"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
No es tipo constructivo privativo de
las tierras mediterráneas, sino que se manifiesta de muchas formas, diversos
materiales, techumbres y cubiertas, tipos de piedras, extensión al largo de
muchas civilizaciones y pueblos del mundo. En la Sierra Sur, estas
construcciones curiosamente se encuentran relacionadas con el mundo agrícola, y,
aunque hay muchas comarcas de Jaén con la presencia de este tipo de construcción,
destacan y todavía mantienen su presencia en la Sierra Sur dentro de una zona
reconocida por los estudiosos como la de las sierras Subbéticas, hasta tal
punto que en la provincia cercana se les considera parte esencial de su paisaje
dentro la mención de Geo parque reconocida por la Unesco en 2006. Por doquier
de las sierras de la comarca meridional de Jaén, se encuentran bancales para conquistar el monte roturado y convertido
en tierra de sembradura a lo largo de los repartimientos que se remontan a
tiempos del Rey Alfonso XI, le siguieron los Reyes Católicos y los Austria y
Borbones para conseguir arbitrios y
cubrir sus empresas exteriores; no faltan las terrazas para salvar alturas y
servir de asentamientos de arbolados como el almendro o los árboles frutales en
entornos rocosos, como los Tajos de
Charilla o la zona de la Nava y Camuña del Castillo de Locubín, antiguos
rincones de viñas y linderos entre las
rozas de las antiguas peonías y hazas de las tierras de los descendientes de
los primeros vecinos de la conquista; también se mantienen muchas eras, claro
testigo de un recinto agrícola, a veces aislada en los promontorios llanos de
una tierra de labor o junto a los
cortijos de teja o retama, otras donde
se transformaban las mieses barcinadas en los productos realísticos y de
consumo a través de la trilla, aventeo, cribado y envasado; no eran extraños, y
todavía por estos lares, se conservan los chozones que responde a las chabolas
atlánticas que protegían a los viñedos y a las extensas labores de los
latifundios o concentración de parcelas en forma de partidos de campos; en
torno a los pozos de piedra seca, los poceros
de la comarca abacial conseguían el receptáculos para
permitir el riego en las hortalizas; y no se pueden olvidar los tapiales para
convertir las cuevas en viviendas trogloditas en las zonas de Tajos horadados, sin pasar por alto, el empleo de tapial de
asentamiento en las calzadas de
los caminos, veredas, senderos, sendas, y
escalinatas para acceso a alturas cultivables o de vivienda humana.
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