domingo, 24 de julio de 2022

FRANCISCO DE ARANDA, MAESTRO DE ALBAÑILERÍA

 


FRANCISCO DE ARANDA  Y EL CORTIJO  DE FILIQUE 

 Aunque en el estudio de la arquitectura predominan las construcciones artísticas o funcionales donde la piedra como material principal ejerce la exclusividad, la albañilería ocupó un claro espacio que compartió otros materiales, como el yeso, el cemento, la mezcla de cal y arena y variantes de los anteriores. No es extraño que hasta el siglo XVII no se hayan valorado artífices de este tipo de materiales, y se haya reservado este espacio artístico a los maestros de obras de cantería, olvidando alarifes, albañiles, caleros, carpinteros, herreros y otros artesanos.  Especial atención también merecen los albañiles que jugaron un gran papel en la construcción de los edificios particulares y públicos, religiosos y oficiales. Francisco de Aranda, ni fue  hermano del maestro de cantería  Ginés Martínez de Aranda, ni  tuvo por hijo al otro maestro  Juan de Aranda Salazar que se dedicó también a la cantería. Fue maestro de albañilería, aunque en algunas ocasiones se encuentre como maestro de cantería y, por eso, trabaja la extracción de piedras de molino en 1626 para Bartolomé Sillero de Priego  en la Cantera de la Cueva. Por el testamento que  levantó en 1636 ante el escribano murió en el cuarto decenio del siglo XVII, y  podemos reconocer nuevos datos de su familia; vecino del Castillo de Locubín, se encuentra en muchas obras albañilería de lagares, molinos, casas, edificios públicos, cortijos, e, incluso obras hidráulicas.  Fue sepultado en la Iglesia de San Pedro, estaba casado con María Fornos y sus hijos eran Diego, Francisco, Simón, Tomé, Marina, Ana y Elvira (por lo tanto, ninguno era Juan de Aranda Salazar). En 1622, recibió como aprendiz a Pedro Fernández Molina, y le enseño el oficio de albañilería, por 3 años y paga final de 36 ducados.

 

Es muy interesante su producción constructora, para conocer el diseño  de construcción de su época.

HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS

Como maestro de albañilería, a don Alonso de Benavides y Mendoza le construyó el lagar de  viña del pago del propietario en el Portillo, término del Castillo de Locubín a principios del siglo XVII.  Intervino en las obras del Hospital de la Madre de Dios y con  don Pedro de Pineda Lences firmaba el documento como contratista en cuatro de enero de 1618, para  "hacer una esquina, lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una raja que hace desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de Beatriz de Mesa; todo el lienzo de la calle   haciendo la portada hasta lo encrecido que llega a la tapiería". Refleja un tiempo en el que no se olvidaba la piedra , pues  señalaba específicamente las siguientes condiciones para la pared principal, la portada, tabernáculo de la Madre de Dios y escudo de la familia que se encuentra actual en el entorno del ayuntamiento castillero: ·hacer toda la dicha esquina y lienzo de pared con su portada, como está dicho desde el suelo y hasta lo alto que fuere menester, y hasta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner a  la Virgen  a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra llana, y poner un escudo de piedra, que está hecho en el dicho  Hospital, a donde el dicho fuere; toda la parte de la cara de la  calle de buena piedra de cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y enlucido

 

UNA CASA EN FILIQUE

 

 Las salinas de Filique se remontan a la Edad Media. Los tolderos abastecían de  sal a Alcalá la Real y otros núcleos de la Abadía, denominadas con este nombre por el Barranco del Arroyo el Salado situado bajo la Cañada de Filique. Existía un cortijo del Salinero y varios cortijos colindante como recoge el grabado de  Pier María Baldi en su Viaje por España con Cosme de Médicis en 1680, Se  debía pagar a "los Propios" de Alcalá 1210 reales de vellón anuales, ya que eran administradas por el cabildo municipal alcalaíno mediante un toldero o administrador. Abundaron los conflictos con el sitiado de la sal, sobre todo en tiempos de subsistencia. Ilustramos el artículo con el grabado de Baldi, de las Salinas, donde aparecen varias casas y cortijos en las que trabajo Aranda. 

