EL SALINERO DEL CASTILLO DE LOCUBÍN
A
través del testamento de Catalina de López, mujer de Luís de
Torres, ante el escribano Lope de la Guardia en primero de
noviembre 1546, siendo testigos y testamentarios su marido y
Cristóbal Ruiz Cortecero en la villa del Castillo, se puede deducir lo siguiente:
-Que el castillero Luís de Torres era salinero, lo que pone de manifiesto que ya
estaban en producción las Salinas de Filique en Castillo de Locubín.
Este oficio era muy
duro y se remonta al túnel de los tiempos; aunque a veces tuvieron
muchas ganancias, otras vino den decadencia; hoy día este oficio
está casi desparecido. Tan
sólo hay restos y presencia arqueológica de las salinas de las
Grageras y contemplamos algunas huellas de las de Filique. Es verdad
que hasta mediados del siglo XX en las salinas delas Grageras, se
producción artesanalmente, pero, como aconteció con los pueblos
antiguos este oficio de salinero se hacía poco atractivo por las
extremas condiciones humedad y calor, a lo que hay que añadir el
desnivel del terreno en estos lugares alejados de los centros
urbanos. A partir del medievo con frecuencia las élites controlaron
la producción de la sal y los propios cabildos, e , incluso se
vieron obligados a ser una concesión real dentro del arbitrismo. Los
tolderos se encargaban de su produccción como arrendatarios y
sometían a trabajos inhumanos a los sufridos salineros, también
dieron lugar a revueltas por el precio de la sal como aconteció en
la Alcalá de mediados del siglo XVII. Este modelo se mantuvo hasta
el siglo XIX, cuyas salinas y toldos se abastecieron de otras salinas
distintas de las de Filique y Rábita. Como
decía Damiel Martínez Castizo en Diario 16 “Este
modelo de control y gestión se hará extensible por todo el mundo
hasta mediados de siglo XX, momento en el que el sistema de
explotación sufrirá una mecanización que reducirá
considerablemente la mano de obra empleada y dejará en negocio en un
reducido número de multinacionales. Dicho lo cual, y hasta que tuvo
lugar el citado proceso, las principales fuerzas que hicieron
funcionar las salinas fueron las del ser humano y algún que otro
animal de tiro.Por
lo que se percibe por los grabados y en los restos de las actuales
salinas, su estructura
se
remonta a tiempos de los musulmanes desde el siglo VIII,
Se
observa pequeños recuadros o estanques y canales en forma
decircuito desde la fuenta que emanael agua salada, que
vadeiscurriendode forma tranquila hasta alca¡nzar el gradiente
adecuado para la criustalización. La anchura, profundidad y
progresiva reduccion de amabas dimension dan lugar a decantación y
concentración de los canales y estanques se van reduciendo
paulatinamente para dar lugar, de forma natural, a un proceso de
decantación y concentración. El salinero se encargaba de reparar
los muros a causas de lluvias y temporales con carretillas y
espuertas cargadas de barro, piedras y ramajes para aplicar en los
puntos débiles y poder consolidarlos; de asegurar el suelo de
las eras con argamasa natural o artificial; de afianzar las
compuertas, pozos y norias; y de tener dispuesta la caseta de las
salinas con las habitaciones y suministros del cortijo para acoger a
los trabajadores durante la campaña.Solían ser cuatro
o cinco cosechas entre los meses de mayo y octubre.
Como
dice Martinez Castizo “La capacidad y experiencia del
maestro salinero se antojaba fundamental para conocer la
concentración aproximada del agua y proceder, en cada fase, a su
desplazamiento para su precipitación porque, el llevar la salmuera
con el mayor gradiente posible a las eras o cristalizadores, era
determinante a la hora de obtener mucha sal en poco tiempo. Por ello,
un buen maestro marcaba las diferencias entre una salina eficiente
–donde las cosechas eran rápidas y puntuales–, y aquellas otras
donde las expectativas productivas siempre quedaban por debajo.En
ese sentido, el mayor trasiego tenía lugar en los cristalizadores.
En este espacio el salinero debía mover el agua para eliminar la
fina capa que durante días se forman en la superficie, las conocidas
escamas de sal, que limitan la acción de la radiación solar y el
viento. A ello se unía el necesario movimiento de las aguas para
aumentar su gradiente hasta precipitar. Esta actividad tenía lugar
bajo un sol radiante y su monótono movimiento con palas y rastrillos
provocaba dolores de espalda, cintura y brazos.Una
vez había cuajado la salmuera, cuestión esta que suele ocurrir de
media cada 20 días, los salineros debían proceder a su retirada
para comenzar con otra cosecha. Este procedimiento necesitaba de una
mayor mano de obra, pues primero se debían romper la torta de sal,
agrupar y, posteriormente, retirar. De nuevo era necesario emplear
rastrillos y palas para apartarla de la era y dejarla secar en el
pasillo durante unos días (según clima), para recoger cientos de
kilos en espuertas, carretillas o mulas y llevarlos hacia el alfolí
o almacén.
-Que
era Hija de Mari López, a la que le deja como herencia varias ropas
como faldetas, faldellín y sayuelo.-Hizo
varias mandas de misas (tres por el alma de su suegro, trece por
alma, otras dos por
las ánimas del Purgatorio, cuatro misas por su padre). Y el
acompañamiento desde su casa con los beneficiado, clérigos y curas,
que se hallaren en la villa del Castillo
para ser enterrado en la iglesia de San Pedro,donde se decía una
misa de requiem.-Se
constata la presencia de la cofradía de la Santa Caridad en el
Castillo de Locubín, así como existía en Alcalá la Real, lo que se
deduce que también ya existía un hospital de la Caridad. Y con una
misma obligación o deber de acompañar con su cruz y cera a la
fallecida por ser cofrade de ella.
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