Aunque en el estudio de la arquitectura predominan las construcciones
artísticas o funcionales donde la piedra como material principal ejerce la
exclusividad, la albañilería ocupó un claro espacio que compartió otros
materiales, como el yeso, el cemento, la mezcla de cal y arena y variantes de
los anteriores. No es extraño que hasta el siglo XVII no se hayan valorado
artífices de este tipo de materiales, y se haya reservado este espacio
artístico a los maestros de obras de cantería, olvidando alarifes, albañiles,
caleros, carpinteros, herreros y otros artesanos. Especial atención
también merecen los albañiles que jugaron un gran papel en la construcción de
los edificios particulares y públicos, religiosos y oficiales. Francisco de
Aranda, ni fue hermano del maestro de cantería Ginés Martínez de
Aranda, ni tuvo por hijo al otro maestro Juan de Aranda Salazar que
se dedicó también a la cantería. Fue maestro de albañilería, aunque en algunas
ocasiones se encuentre como maestro de cantería y, por eso, trabaja la
extracción de piedras de molino en 1626 para Bartolomé Sillero de Priego
en la Cantera de la Cueva. Por el testamento que levantó en 1636
ante el escribano murió en el cuarto decenio del siglo XVII, y podemos
reconocer nuevos datos de su familia; vecino del Castillo de Locubín, se
encuentra en muchas obras albañilería de lagares, molinos, casas, edificios
públicos, cortijos, e, incluso obras hidráulicas. Fue sepultado en la
Iglesia de San Pedro, estaba casado con María Fornos y sus hijos eran Diego,
Francisco, Simón, Tomé, Marina, Ana y Elvira (por lo tanto, ninguno era Juan de
Aranda Salazar). En 1622, recibió como aprendiz a Pedro Fernández Molina, y le
enseño el oficio de albañilería, por 3 años y paga final de 36 ducados.
Es muy interesante su producción constructora, para conocer el diseño de construcción de su época.
HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS
Como maestro de albañilería, a don
Alonso de Benavides y Mendoza le construyó el lagar de viña del pago del
propietario en el Portillo, término del Castillo de Locubín a principios del
siglo XVII. Intervino en las obras del
Hospital de la Madre de Dios y con don Pedro de Pineda Lences firmaba
el documento como contratista en cuatro de enero de 1618, para "hacer
una esquina, lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una
raja que hace desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de
Beatriz de Mesa; todo el lienzo de la calle haciendo la portada hasta
lo encrecido que llega a la tapiería". Refleja un tiempo en el que no se
olvidaba la piedra , pues señalaba específicamente las siguientes
condiciones para la pared principal, la portada, tabernáculo de la Madre de
Dios y escudo de la familia que se encuentra actual en el entorno del
ayuntamiento castillero: ·hacer toda la dicha esquina y lienzo de pared con
su portada, como está dicho desde el suelo y hasta lo alto que fuere menester,
y hasta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner a la
Virgen a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra llana, y poner
un escudo de piedra, que está hecho en el dicho Hospital, a donde el
dicho fuere; toda la parte de la cara de la calle de buena piedra de
cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y enlucido
UNA CASA EN FILIQUE
Las salinas de Filique se remontan a la Edad Media. Los
tolderos abastecían de sal a Alcalá la
Real y otros núcleos de la Abadía, denominadas con este nombre por el Barranco
del Arroyo el Salado situado bajo la Cañada de Filique. Existía un cortijo del
Salinero y varios cortijos colindante como recoge el grabado de Pier María Baldi en su Viaje por España con
Cosme de Médicis en 1680, Se debía pagar
a "los Propios" de Alcalá 1210 reales de vellón anuales, ya
que eran administradas por el cabildo municipal alcalaíno mediante un toldero o
administrador. Abundaron los conflictos con el sitiado de la sal, sobre todo en
tiempos de subsistencia. Ilustramos el artículo con el grabado de Baldi, de las
Salinas, donde aparecen varias casas y cortijos en las que trabajo
Aranda.