 

Por 1618, llevó a cabo un contrato con Bartolomé Bravo por el que se comprometió a edificar un cuerpo de casa y cortijo  en Filiçar,  para el mes de julio. Nos muestra un cortijo, de  20 varas de largo, unos 17 metros y cuatro de ancho, tres metros y medios, medidas por la parte de adentro por ancho que no por el largo; cuatro varas y media de alto desde la tierra hasta las tejas con sus escaleras, chimenea y solado y un tabique en la cámara con que se partía un aposento. Colocaba su `portada con sus dos puertas de goznes y bastidor y otra puerta ni más ni menos para la cara por la parte que la quisiera poner. Y, siguiendo con su labor constructiva, de nuevo aparece trabajando en 15 de enero de 1626 como albañil y   firmando un nuevo contrato  con el regidor Francisco Jiménez, vecino de Alcalá la Real, de hacer y reedificar un cuerpo de casa y en el mismo  sitio del Filique. La obra se prologó en su finalización hasta el mes de mayo de este año, y consistió en un cuerpo  con las mismas medidas, el canon de los cortijos de esta tierra. También se repetían otros elementos del cortijo; la  zanja de tres cuartas de hondo, escalera, fuego, chimenea, solado y alcatifado, y un tabique en la cámara para separar un aposento. Debía poner la portada con dos puertas y sus goznes en la entrada, otra puerta en la cámara, los materiales corrían a cargo de Aranda y las cerraduras del propietario, así como pagarle  ciento veinte  ducados en reales.

TORRE DE LA CASA DE DON FRANCISCO  ARANDA MEDRANO

En la misma villa del Castillo de Locubín realizó obras en las casas de Fernando de Aranda Medrano, con el que en 1621 se comprometió en "hacer de nuevo el hastial de la torre baja de  las casas principales  en que de presente  vive que cae de cara de las casas de Gonzalo de Arévalo y lo demás que irá declarado por treinta y ocho ducados, los veinte y cuatro ducados que recibe luego de contado y los catorce ducados restantes luego que sean ya acabadas de hacer para obra". Entre las condiciones de la obra  el maestro de albañil se obliga a derribar el hastial hasta sacarlo del fundamento que fuere necesario, y por la esquina de la dicha torre  hasta la cornisa; debía ser sacado de piedra  y de la dicha cornisa hacia arriba debía ir de yeso haciendo los arcos en la forma que estaban hechos, porque se había de derribar  para hacer el hastial y los de nuevo en la forma dicha”. Entre elementos constructivos: se había de sacar el través de la dicha pared hasta las ventanillas, de piedra desde el fundamento hasta las ventanillas y hasta donde estaba señalado; la sala principal de las dichas casas con ventanas a la calle y  una chimenea buena y bien acabada en testero de la dicha sala. El modo de colocar la piedra había de ser acuchillada  en la pared y en el hastial  a costa de Francisco de Aranda que se comprometía a acabar la obra vista de maestros oficiales; don Fernando se comprometía proporcionar todos los materiales a pie de obra, desencobrar y limpiar los que se cayere. Como esta casa, su diseñó en otras como la de  juan López de Pareja, situada en la calle Real, donde levantó un cuerpo y bodega en un solar que poesía Juan López. y costó 80 ducados en enero de 1622.

Muy importante fue su intervención en la ingeniería hidráulica.

 LA PRESA DEL NOGUERAL

 

Extrajeron la piedra los canteros castilleros Juan Rodríguez y Damián López. Se comprometió al principio Juan Roldan, maestro de Alcalá la Real. Posteriormente, Francisco de Aranda, lo hizo para hacer el resto la presa del Nogueral en 1623), que  pertenecía  don Pedro de Carvajal y Aranda, vecino de Granada, ya que debía encauzar las aguas, porque  poseía un molino al lado y una finca de riego, que  se encontraba en el entorno de la Isla del río. Fue una obra de ingeniería que todavía  denomina este lugar, y  una sociedad de regantes.

Muchas obras fueron las intervenciones de este maestro de  albañilería en ermitas, templos, molinos, casas y cortijos del Castillo de Locubín.


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