EN EL JAÉN, MI OBITUARIO A COMPAÑERA Y VOLUNTARIA PURIFICACIÓN MOLINA

PURIFICACIÓN MOLINAHoy, domingo recojo y
releo la hoja del antiguo grupo Gálatas, y no sé por qué me viene a la mente la
reunión del próximo martes dieciséis de enero en los bajos de la parroquia del
Salvador. Parece que la estoy reviviendo
y, sin embargo, si echo la vista atrás, se ven sus huellas que nunca se
vuelven a pisar. Escucho la voz de Puri
Molina, creando el ambiente de aquel recinto de bondad y generosidad. Todos los
intentábamos, pero tú nos acercabas con mayor candor y espíritu cálido las
palabras del domingo siguiente. No era una clase de literatura o de lengua española
más, era la recitación perfecta, leer en voz alta dirían los latinos, de hacernos vivir aquellas palabras de la Buena
Nueva. Parecía que te iluminaba el aliento machadiano, al que tanto admirabas:
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya. / Y si la vida es larga y el
arte es un juguete. /Y si la vida es corta/ y no llega la mar a tu galera, /
aguarda sin partir y siempre espera/que el arte es largo y, además, no
importa.//.
Me fijo en estos versos y me imagino a nuestra compañera del grupo de
Cáritas leyéndolos: Resuene
como un torrente, /en pueblos, montes y valles, la fuerza de la Palabra, y el
fuego de tu mensaje. /Sigue empapando la tierra, / del alma, que en ti renace,
/Llegue a los hombres tu Reino/con el clamor de tu sangre. /Alza la voz,
Nazareno: / que no te lo impida nadie. //. Y todos los miembros de aquel cónclave de amor se hacen presentes y manifiestan la satisfacción por la belleza y la empathía
con que nos transmites el mensaje que te caló y te movió durante muchos años de
nuestra convivencia compartida en entregar la generosidad a muchas personas que
se convirtieron en una nueva familia ampliada. Muchas horas dedicadas a los
demás y muchos panes y peces repartidos
por tus manos dedicadas en la labor
matutina de los despachos, en la visita
al hermano excluido para incluirlo en el mismo redil del reino para todos,
y en muchas campañas de recoger los
alimentos básicos. Nunca decías que NO, ni te negabas, siempre estabas dispuesta abatir el
desaliento, a ser útil a los demás, a evitar el mal humor y las ingratitudes
del destino, a manifestar la paz y el optimismo como guías
de la vida y a publicar que la cosa más
bella era el amor. Y, por encima de
todos, Dios. Vencías todo para mostrar tu rostro humilde en todo tipo de actos y las campañas del
Banco de Alimentos, y te sentías
orgullosa de vencer el miedo y el desaliento para recoger las muestras de amor
en los lugares de recogida. Y te acompañaba siempre Ricardo, y transmitiste
esta opción por los más desvalidos a tus hijos. ¡Cómo te hemos echado de menos
en esta Navidad! Revivimos aquellos años de que te ofrecías, y cundía el
ejemplo de tus hijos, a llevar la cena
y reanimar a los alojados en sitios inhumanos. Y reviven,
durante estos días, tu familia, tus alumnos y tus compañeros del Instituto
Alfonso XI esa noria de bondad y generosidad que movía y repartía cangilones de acciones amor y de
enseñanza. No nos extraña estas bellas
palabras de Rafa Vera sobre tu maestría, inteligencia y dominio docente: “La pérdida de una maestra no es una
pérdida, son muchas. Pena egoísta me da que no le pueda enseñar a mis hijas lo
mismo que yo pude aprender de ella”. O las de otra
compañera de enseñanza como Loli
Muñoz que la calificaba como excelente
compañera, profesora y amiga. Y, me quedo con estos versos de la elegía que le
dedicó Nono Vázquez: Con pena pondré a tu
pizarra un velo, /que no borre el trazo, tu tiza blanca/y maestra, de versos
será tu duelo, /que yo cumpliré en la oxidada banca/del verbo, del sujeto y
sustantivo…/Que no es muerte tu muerte, / que es palanca del amor a las letras
de este vivo. /. Y recojo de nuevo la hojita de nuestro encuentro y te la
entrego para que nos leas estas palabras de la Jornada Mundial del Migrante y
Refugiado. Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados.
Sin darme cuenta, me resuenan este dicho machadiano que de sobra es reconocido
por todos: A las palabras de amor/ les sienta bien/ un poquito de exageración”.
Ob tua bene merita.

Gracias...Un abrazo enorme
ResponderEliminar