EN LA SEMANA DEL JAÉN . LA PIEDRA SECA EN LOS `PUEBLOS DE LA SIERRA SUR DE JAÉN (I)

Recientemente
se han puesto en valor los estudios de la arquitectura en piedra en seco. Es
fruto de la preocupación del Comité de Salvaguarda de la Patrimonio Cultural Inmaterial
perteneciente a la Unesco, y del que, en el último trimestre de 2018, se ha
hecho eco en la Consejería de Educación y Cultura de la Junta Andalucía con la promulgación
de un decreto de la catalogación de todos los inmuebles en piedra seca, y la
`promoción de la recuperación, mantenimiento, conservación y protección de esta
arquitectura de la piedra en seco. Es evidente que este recurso constructivo se
remonta los tiempos prehistóricos y se ha utilizado hasta muy recientemente
para mejorar el aprovechamiento agrícola de las zonas montañosas. Y Este es el
caso de la mayoría de las comarcas de la provincia de Jaén, donde esta técnica
de construcción se plasma en fomentar la mejora de los terrenos de cultivo
agrícola y de la ganadería, al mismo tiempo que contribuyen a fomentar el
hábitat humano en las zonas rurales, por medio de las terrazas, muros de
contención, eras, pozos, linderos y cercas. Muy frecuente fueron las viviendas
que permitían refugiarse de las inclemencias del tiempo, guardar los ganados en
los apriscos y rediles o proteger los aperos de labranza, e, incluso, vivir en
formas de auténticas construcciones habitables, en tiempos de cosecha, siembra
o labranza o de caza.
No es tipo constructivo privativo de
las tierras mediterráneas, sino que se manifiesta de muchas formas, diversos
materiales, techumbres y cubiertas, tipos de piedras, extensión al largo de
muchas civilizaciones y pueblos del mundo. En la Sierra Sur, estas
construcciones curiosamente se encuentran relacionadas con el mundo agrícola, y,
aunque hay muchas comarcas de Jaén con la presencia de este tipo de construcción,
destacan y todavía mantienen su presencia en la Sierra Sur dentro de una zona
reconocida por los estudiosos como la de las sierras Subbéticas, hasta tal
punto que en la provincia cercana se les considera parte esencial de su paisaje
dentro la mención de Geo parque reconocida por la Unesco en 2006. Por doquier
de las sierras de la comarca meridional de Jaén, se encuentran bancales para conquistar el monte roturado y convertido
en tierra de sembradura a lo largo de los repartimientos que se remontan a
tiempos del Rey Alfonso XI, le siguieron los Reyes Católicos y los Austria y
Borbones para conseguir arbitrios y
cubrir sus empresas exteriores; no faltan las terrazas para salvar alturas y
servir de asentamientos de arbolados como el almendro o los árboles frutales en
entornos rocosos, como los Tajos de
Charilla o la zona de la Nava y Camuña del Castillo de Locubín, antiguos
rincones de viñas y linderos entre las
rozas de las antiguas peonías y hazas de las tierras de los descendientes de
los primeros vecinos de la conquista; también se mantienen muchas eras, claro
testigo de un recinto agrícola, a veces aislada en los promontorios llanos de
una tierra de labor o junto a los
cortijos de teja o retama, otras donde
se transformaban las mieses barcinadas en los productos realísticos y de
consumo a través de la trilla, aventeo, cribado y envasado; no eran extraños, y
todavía por estos lares, se conservan los chozones que responde a las chabolas
atlánticas que protegían a los viñedos y a las extensas labores de los
latifundios o concentración de parcelas en forma de partidos de campos; en
torno a los pozos de piedra seca, los poceros
de la comarca abacial conseguían el receptáculos para
permitir el riego en las hortalizas; y no se pueden olvidar los tapiales para
convertir las cuevas en viviendas trogloditas en las zonas de Tajos horadados, sin pasar por alto, el empleo de tapial de
asentamiento en las calzadas de
los caminos, veredas, senderos, sendas, y
escalinatas para acceso a alturas cultivables o de vivienda humana.
Hoy,
se defiende con gran entusiasmo la España Vacía, en la que muchos de estos
hombres favorecieron el desarrollo sostenible en estos espacios naturales,
donde se garantizaba su hábitat y se conseguía el equilibrio entre
productividad y sostenibilidad, Y en ella jugaba un papel fundamental la
arquitectura de la piedra seca. Como refiere la Guía Práctica de los Guíos
Medioambientales de la Junta de Andalucía: “En
definitiva, la piedra seca muestra la manera en la que el hombre inventa una
técnica que le permite cubrir sus necesidades con aquellos recursos de los que
dispone en su entorno más inmediato. Todos estos valores naturales y culturales
son los que deben perdurar en el tiempo, los que deben ser transmitidos a las
nuevas generaciones, los que permitan conservar estas construcciones tan
ligadas a la evolución del hombre y los que potencien una mentalidad ecológica
en la población a partir de estrategias de educación ambiental basadas en las
construcciones en piedra seca. (…) Seguramente en visitas a nuestros pueblos
recorramos calles empedradas, en los recorridos de senderismo dejemos a los
márgenes linderos, cercados o cualquier otro tipo de construcción en piedra,
sin reconocer el enorme valor etnológico que nos dejaron nuestros antepasados).
Muchos testigos de esta arquitectura se conservan en la provincia de Jaén,
incluso la reutilización de la arquitectura en desuso para construcciones de
piedra seca, son capítulos que nos descubrirán un nuevo horizonte del
patrimonio cultural de nuestra tierra.
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