
Junto a los jornaleros, los pobres de solemnidad como Francisco del Castillo, de edad de 84 años con un hijo jornaleros y una hija ( 783).
Las mujeres solas también vivían en esta calle. Por ser viudas como Gabriela Peñalver((788) o con dios hijas como Inés De Extremera y poseía dos lechones para alimentación (790) ; o soltera Isabel Ana Castellano que mantenía a dos sobrinas (789)
Sin olvidar el ramo de pegujareros. Francisco Valentín Hinojosa es un a persona típica con un hijo de 18 año que trabajaba al jornal y dos hijas para mantener .Lo hacía con dos fincas de tierras arrendadas en la Acamuña: una de cuatro fanegas ( una de viña y el resto de secano de trigo y cebada), que pertenecían a la capellanía del presbítero don Juan Eusebio de Sevilla y le rentaban 50 reales.; la otra de dos fanegas de secano de sembradura de tercera calidad , propia de la capellanía de don Joaquín de Cisneros que le resultaban 20 reales; se ayudaba una jumenta para el transporte. Otro pujarero Francisco Cano del Sol ( 778), con tres hijos menores y una hija disponía de casa en esta calle, lindero con Pedro Ruiz Castellano y, por la baja, con Diego Granadino, estaba constituida con portal cocina en alto cuarto segundo principal, cámaras y corral. de seis varas de frente y siete de fondo. Debía pagar cuatro reales por una memoria de misas en la iglesia del Hospital del Dulce Nombre de Jesús. poseía cinco fanegas de tierra de secano en Charilla, gravada con una memoria de 3 misas del convento trinitario, Producían dos fanegas de poca calidad habas trigo y garbanzos cada dos años de cinco; y las segunda calidad en cinco años tres de cebada y trigo. Lindera con tierras de la religiosa trinitaria María Rita,Marqués de Sevilla (O), el cura Gápàr de Jérez (N) y Manuel Jiménez (S)
Una cardadora |
En la construcción destacaban dos maestros de albañil. Feliz Méndez (773), con un hijo e hija menores de edad en un tiempo que la piedra solo quedaba reservada para las fachadas o portadas de las casas y algunos establecimientos o edificios públicos. y había que complementarse con tierras de labor como acontecía a este albañil con una fanega y seis celemines de tierra en la Fuente del Conejo, que producían trigo y cebada y lindaban con muchas tierras agregadas a memorias eclesiásticas ( al este con las de Bartolomé Moreno, a oeste a las de las monjas trinitarias, al norte con las de la ermita de San Blas y al sur la viuda de Diego Zamora. Y no era de extrañar que su finca se cargaban tres misas rezadas en el parroquial de Santo Domingo de Silos. Francisco de Mesa (775), también maestro que iniciaba la saga de los Mesa que actualmente pervivieron hasta el siglo XXI. Este con dos hijos menores y seis hijas, también poseía de complemento una viña arrendada de nueve celemines en la Ladera de Montefrío, propiedad del presbítero Juan Agustín Núñez y pagaba siete reales.

También se le llamaba cardador o colchonero al profesional en muchas ocasiones ambulante, al que se le entregaban los colchones cuando la lana que contenían se había apelmazado debido al uso. Procedía a descoser el colchón, sacar la lana y mediante un peine especial la cardaba o peinaba repetidamente hasta conseguir que las fibras se separaran y la lana adquiriera una textura sedosa y blanda.
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