "Como a una legua de distancia de la
población y un poco inclinado hacia el Norte se encuentran dos grandes cerros
divididos por una cañada, denominados la Pandera y los Ventisqueros, en los que
muy cortas temporadas del año, deja de encontrarse alguna parte cubierta de
nieve que se deposita en grandes pozos, y en la estación de calor, surten a
varios pueblos de la provincia”.
[24] AMAR. Acta del cabildo del veintitrés de mayo de
1826.
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