DE LAS SERPIENTES DE VERANO A LAS FAKE NEWS

En el mundo de la comunicación,
siempre han existido cambios importantes y novedades que están consonancia con
el tipo de sociedad, a la que se quiere dirigir su menasje. Hace unos años se puso de moda
las serpientes de verano. Y lo curioso resultaba que no era una forma de
comunicación nacional, sino que alcanzaba los rincones más recónditos por la
potencia comunicativa de algunos medios como los canales televisivos. Se
aprovechaba el momento estival, tan ausente de noticias significativas, para
infiltrarse en los diversos canales, y, sobre todo en los diarios (ahora
digitales y con periodistas que han nacido como las setas por eso del
periodismo ciudadano y el periodismo cero) para atosigarnos con el culebrón de verano,
que no era sino una referencia a noticias irrelevantes o sorprendentes que se
esparcían en la estación estival. El monstruo
del Lago Ness, como si fuera el lagarto de Jaén, invadía los espacios
comunicativos sorprendiendo a diestro y siniestro. Y, aunque debían llamarse
tormentas de verano por su aparición guadiana, estas noticias no llegaron sino
rellenar las columnas de le los diarios, y a lo más se han vulgarizado con el
uso de las redes sociales. Su carácter
irrelevante radicaba por entroncarse en los campos criptozológicos con la aparición de monstruos
del Pleolítico, con los descubrimientos de tesoros orientales (en nuestra ciudad, coronas
y cetros de los príncipes árabes por doquier), o con grafitis epigráficos con
reminiscencias de la Alcalá musulmana, y, misterios parapsicológicos ligados
con el santerismo de la Sierra Sur. Estas serpientes de verano sorprendían y
sorprenden, pero no llega la sangre al río.
Pero, desde que nos invadió el periodismo amarillo y el
producto pseudoperiodístico, nos vemos acosados diariamente por un nuevo
fenómeno de comunicación, que invade desde las redes más cercanas (Wasatch, Facebook,
twitter…) hasta las cadenas televisivas más universales. Atañe a las malas
práctica de la desinformación deliberada mediante el engaño a través de los
portales de noticias en las agencias, prensa escrito, radiotelevisión y en las
mismas redes sociales. Ya no sacan a exposición pública un ovni que amerizó en
los Llanos, sino que se tocan las fibras sensibles del receptor de noticias, mediante la simulación de la verdad. Y se hace con el fin de inducir a error
para hacernos creernos que toda la sociedad se encuentra en la máxima desasistencia
sanitaria ( es una maniobra muy extendida). Tampoco, hay reparo en manipular las decisiones personales
presentando como negativo el primer argumento de una orden bien justificada. Y,
lo que más abunda, en medio de un lenguaje soez, barriobajero e ineducado, porque
no se siente rubor en desprestigiar o enaltecer a instituciones, entidades o
personas públicas. Parece como si el objetivo fuera derribar las torres por muy
altas que sean.
Es verdad que la caricatura siempre ha sido
una deformación artística, pero con clase y en un medio satírico. Pues, en estos tiempos, se cae en el
chabacanismo, de modo que el insulto predomina por todos los rincones para
atacar al más pintado. Se aplaude para ridiculizar. Se difunde para promover el
odio. Se convierten estas falsas
noticias en un modo de obtener ganancias sino lucrativas, al menos políticas o
sociológicas.
Ya hemos tratado, en otras ocasiones, sobre el fenómeno de la
posverdad, donde se encuadra este periodismo nefasto de las fake news, las
noticias falsas. Y lo triste es que estas noticias se presentan como si fueran
reales, y, amenazan al periodismo serio, e, incluso a la veracidad de la
comunicación colectiva. Engendran la duda por doquier, parecen cumplir con el
mal sentido de su interpretación aquel refrán de “Ladran. pero cabalgamos”. Si bien, siempre, el poder fue propenso a
esta práctica, nunca se alcanzó una rapidez y una difusión tan extensas como se
desarrolla en la actualidad. Cuestionan hasta la el más pintado, y hasta los
medios más independientes o profesionales. Un día, se hace una cadena o un
meme, en el que se cuestiona la pobreza de los emigrantes y el derroche de
estos excluidos con el desprendimiento del ropaje de una ONG en cubos de
basura. Otro día, se invade al personal con carteladas de frases agresivas
contra una persona sin reparo alguno. Qué importa que destruyamos la credibilidad de
una entidad o la honradez de una persona. Lo importante es conseguir que
ocupamos el primer rango de prestigio social y político.
Lo malo de todo esto radica que
existen muchos difusores de fake news en todos los lugares, estratos, grupos y
partidos de la sociedad. No es de extrañar que, por estas fechas, difundan que
la piscina está cerrrada por la nimiedad más increíble o el exceso de aforo. O, que en
la ciudad fortificada de la Mota, se ha encontrado un pasadizo que atraviesa
desde la torre de la Cárcel al pasaje de la Mina. Y la más curiosa y sorpendente ha sido el que una
labor meritoria que consiste en salvar, de los deterioros de la dejadez del
tiempo pasado, el mosaico de Martínez
Montañés, , se transforme en una fake news de destrozos. Y, sin embargo, se ha realizado por un buen profesional a iniciativa
del ayuntamiento alcalaíno con motivo del 450 Aniversario de su Nacimiento. Simplemente ha consistido en una simple
extracción técnica de la obra con las máximas garantías para su mayor esplendor
futuro y conservación. Lo que es una labor de mantenimiento, salvación y
engrandecimiento del patrimonio local se transforma y deforma por unos seres
malévolos y malintencionados en una mala obra. Que los perdone el dios de la
madera. Pero, más peligroso es inventar una noticia falsa de derechos o servicios
básicos. Y, esto abunda como los hongos.

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