Por 1618, llevó a cabo un contrato con Bartolomé Bravo por el que se
comprometió a edificar un cuerpo de casa y cortijo en Filiçar, para
el mes de julio. Nos muestra un cortijo, de 20 varas de largo, unos 17 metros y cuatro de
ancho, tres metros y medios, medidas por la parte de adentro por ancho que no
por el largo; cuatro varas y media de alto desde la tierra hasta las tejas con
sus escaleras, chimenea y solado y un tabique en la cámara con que se partía un
aposento. Colocaba su `portada con sus dos puertas de goznes y bastidor y otra
puerta ni más ni menos para la cara por la parte que la quisiera poner. Y,
siguiendo con su labor constructiva, de nuevo aparece trabajando en 15 de enero
de 1626 como albañil y firmando un nuevo contrato con el
regidor Francisco Jiménez, vecino de Alcalá la Real, de hacer y reedificar un
cuerpo de casa y en el mismo sitio del
Filique. La obra se prologó en su finalización hasta el mes de mayo de este año,
y consistió en un cuerpo con las mismas
medidas, el canon de los cortijos de esta tierra. También se repetían otros
elementos del cortijo; la zanja de tres
cuartas de hondo, escalera, fuego, chimenea, solado y alcatifado, y un tabique
en la cámara para separar un aposento. Debía poner la portada con dos puertas y
sus goznes en la entrada, otra puerta en la cámara, los materiales corrían a
cargo de Aranda y las cerraduras del propietario, así como pagarle ciento
veinte ducados en reales.
TORRE DE LA CASA DE DON FRANCISCO ARANDA MEDRANO
En la misma villa del Castillo de Locubín realizó obras en las casas de
Fernando de Aranda Medrano, con el que en 1621 se comprometió en "hacer de
nuevo el hastial de la torre baja de las casas principales en que
de presente vive que cae de cara de las casas de Gonzalo de Arévalo y lo
demás que irá declarado por treinta y ocho ducados, los veinte y cuatro ducados
que recibe luego de contado y los catorce ducados restantes luego que sean ya
acabadas de hacer para obra". Entre las condiciones de la obra el
maestro de albañil se obliga a derribar el hastial hasta sacarlo del fundamento
que fuere necesario, y por la esquina de la dicha torre hasta la cornisa;
debía ser sacado de piedra y de la dicha cornisa hacia arriba debía ir de
yeso haciendo los arcos en la forma que estaban hechos, porque se había de
derribar para hacer el hastial y los de nuevo en la forma dicha”. Entre
elementos constructivos: se había de sacar el través de la dicha pared hasta las
ventanillas, de piedra desde el fundamento hasta las ventanillas y hasta donde
estaba señalado; la sala principal de las dichas casas con ventanas a la calle
y una chimenea buena y bien acabada en
testero de la dicha sala. El modo de colocar la piedra había de ser
acuchillada en la pared y en el hastial a costa de Francisco de
Aranda que se comprometía a acabar la obra vista de maestros oficiales; don
Fernando se comprometía proporcionar todos los materiales a pie de obra,
desencobrar y limpiar los que se cayere. Como esta casa, su diseñó en otras
como la de juan López de Pareja, situada
en la calle Real, donde levantó un cuerpo y bodega en un solar que poesía Juan
López. y costó 80 ducados en enero de 1622.
Muy importante fue su intervención en la ingeniería hidráulica.
LA PRESA DEL NOGUERAL
Extrajeron la piedra los canteros castilleros Juan Rodríguez y Damián
López. Se comprometió al principio Juan Roldan, maestro de Alcalá la Real.
Posteriormente, Francisco de Aranda, lo hizo para hacer el resto la presa del
Nogueral en 1623), que pertenecía
don Pedro de Carvajal y Aranda, vecino de Granada, ya que debía encauzar las
aguas, porque poseía un molino al lado y
una finca de riego, que se encontraba en
el entorno de la Isla del río. Fue una obra de ingeniería que todavía denomina este lugar, y una sociedad de regantes.
Muchas obras fueron las intervenciones de este maestro de albañilería en ermitas, templos, molinos,
casas y cortijos del Castillo de Locubín.
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